Las placas tectónicas de Hollywood siguen intentando acomodarse luego de ese terremoto que fue la pandemia. A la huelga de guionistas que comenzó hace dos meses y está lejos de solucionarse, se suma una a estas horas inminente parate de los actores y las actrices, cuyo gremio –el SAG-AFTRA– no logró negociar las nuevas bases de los contratos modelo con los representantes de la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, por sus siglas en inglés). La medida cuenta con el apoyo de más de mil intérpretes, entre ellos figurones de la talla de Charlize Theron, Joaquin Phoenix, Pedro Pascal, Jennifer Lawrence, Mark Ruffalo y Meryl Streep, y amenaza con postergar los rodajes de la nueva Misión Imposible y Gladiador 2, además de otras tantas series y largometrajes. Si bien la fecha límite original para el fin de las negociaciones era este viernes por la noche, varios medios especializados en el show business coinciden en que se correrá hasta el 7 de julio. ¿Lograrán desactivar la bomba?
El principal motivo de disputa entre la entidad que nuclea más de 160 mil artistas y la organización integrada por 350 empresas, incluidas gigantes del tamaño de Disney, Warner, Netflix y Amazon, es el mismo de los guionistas: cómo distribuir la torta en un contexto donde el streaming es el nuevo propulsor principal del negocio. El horno de la industria no está para bollos. La huelga de los guionistas ya generó la postergación de los rodajes de decenas de producciones, con American Horror Story, Daredevil: Born Again, The Old Man, Severance, Abbott Elementary, Stranger Things y Cobra Kai como las más significativas. Pero como la labor de los escritores suele concluir antes de que se enciendan las cámaras, los estudios han tenido un colchón para amortiguar el impacto. La concreción de una huelga actoral, en cambio, significaría un freno de mano casi instantáneo, dado que las normas de este sindicato son mucho más duras que las de los guionistas y prohíben prestar “ningún tipo de servicio”, es decir, ni siquiera apalabrar futuros trabajos.
Eso explica por qué los estudios han apurado los rodajes, próximos a terminarse, de Beetlejuice 2, Bad Boys 4 y Minecraft, así como también la mudanza de otros a Europa para salir del radar del SAG-AFTRA. Sin embargo, aumentan los temores ante las consecuencias a mediano y largo plazo de un potencial parate, un menú que va desde una caída prolongada de las acciones en Wall Street hasta las cancelaciones de la gala de los premios Emmy, la próxima Comic-Con y de algunos festivales de cine del segundo semestre, pasando por la ausencia de estrenos fuertes para el último trimestre. Mejor ni pensar en cómo será la gala del Oscar 2024 con ese escenario.
De contratos y nuevas pantallas
Las plataformas están pagando el aumento exponencial de suscriptores que tuvieron durante los aislamientos sociales de 2020. Como ya nada volvió a ser igual en la industria desde que volaron los barbijos, los sectores que la integran buscan una reconfiguración de los paraguas laborales más acorde a estos tiempos pródigos en ficciones de todas las duraciones, visibles a cualquier hora y en pantallas de múltiples tamaños. Así como los guionistas tomaron la medida luego de semanas de advertencias y negociaciones, en el caso de los actores la mecha comenzó a chispear el 5 de junio. Fue cuando la votación para definir si se autorizaba a una huelga en caso de que las charlas que comenzarían dos días después no llegaran a buen puerto contó con el apoyo de una mayoría casi absoluta del 97,91 por ciento.
“Nuestro objetivo es garantizar que nuestros miembros que trabajan en cine, televisión, streaming y nuevos medios puedan continuar ganándose la vida profesionalmente con un contrato que honre nuestras contribuciones a esta industria”, escribieron en un comunicado emitido luego de la votación la presidente del SAG-AFTRA, Fran Drescher –sí, la protagonista de la recordada serie La niñera-, y el Director Ejecutivo y Jefe de las negociaciones, Duncan Crabtree-Ireland. “Necesitamos un modelo de contrato que aumente las contribuciones a nuestros planes de beneficios y proteja a los miembros de la erosión de los ingresos debido a la inflación, el uso no regulado de la Inteligencia Artificial, los pagos por repeticiones y las exigentes audiciones autograbadas”, reclamaron antes de apuntar al centro de la cuestión: las nuevas lógicas de exhibición digitales.
Lo novedoso genera tensiones inevitables con lo “viejo”. No parece casual, entonces, que el último antecedente de una huelga actoral haya sido en 1980, cuando la aparición del VHS marcó un giro radical en el consumo audiovisual. En el presente, según un reporte del medio especializado Variety, Netflix y las plataformas de Disney, Paramount y Discovery –marca que progresivamente absorberá los contenidos de HBO Max en todos los mercados– acumulan casi 650 millones de suscriptores a nivel mundial.
“El modelo de negocios ha cambiado significativamente”, diagnosticaron Drescher y Crabtree-Ireland, y siguieron: “Hemos entrado de lleno en el entretenimiento digital, y eso exige un marco laboral acorde a esto y capaz de satisfacer las necesidades de nuestros miembros, quienes se rigen por contratos que reflejan cómo era la industria hace 30 años. Y, obviamente, mucho ha cambiado desde entonces para que esos contratos nos sirvan. Los impactos de otros avances tecnológicos en el entretenimiento, junto a un fuerte aumento en el costo de vida, todo mientras las ganancias de los estudios y los salarios de los ejecutivos aumentan meteóricamente, significa que debemos buscar nuevas maneras de avanzar”, dijeron.
Durante las semanas siguientes, el curso de las negociaciones fue un secreto guardado bajo siete llaves, con declaraciones de Drescher que nunca fueron más allá de diagnósticos elípticos del estilo “avances en algunos reclamos y en otros no”. Así fue hasta este martes, cuando los intérpretes presentaron una carta, titulada “Preparados para la huelga”, que en menos de un día sumó más de mil firmas, incluidas las de Charlize Theron, Joaquin Phoenix, Jamie Lee Curtis, Pedro Pascal, Glenn Close, Jennifer Lawrence, Mark Ruffalo, Meryl Streep y Ben Stiller, Paul Giamatti, Bradley Whitford, Rose Byrne, Olivia Wilde, Ewan McGregor, Aubrey Plaza, Rooney Mara y Sarah Paulson.
Según contaron varias fuentes al portal Deadline, dado que la trascendencia mediática de ese texto no hizo más que embarrar la cancha, surgió la posibilidad de estirar las negociaciones hasta el 7 de julio para intentar destrabarlas luego del feriado largo por el 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense. Ambos bandos se contentan sabiendo que las últimas negociaciones de este tipo, en 2014 y 2017, llegaron a buen puerto recién promediando el séptimo mes del año. ¿Se repetirá la historia?