El tiempo se agotó y el margen de negociación también. Hay dos opciones: el estreno como está pautado de la Superliga o la posibilidad de que no empiece por una huelga de futbolistas. Hoy al mediodía habrá una reunión decisiva para comenzar a saberlo. El presidente de la AFA, Claudio Tapia y el CEO del nuevo torneo, Mariano Elizondo, recibirán al secretario general de Agremiados, Sergio Marchi. Para que se garantice el retorno de los campeonatos –y no solo el de Primera División– los clubes tendrán que pagar unos 35 millones de pesos que les deben a distintos planteles antes de que la pelota se ponga en movimiento. Los casos de Newell’s y Banfield son los más graves, pero también acumulan deudas considerables Argentinos Juniors, Gimnasia, Huracán y el descendido Quilmes. Los dirigentes se habían puesto al día a marzo pasado, cuando el sindicato decretó un paro. Pero la situación se tornó conflictiva de nuevo con los atrasos. El gobierno nacional y las empresas que poseen los derechos de TV serán dos actores claves en la resolución del problema. Con la presencia del presidente Mauricio Macri, presentarán mañana la Superliga en el hotel Hilton de Puerto Madero. 

“A hoy el fútbol no empieza”, le dijo el último viernes uno de los representantes gremiales a este diario. Enumeró varias razones. Los 26 a 27 millones de pesos que les debe Newell’s a 35 jugadores. Es el club más comprometido y está concursado. Con el agravante de que contrató a ocho refuerzos. Uno de ellos es Luis Leal, internacional portugués que juega para la selección africana de Santo Tomé y Príncipe. Banfield es otro de los que debe más, aunque lejos de los rosarios. Argentinos Juniors y Gimnasia integran la lista de morosos. A Huracán lo intimaron por carta documento hace tres días cuatro jugadores de su plantel. Quilmes descendió a la B Nacional pero mantiene una deuda considerable con varios profesionales. Chacarita subió a Primera y también está en mora. El Arsenal de la familia Grondona otro tanto. La lista es larga y lo que reclaman los futbolistas a través de Agremiados supera con holgura los 35 millones si se consideran las primas impagas.

La semana anterior, Marchi visitó Rosario para interiorizarse de lo que pasa en Newell’s. Fue muy duro con el club: “Tiene una coadministración judicial pero le debe a casi 35 jugadores, trajo a ocho, echó a un técnico, no le pagó y contrató a uno nuevo. Es un disparate”. El secretario general del sindicato también reveló que hay equipos donde no se cobraron los sueldos de mayo, junio, julio, el aguinaldo y las primas. Banfield, por ejemplo, ofreció un plan de pagos que inicialmente fue rechazado. “Los clubes muestran voluntad de ponerse al día, pero no pagan. Cuatro jugadores de Huracán mandaron una carta documento para cobrar porque el presidente es hijo del rigor”, confió otra fuente de Agremiados. El dirigente al que se refería es Alejandro Nadur, quien además ocupa el cargo de tesorero de la AFA. A julio pasado reconoció que su club le debía a la asociación 11 millones de pesos. 

Quilmes tenía hasta hace poco una marca inalcanzable. Les debía a 102 futbolistas y a tres técnicos. El dato lo aportó su presidente Marcelo Calello cuando el equipo se fue al descenso. Si a esa deuda se le agrega la que mantiene con la AFA de unos 80 millones de pesos, su situación es calamitosa. Está en concurso de acreedores pero con la quiebra a un paso. Argentinos hizo el camino inverso a Quilmes. Volvió a Primera, pero también les debe a sus jugadores. “Está bastante complicado”, dicen en Agremiados. Si se le suma la cuenta impaga que tiene con la AFA (95.593.834 pesos) su presente es crítico.

Después de que se reúnan Marchi y el asesor letrado del sindicato, José Confalonieri (h) con Tapia, Elizondo y el abogado de la AFA, Andrés Patón Urich, quedará más claro si se disipan los nubarrones de paro o se mantiene el conflicto. Agremiados le arrancó a la Superliga un compromiso a futuro. Que oficiará de garante por las deudas que contraigan los clubes con sus jugadores. Además, en el gremio aseguran que las sanciones a los morosos se aplicarán a partir de 2018. Se basan en una promesa del presidente de la AFA. Newell’s sería el primero en sufrirlas si sigue acumulando pasivos. Aunque su situación es compleja porque el club está sujeto a las decisiones del juez Civil y Comercial del concurso, Fabián Bellizia.

Otros aspectos de la repetida conflictividad laboral que presenta el fútbol están camino a resolverse. Por ejemplo, la reducción a un solo contrato con validez legal entre clubes y jugadores que reemplazaría a los que existen hasta ahora. Se suelen firmar uno por los haberes, otro por los derechos de imagen, otro por los sponsors y hasta uno por trayectoria. Además se les exigirá a los dirigentes que abonen los salarios a través de una cuenta sueldo y por transferencia bancaria, dándose por aceptado como único comprobante el de esa forma de pago.

Donde sobrevendrá un conflicto inevitable es en la discusión sobre el futuro convenio colectivo de trabajo que las partes se sentarán a analizar más temprano que tarde. Los dirigentes intentarán derogar el 15 por ciento del pase que cobran los futbolistas cuando son transferidos. Cuentan con el respaldo del gobierno que juega para ellos. “Ese tema va a ser sangriento, nosotros no vamos a aceptar que lo saquen”, anticipó uno de los negociadores sindicales. En Agremiados se recauda también el 2 por ciento de los derechos televisivos que van a parar a su fundación El Futbolista, una prerrogativa que tuvo su primer antecedente cuando Torneos y Competencias era el dueño de las imágenes y que después se ratificó con el Fútbol para Todos. Si los dirigentes se quejan de este costo cuando incorporan a algún futbolista, desde el gremio les recuerdan que en Uruguay, por ejemplo, los jugadores perciben el 20 por ciento en cada pase. 

Estas cuestiones serán tema de debate más adelante. Ahora los jugadores reclaman un pago mínimo de 35 millones de pesos. Cuando en marzo fueron al paro, la medida de fuerza se levantó porque habían aparecido 2,200 millones de pesos de los derechos televisivos. “A mayores ingresos, más deudas”, comentan en Agremiados quejándose de los clubes de Primera. Y dan un ejemplo de por qué es más difícil que se salga de control la situación en el Ascenso. La semana pasada un futbolista del El Porvenir, que juega en la Primera C, reclamó en el gremio los sueldos de mayo y junio, más el medio aguinaldo. Gana 8.900 pesos por mes y 490 pesos por punto ganado. Esas cifras no mueven el amperímetro de un fútbol envilecido por las promesas de pago que nunca se cumplen, por las orgías con dinero ajeno, diría el siempre vigente Dante Panzeri.