“La idea de la Semana de las Milongas siempre fue darle visibilidad a la actividad y estimular a la gente a que vaya a bailar, sobre todo en esta época de temporada baja”, explica Ana Bocutti, presidenta interina de la Asociación de Organizadores de Milongas, sobre la maratón tanguera que comienza este sábado en La Viruta de Solanas (Armenia 1366) y se extenderá hasta el próximo 8 de julio con más de cincuenta salones de baile.
La Semana de las Milongas es una iniciativa conjunta del Ministerio de Cultura de la Ciudad y las dos asociaciones de milongas: la AOM y MiSeSo (Milongas con Sentido Social). Desde el Ministerio repartirán hasta 25 entradas gratis por milonga. El cierre de la semana será en 3 Arroyos Milonga, en el tradicional club Villa Malcolm (Av. Córdoba 5064). “La idea también es brindar una ayuda a los organizadores que durante todo el año sostenemos las milongas, sea temporada baja, alta, haga lluvia, frío o lo que venga”, destaca Bocutti.
Tras los dos años de pandemia, de los cuales costó recuperarse, ahora el circuito enfrenta la actual crisis inflacionaria. “Tuvimos una buena temporada de verano porque se notó el incremento del público turista, pero ahora estamos en temporada baja y ya desde abril se nota mucho la baja, por un lado por la falta de turismo, por otro porque la gente suele enfermarse, hace frío, llueve, bueno una serie de cuestiones estacionales, pero ahora le sumamos la situación económica que también hace que la gente salga menos días en la semana”, plantea la representante de la AOM.
A las milongas les está costando también, advierte, encontrar espacios apropiados, en parte por las habilitaciones, en parte por los crecientes costos de alquiler, cuyos montos a veces aumentan cada mes. “En general en los barrios los lugares más apropiados son los clubes, pero se les hace difícil con los permisos y los costos”, lamenta.
Bocutti señala que la mayoría de las milongas que participan de la Semana se concentran en los barrios céntricos y un mapeo rapido lo comprueba. 21 de las 50 se atrincheran en Balvanera, San Cristobal y Monserrat, con otras cuatro en San Nicolás. Barrios que prepandemia eran el corazón del circuito, como Almagro o Villa Crespo apenas albergan cuatro y cinco respectivamente. De San Telmo no participa ninguna y los barrios sureños de la ciudad apenas tienen uno o dos representantes: una en Boedo, otra en La Boca, una más en Barracas, una en Versalles y una alternativa en Parque Chacabuco. Una situación similar se vive en el noroeste de la ciudad, en el tandem Coghlan-Devoto-Pueyrredón-Saavedra.
La inflación agrega un motivo de zozobra. “Estamos siempre en ese cuello de botella que es el valor de la entrada y el valor de los alquileres, porque tenemos espacios que están subiendo los alquileres mensualmente, con el índice de inflación y a nosotros se nos hace muy difícil subir la entrada con el mismo ritmo porque a la gente no da el bolsillo. Además al personal que trabaja también le tenés que aumentar, a los artistas lo mismo, es complejo sobre todo en temporada baja. Antes, las milongas solían aumentar el valor de la entrada como mucho dos veces al año, ahora es imposible, venimos aumentando cada dos o tres meses las entradas porque si no, no lo podemos sostener”, señala.