La junta electoral de Unión por la Patria observó la lista de Julio Zamora, por triple candidatura, algo explícitamente prhibido por la ley electoral. El intendente de Tigre que busca la reelección se había inscripto a la cabeza de la lista de UxP y las de las agrupaciones vecinales Tigre Comunidad de Vida y Acción Comunal por Tigre. 

Como anticipó Buenos Aires/12, en el contexto de un peronismo bonaerense políticamente ordenado, una de las pocas notas disonantes se expresa desde Tigre, el pago chico del candidato a Presidente Sergio Massa. El municipio del norte del conurbano que integra la primera sección electoral es el escenario de una tensa disputa entre el actual intendente y la titular de AySA y la precandidata a sucederlo, Malena Galmarini, en la que éste es apenas un capítulo más.

“Sergio Massa y Malena Galmarini construyen juntos, son socios políticos”, afirma una fuente cercana al universo político local. En 2007, Massa ganó por primera vez la intendencia al derrotar al vecinalista Ricardo Ubieto, que ostentaba el cargo desde la dictadura. Desde entonces, cada vez que el hoy ministro  entró y salió de la intendencia para ser alternativamente Jefe de Gabinete o diputado nacional, fue reemplazado por Zamora, que desde ese lugar fue cconstruyendo su propia historia.

Era el año 2009 cuando, luego del conflicto alrededor de la resolución 125, el año anterior, Néstor Kirchner decidió poner toda la carne al asador y encabezar una lista que se completaba, entre otros, con el entonces gobernador Daniel Scioli y con Massa, que era Jefe de Gabinete.  En Tigre, Malena encabezaba la boleta para el Concejo Deliberante. La lista de concejales del Partido Justicialista obtuvo 82.877 votos (53 por ciento), mientras que la de Kirchner y Scioli cosechó 55.897 votos (39 por ciento). La explicación parecía sencilla: además de ir con Kirchner, Malena también fue al frente de la lista Acción para Crecer, que no se referenció en ningún candidato a diputado, y logró 23.644 votos (15,1 por ciento). Sin embargo, el debate se instaló en el mundillo político bonaerense. 

Desde entonces, las tensiones, según confirman desde ambos campamentos tigrenses, fueron in crescendo. El conflicto escaló en 2018, cuando un año antes de las elecciones, Zamora, preocupado por el panorama, empezó a explorar, por su cuenta, algún tipo de acercamiento con el kirchnerismo. En 2019, Malena declinó su candidatura en pos del gran acuerdo de unidad alcanzado entonces en todos los niveles. Poco después, el diálogo se rompió, al parecer, de manera definitiva.

Ahora, la junta Electoral observó la lista por una evidente irregularidad, pero es subsanable. “Puede bajar las otras listas, puede ir con boleta corta o pegarse a Grabois. Lo loco es que quiera pegarse a Massa, a quien puteaba hasta hace una semana”, evalúan cerca de Malena. Zamora había alcanzado un arreglo con Scioli para llevar su boleta, acuerdo que se desvaneció sobre el final del viernes pasado, cuando se anunció el acuerdo de unidad.

El intendente todavía tiene opciones. Sólo debe definir qué hará. Por lo pronto, debe contener la ola de renuncias que esta situación generó en su gabinete. Se trata del Secretario de Gobierno y Secretario de Protección Ciudadana, su hermano Mario Alberto Zamora; el secretario de Hacienda, Aníbal Mastroianni; el secretario de Protección Ciudadana, Pedro Ridosz; y el subsecretario de Redes Urbanas, Alberto Vegnaduzzi.

¿Por qué inscribió tres listas? La explicación tiene algo de “dilema del prisionero” y mucho de profecía autocumplida, como el viejo cuento del cricket. Zamora, cuentan, temió que le bajaran la lista dentro de Unión por la Patria y lo dejaran completamente fuera de la competencia. Pero terminó en esa situación no porque el massismo le haya "embarrado la cancha", sino justamente a causa de la decisión que tomó motorizado por ese temor. En su análisis, un camino era arriesgar a boleta completa o nada. Y el otro, la boleta corta vecinal.

Alguien que participó de las negociaciones afirma que una de las condiciones que puso Zamora para bajarse eran imposibles de aceptar. Estaba dispuesto a aceptar una diputación provincial, pero de ninguna manera poner queríaaceptar a Galmarini como cabeza de lista. “Los presidentes a veces tienen que viajar con la primera dama. ¿Cómo la iba a dejar al mando del municipio?”, cuenta que planteaba puertas adentro de las conversaciones. 

Galmarini, que se plantea evitar la confrontación discursiva y hacer una campaña de propuestas bajo el lema “Tigre quiere más”, reunió detrás de su candidatura a La Cámpora y a la mayor parte de los gremios y movimientos sociales. Zamora tiene, obviamente, la estructura del municipio.

La semana que viene probablemente se vean las caras. Será el miércoles, en un acto oficial, cuando el ministro de Transporte de la nación, Diego Giuliano, ponga en marcha la tarjeta SUBE como sistema de pago para el transporte fluvial, algo largamente esperado por los isleños. ¿Asistirán?