"Es maravilloso encontrarse con la pasión que le meten a analizar un film. La entrevista a Torre Nilsson, por ejemplo, es la mejor entrevista que se haya hecho a Torre Nilsson. Eso también dice de la libertad crítica que tenían, porque le hacían una entrevista muy respetuosa y luego lo mataban, críticamente. Es decir, esa polémica que ellos inauguraban, lo hacían sin una intención de provocación, sino con una intención de conocimiento, de profundización, de maduración", afirma Carlos Vallina, investigador y profesor de la Universidad Nacional de La Plata, sobre el gesto de un grupo de estudiantes de su propia institución en los sesenta. Cuando el cine argentino estaba cambiando existió Contracampo, una revista para leer y escribir sobre cine que intervino difundiendo en los debates internacionales y sentó posiciones en relación al cine nacional. 

Sus nombres eran Armando Blanco, Eduardo Comesaña, Carlos Fragueiro, Oscar Garycochea, Sara Uturría y Mauricio Scherechevsky. Aunque la revista se mantuvo durante solamente seis números, Contracampo intervino seriamente desde el sur no solo en debates internacionales sobre el estado del cine sino también sentando posiciones en relación al cine nacional, en un momento de nuevos autores emergentes que cambiarían la historia de nuestro cine para siempre. 

Además del trabajo de AHIRA (Archivo Histórico de Revistas Argentinas), donde la revista de aquellos estudiantes pioneros en lo suyo puede encontrarse online, hoy se reedita en formato libro bajo el título Reedición crítica de la revista Contracampo, bajo la atenta y afectuosa mirada de Vallina y de Lía Gómez, editado por la Unidad de Publicaciones del Departamento de Ciencias Sociales "La palabra encendida" de la Universidad de Quilmes. La importancia de la recuperación de un pasado desperdigado ahora en forma de libro es un gesto también que propone una nueva forma de pensar la crítica de cine, la comunidad cinemátográfica y la historia de la carrera de Cine de la UNLP, pionera en el mundo. 

Los inicios

Creada oficialmente en 1956 bajo el nombre de Departamento de Cinematografía, pero conocida entre los pares como Escuela de Cine, la carrera de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata fue la primer carrera de cine de Latinoamérica.

Carlos Vallina comenzó a estudiar allí en 1963, a los 23 años. "Los que entramos a la carrera en ese año tenemos un muy importante encuentro con la primer camada de estudiantes que se recibe, y comienza a trabajar en la industria, de montajistas, en el sonido, en la orientación e iluminación, dentro de los marcos posibles de una estadía inicial en el desarrollo de lo que era una escuela de cine pionera del continente", afirma Carlos.  

Mientras tanto, la industria cinematográfica argentina en los años sesenta estaba reconfigurandose. La aparición de la televisión en 1951 es hecho crucial de la crisis del sistema cinematográfico, que se replantea su función como sistema de entretenimiento de masas. Este tipo de cambios de los nuevos medios acompañan, en Argentina y el mundo, la idea de pensar el cine como un lenguaje autónomo del carácter estético narrativo, y dan lugar a la aparición de una categoría nueva: el autor. Así surgen nombres como Leonardo Favio, David José Kohon, Rodolfo Kuhn, Manuel Antín, Lautaro Murúa, entre otros. 

"La crítica venía como consecuencia de eso. Tenemos que explicar de qué se trata, ¿no? Tenemos que explicar que estos films que nosotros admiramos están hechos sobre la base de autores muy conscientes, muy omniscientes. Pero esa idea de que la crítica no es una profesión autónoma, sino que es una necesidad implícita en la propia creación de la obra de arte, en la propia creación del objeto comunicacional. Tiene que estar implícito", afirma Carlos. 

El rol social de la crítica complementa el nuevo movimiento del cine, y no sobre-explica, sino que otorga herramientas a una sociedad y a unos espectadores para poder disfrutar de las películas en comunidad. 

¿Por qué un libro? 

Con la rigurosidad y la didáctica propia de un académico y profesor universitario, Carlos sistemiza las razones para la compilación del libro en siete subítems. "Primero, el formato libro es propicio a una lectura más orgánica y se convierte en un relato colectivo de época. Segundo, creemos que es un homenaje a aquellos estudiantes de la carrera de cinematografía de la Escuela Superior de Bellas Artes, hoy Facultad de Artes. Tercero, es también un reconocimiento a la audacia intelectual y a la sensibilidad de aquellos jóvenes que vieron en la cinematografía una cultura que les pertenecía", afirma. 

Como si esto fuera poco, el cuarto ítem afirma quizás lo obvio: se trata de un documento de cultura, que no solo imprime nuestra historia sino que es testigo de esos estudiantes que quisieron ser parte del universo teórico, productivo y científico de la UNLP. En quinto lugar, encabalgado al anterior, es porque es un testimonio,  del giro que significó que sus dos primeros números estuvieran dedicados al cine universal, mientras que los otros cuatro acompañaron a la generación del llamado Nuevo Cine Argentino con entrevistas objetivas, y conclusiones independientes, libres y claramente referenciadas con la vida social y cultural de la nación. 

"Seis, porque practicaron una escritura diáfana. Es muy importante. Ellos escribían para ser comprendidos. No como un sector gético o un lugar críptico. Sino para que todo el mundo participara del banquete crítico. Es decir, que se entiendan los objetos filmicos como una posibilidad formativa. Confiando en una recepcion y en una perspectiva formadora. 

Y finalmente como acto de memoria, de justicia e reivindicación, frente al cierre que la última dictadura ejerció sobre la institución, reabierta en 1993 luego de una larga marcha hacia la transición democrática", concluye. 

Reedición crítica de la revista Contracampo (1960-1962) se presentó ayer, viernes, en el marco del Festival de Cine Latinoamericano de La Plata. El libro puede adquirirse en la página web de la Universidad de Quilmes, donde también puede ser descargado libremente en formato PDF.