Jujuy deja al desnudo el modelo de transición energética del norte de Argentina: apropiación y destrucción de territorios, desposesión de poblaciones, neoextractivismo, deuda ecológica. Mientras el pueblo jujeño - como dice el músico Juan Falú - da lecciones de lucha y dignidad a todo el país, defendiendo la vida con la vida; el gobierno racista y nepotista de Gerardo Morales sigue jugando para intereses neocoloniales.
La reforma constitucional aprobada a espaldas del pueblo y con una brutal represión cercena el derecho de protesta, restringe libertades, criminaliza a manifestantes y le da impunidad a aquellas empresas extranjeras que desalojan a las comunidades originarias para llevarse sus materias primas, subfacturando y dejando tierra arrasada.
En estos últimos meses, el tema litio estuvo en el centro de la escena desde distintas aristas, y todas están relacionadas. Por un lado, en abril, con la misma desvergüenza de Donald Trump, quien hace días habló de la oportunidad que perdió Estados Unidos de saquear el petróleo de una Venezuela a punto de colapsar al confesar que “todo ese petróleo hubiese sido nuestro”; la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson expuso sin filtros los intereses de la potencia del Norte en el petróleo, el agua dulce y el litio de Argentina.
En una comunicación por video para un evento del Atlantic Council, think tank de la OTAN, la enviada de Estados Unidos apuntó la mira hacia los recursos naturales del país y confesó que buscan bloquear los acuerdos de cooperación entre Argentina y China, no solo en materia nuclear. En su segunda visita en menos de un año, se reunió con los embajadores de Estados Unidos en Chile y Argentina, el oficial de estrategia de Livent Corporation y un representante de la empresa Albemarle, para hablar sobre el triángulo del litio ABC (Argentina, Bolivia y Chile).
Litio en Argentina
De los treinta y ocho proyectos mineros de litio que tiene Argentina en diferentes estados de pre-producción, hay tres que producen y exportan carbonato de litio: el proyecto “Fénix”, en el Salar del Hombre Muerto de Catamarca, controlado por la estadounidense Livent Corporation; el proyecto “Sales de Jujuy”, en el Salar de Cauchari-Olaroz de esa provincia, operado por la australiana Allkem asociada con Toyota (Japón) y la estatal jujeña Jemse; y el proyecto “Salar de Cauchari-Olaroz”, controlado por Ganfeng Lithium (China), Lithium Americas (Canadá) y Jemse. La empresa público-privada Jemse (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado) participa con el 8,5 por ciento en los proyectos de Jujuy.
Desde 1993, por la ley 24.196 que sentó las bases para la regulación de la actividad minera en el país, las provincias tienen el control sobre los recursos naturales y la capacidad de regular la minería en sus territorios. Pueden otorgar concesiones mineras, establecer regulaciones específicas, cobrar regalías a las empresas mineras por la extracción de recursos. De este modo, las regulaciones varían entre las provincias. Por ejemplo, en el caso particular del proyecto “Sales de Jujuy”, el porcentaje de regalías es del 3,5 por ciento sobre el valor de la venta del producto extraído.
Dadas las circunstancias, a veces las provincias se pelean entre ellas para ver cuál es más neoliberal, compitiendo por inversiones, proyectos extractivos y la trigésima parte de la torta. Es decir: todo un paradigma de división de un lado y concentración económica del otro. No es la falta de control, si no la fragmentación y la connivencia de las provincias con las mineras en un modelo puramente mercantilista, lo que causa extrema preocupación.
Por otro lado, en mayo del corriente año, la estadounidense Livent anunció su fusión con Allkem, la empresa australiana que opera en Jujuy, para crear un gigante global de litio. En el mismo mes, Livent quedó bajo la lupa de la Justicia y de AFIP por subfacturación millonaria de exportaciones, desperdicio de agua y otros daños ambientales en Catamarca. Los otros proyectos en etapas de pre-factibilidad, evaluación económica, factibilidad, exploración avanzada y construcción, están en manos de otros controlantes de Australia, Canadá, China, Francia, Países Bajos y Reino Unido.
Una posición política
El desarrollo autónomo con bienestar ecosocial, la negociación con socios extranjeros en igualdad de condiciones, las garantías para la transferencia tecnológica, el despliegue de capacidades científicas nacionales, la organización y conducción de la investigación e innovación para agregar valor en toda la cadena, la industrialización del litio, la participación activa de las comunidades indígenas en los proyectos, la licencia social, y la evaluación socioambiental estratégica por parte del Estado Nacional, son fundamentales pero no resultan posibles bajo las condiciones establecidas por una ley que hace treinta años se montó sobre un falso federalismo.
Genera fragmentación del lado público y unión del lado privado, con gigantescas empresas globales que se fusionan para obtener mayores ganancias extraordinarias, y no tienen el mínimo interés en cuidar la tierra y la gente. Por su parte, el gobierno de Jujuy propicia directamente la entrega de territorios ancestrales, tales como los salares de litio y otros enclaves extraordinariamente ricos en recursos estratégicos.
Por último, cabe recordar las causas del golpe de Estado en Bolivia que, en una entrevista a fines de 2019, resume Evo Morales: “Solo quieren la materia prima, esa es su mentalidad. Por una cuestión de mercado, convocamos a socios para industrializar el litio. Se adjudicaron China y Alemania. Estados Unidos quedó afuera, y no nos lo perdonaron. Este es un golpe al litio”.
Del mismo modo que Gerardo Morales, junto a Mauricio Macri, apoyó con inteligencia, logística y armas al golpe de Estado en Bolivia hoy, después de que le salió el tiro por la culata al intentar lavarse la cara con James Cameron, se une y presta ayuda a los enemigos de la Patria, somete parcialmente la Nación al dominio extranjero y menoscaba nuestra independencia e integridad.
Lo que ocurre en Jujuy no es un conflicto aislado. No hay lugar para ninguneos. La lucha del pueblo jujeño es una lucha consciente y valiente, con siglos de resistencia y dignidad en los hombros, por la soberanía de Argentina en todas y cada una de sus fronteras y dimensiones.
*Doctor en física. Profesor en la Universidad Nacional de Córdoba. Investigador de Conicet