Las defensas de los comisarios y subcomisarios imputados por el encubrimiento del crimen de Lucas González pidieron la absolución de todos ellos en una nueva jornada del juicio. El abogado del comisario inspector Daniel Santana, agente de más alto rango entre los acusados, aseguró que él sólo concurrió al lugar en carácter "administrativo" y que "es parte de las autoridades que fueron engañadas" por los agentes de brigada imputados por el homicidio. En el caso del subcomisario de brigadas Roberto Inca, señalado por el principal Héctor Cuevas como quien ordenó plantar el arma de juguete en el auto en que Lucas fue asesinado, su defensor aseguró que el principal "mintió" para "atenuar su responsabilidad".

El alegato de la defensa de Santana estuvo a cargo del abogado Daniel González Stier, quien comenzó su exposición asegurando que el comisario inspector de la Comuna N°4 "no tiene vinculación con los hechos". Sentado junto a él, el propio Santana vestido de traje prestaba atención y comentaba al oído de los integrantes de la defensa. Sus abogados fueron los únicos que, hasta el momento, pidieron que su defendido presenciara el alegato junto a ellos. Al continuar, González Stier afirmó que Santana sólo está enfrentando el juicio porque la intención de la querella "es llegar al jefe de la Policía de la Ciudad". 

El hombre entonces reiteró lo que el comisario inspector ya había declarado en la instrucción: que arribó a Alvarado y Perdriel, la esquina en que la acusación ubica el encubrimiento, porque "tenía una responsabilidad administrativa". El abogado volvió a relatar la sucesión de hechos planteada por la defensa: que Santana estaba en la celebración del quinto aniversario de la Policía porteña en el Museo del Humor cuando se enteró "de lo que había pasado" y que allí recibió la orden de dirigirse a Barracas por parte del comisario mayor Fabián Lencina, a cargo del Área Sur de la fuerza. "Cumplía una orden para remitir información de lo que pasaba a sus jefes", aseguró González Stier. 

Según la defensa, Santana llegó a Alvarado y Perdriel a las 11.14 de la mañana. "A esa hora Lucas ya estaba en el hospital y el arma de juguete ya estaba en el auto", sostuvo González Stier y argumentó que eso "permite descartar que haya tenido algún tipo de injerencia en colocar el arma". Fue entonces cuando el abogado afirmó que el comisario inspector fue engañado por los agentes, quienes, aseguró, no le dijeron nada de lo que en efecto estaba pasando porque Santana "era los ojos de las máximas autoridades en ese lugar e iba a llegar por vía directa al jefe de la Policía".

"Daniel Santana es parte de las autoridades que fueron engañadas", sostuvo allí el abogado y añadió que ”los oficiales de la Comuna 4 sabían que Santana informaba". El hombre también exhibió el primer parte que el comisario inspector envío a Lencina alrededor de las 14.30 de ese día, ya desde la esquina de Alvarado y Pedriel. El abogado incluso aseguró que ese parte "sirvió para facilitar el proceso" ya que, entre otros puntos, señaló que fue el primero en informar la presencia del arma adentro del auto de los chicos. El abogado pidió así la absolución del comisario de más alto rango que enfrenta el juicio. 

Durante la jornada también alegó Alfredo Oiván, representante de los dos jefes de la brigada imputados: el comisario de la División Brigadas y Sumarios de la comuna, Juan Romero, y el subcomisario de la misma división, Roberto Inca. Sobre este último recaía el mayor interés, ya que fue el señalado por Cuevas como quien ordenó a Gabriel Isassi, uno de los tres imputados por el homicidio agravado de Lucas, que plantara el arma de juguete en el auto en que el chico de 17 años viajaba con sus amigos. "Cuevas mintió", dijo Oliván, que luego consideró que el principal lo hizo para "atenuar su responsabilidad y desviarla hacia otras personas". El abogado recordó que Cuevas es el único imputado señalado por los perros de la Policía Federal en el peritaje odorífero sobre el arma de juguete, por lo que, sostuvo, "si alguien introdujo un arma, esa persona no pudo ser otro que Cuevas". 

En sus alegatos, tanto el fiscal de juicio, Guillermo Pérez de la Fuente, como el abogado de la querella, Gregorio Dalbón, argumentaron que por sobre ese peritaje hay tres elementos más importantes: las conversaciones extraídas del celular de Cuevas en las que, la misma noche del crimen, asegura que él vio "todo" y que el arma de juguete "se la pusieron"; el geoposicionamiento de la moto del oficial Facundo Torres, apuntado por el principal como el hombre que trasladó a Isassi, que muestran recorridos entre la Comisaría 4D y la escena del encubrimiento; y las cámaras de seguridad de la zona que los muestran transitando por esas calles en el rango horario señalado. 

El abogado sostuvo, en cambio, que "los horarios y circunstancias no coinciden", ya que Cuevas ubicó a las 10.30 el momento en que los oficiales plantaron el arma, mientras que, aseguró Oliván, Inca realizó la primera consulta judicial a las 10.47. "No entiendo cómo pudo Isassi haber llegado hasta Alvarado, entrevistarse con Inca y colocarla antes de las 10.47", dijo. También sostuvo que sus defendidos fueron al lugar por el "principio de confianza" en la modulación original en la que Isassi hablaba de un "enfrentamiento armado". "Trabajando en una misma institución están obligados a confiar en un dato objetivo que partía de un canal oficial", señaló. 

Los pedidos de absolución se suman a los de los otros comisarios imputados: Rodolfo Ozán, de la 4A, y Fabián du Santos, de la 4D. La querella, en tanto, pidió 20 años de prisión para todos los comisarios y subcomisarios, mientras que el fiscal solicitó una pena de 11 años.