“Tenemos enormes deudas en nuestra convivencia social, deberemos recorrer un largo camino para encontrar una identidad propia como Pueblo” porque, después de cuarenta años de democracia, “no hemos aprendido a escucharnos” sostuvo el obispo Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal católica al hablar en el acto de apertura de la Semana Social que se realiza en Mar del Plata.
La escucha fue uno de los ejes centrales de la disertación de Ojea porque, dijo, “todo diálogo comienza por una escucha”. El titular de la diócesis de San Isidro sostuvo que “es imprescindible escuchar a aquellas comunidades, en particular a la de los Pueblos Originarios, que van a ver ser afectadas por las extracciones mineras en los próximos tiempos”. Si bien el obispo no hizo referencia directa a personas o situaciones, el párrafo puede leerse como una alusión a lo que está sucediendo en Jujuy en torno a la reforma constitucional provincial y los conflictos derivados por las protestas populares y la represión del gobierno del gobernador Gerardo Morales. Para Ojea “esta escucha no debe ser apresurada sino paciente”.
Porque, siguió diciendo, “la escucha más comprometida es la que me permite oír el grito del pobre, el clamor de una necesidad ya que guardo el temor de que me desestructure, de que no tenga respuesta. Sin embargo, el solo hecho de escuchar y darle lugar, me ayuda a poder caminar para encontrar salidas”.
La Semana Social es una actividad organizada cada año por la Comisión de Pastoral Social que preside el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, y tiene por propósito debatir e intercambiar desde diferentes perspectivas sobre los problemas que afectan a la sociedad argentina. Participan como invitados, además de personalidades de la Iglesia, dirigentes políticos, sindicales, empresarios y referentes del mundo académico. En la apertura estuvieron presentes el obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, el Ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, la Vice-Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, Verónica Magario, el Intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro.
Para Ojea “tampoco hemos podido en estos últimos años lograr la paz social”. Y agregó que “la tentación de la violencia como lo hemos visto en este último tiempo, se va adueñando de nuestro corazón y de nuestras palabras” señalando que “es muy claro que la violencia comienza en el corazón de los seres humanos, se refleja en las palabras y luego pasa a la acción”.
En directa referencia a la dirigencia política el presidente del Episcopado señaló que “cuando tenemos responsabilidades de gobierno, responsabilidades de dirigencia, debemos tener un cuidado extremo por lo que nuestra palabra puede provocar ya que no puede estar dirigida a la búsqueda del aplauso fácil entre aquellos que coinciden conmigo, sino en el auténtico servicio al bien común”. Porque “la conducta de la clase dirigente en una Nación es ejemplar para el resto de la población” y “el espíritu de no hacerse cargo de nada ni de nadie ha dejado una marca profunda entre nosotros, acentuando un individualismo salvaje que desalienta y quita las motivaciones profundas para la construcción de un destino común y para sentirnos parte de una comunidad”.
Insistiendo en la cuestión de la escucha, el obispo Ojea subrayó que “no hay escucha sin esperanza. Sin aguardar algo del otro a quien escucho. Y este paso “es fundamental para poder dialogar”, dado que “sin escucha no hay dialogo posible”.
Recordando el momento de recuperación de la democracia cuarenta años atrás el obispo de San Isidro señaló que pareció entonces que “entrabamos en una nueva etapa en el funcionamiento pleno de los tres poderes de Estado y en el respeto por la diversidad de pensamientos y sensibilidades”. Sin embargo “no hemos aprendido en estos años a escucharnos”.
Para el obispo “estamos acostumbrados a escuchar lo que queremos oír. A escuchar solo lo que confirma nuestros pensamientos y nuestras emociones” y “esto nos pasa frecuentemente cuando escuchamos algunos medios de comunicación y no otros, lo que nos detiene puramente en un pensamiento emocional”. Porque, subrayó “escuchamos solo a aquellos con quienes tenemos afinidad y nos cerramos a otras voces”.
El presidente de la Conferencia Episcopal dijo también que “la primera tarea en la que debemos empeñarnos es recuperar la pertenencia a la Patria; buscar aquellas luces profundas que están en nuestras raíces para poder recuperar sentido y construir juntos una comunidad que defienda la vida y el interés de todos, no dejando a nadie afuera”.
El encuentro continuará el sábado por la mañana con diferentes paneles que abordarán cuestiones tales como “Las deudas de la democracia: economía y trabajo”, “Las deudas de la democracia: justicia y seguridad” y mesas de debate sobre “Pobreza y trabajo digno”, “Desarrollo humano integral sustentable”, “Educación e inclusión” e “Inseguridad y narcotráfico”. Por la tarde el obispo Jorge Lugones dictará la conferencia “Recrear la democracia con un oído en el pueblo”.
El evento concluirá el domingo con la difusión de un mensaje final a la sociedad.