Real Madrid se impuso por 3-1 al Barcelona en la ida de la Supercopa española, que comenzó a un ritmo lento pero terminó enloquecida con grandes goles y polémicas arbitrales como la expulsión de Cristiano Ronaldo.
El primer clásico oficial del fútbol español tardó mucho en tomar ritmo, en realidad toda la primera parte, en la que ambos equipos parecieron contagiarse del enrarecido y veraniego ambiente de un Camp Nou con butacas libres.
Apenas un disparo del uruguayo Luis Suárez tras ganar la espalda a la defensa blanca y un remate del galés Gareth Bale a pase de Isco fueron las dos acciones de peligro destacables del espeso primer tiempo. Esta etapa supuso una gran oportunidad perdida por Gerard Deulofeu, que se estrenaba en el ataque azulgrana tras la marcha de Neymar y no ofreció el descaro que caracteriza su juego.
En la segunda parte cambió por completo el ritmo de la película, poniéndose a la altura de su cartel y de la expectación que siempre genera el duelo entre los dos gigantes del fútbol español.
Golpeó primero el Real Madrid, que volvió a encontrar la mejor versión del talentoso Isco. Tras una buena jugada del malagueño, Marcelo puso un peligroso centro al área que rebotó en Gerard Piqué, metiéndose en el arco de Ter Stegen y abriendo el marcador.
El Barcelona reaccionó como cabía esperar y el encuentro se tornó en un intercambio de golpes en el que terminaría triunfando el equipo blanco y que estuvo cerca de empañarse por la polémica actuación del árbitro, De Burgos Bengoechea.
El equipo azulgrana llevaba varios minutos rondando el empate cuando Suárez se dejó caer dentro del área en un cruce con el arquero Keylor Navas y el juez consideró penal. Lionel Messi no falló desde los once metros, anotando el 1-1.
Para entonces ya llevaba varios minutos en escena Cristiano Ronaldo, que de inicio había sido suplente al llevar menos días de preparación que sus compañeros. “Aquí no hay equipo A o equipo B. Todos trabajamos de la misma manera. Luego hay que hacer un equipo, meter cambios. Lo bueno es que cumplen todos, jueguen 30, 60 o 90 minutos”, dijo Zinedine Zidane, técnico del Real Madrid. “Estamos todos muy concentrados y eso es una satisfacción para el entrenador”, añadió el galo.
Al portugués le sobraría tiempo para hacerse protagonista del partido: primero culminó un contraataque con un potente disparo desde la frontal del área, poniendo de nuevo en ventaja a su equipo, y siendo amonestado por quitarse la camiseta al festejar el tanto. Apenas unos segundos después, Cristiano vio la segunda amarilla y fue expulsado tras caer en el área en una pugna con el francés Umtiti en la que el juez interpretó que trató de simular, en una decisión de lo más polémica para incredulidad del portugués, que terminó empujando levemente al colegiado.
“Lo que me molesta es la expulsión de Cristiano. A lo mejor no hay penal, pero la tarjeta es un poco fuerte. Pero no lo podemos cambiar, aunque intentaremos que esté para el miércoles”, dijo Zidane.
A pesar de quedarse con diez hombres, el Real Madrid tuvo tiempo para ampliar aún más la diferencia en otro contraataque culminado genialmente por Marco Asensio, que se está acostumbrando a salir desde el banco para anotar tantos decisivos en los que también demuestra su calidad.
El primer asalto por la Supercopa volvió a evidenciar la gran diferencia que entre ambos planteles, lo cual no hace sino urgir aún más al Barcelona a buscar refuerzos en lo que queda de mercado para olvidar la marcha de Neymar al Paris Saint-Germain.
“Llevamos un resultado muy adverso, y el rival es más favorito que nosotros, eso lo tenemos que admitir”, dijo Ernesto Valverde, técnico de los catalanes. “Pero hay que jugar un segundo partido. Las cosas no se acaban después de una derrota ni después de una victoria”, añadió.
El mediocentro Sergio Busquets reflejó esta idea en sus declaraciones posteriores a la prensa. “El equipo no necesita fichajes por este resultado, los necesita porque hay que renovarse sí o sí”, dijo.
Por el contrario, el Real Madrid espera poder hacer buena el miércoles en el Santiago Bernabéu la ventaja lograda ayer para conquistar el que sería el séptimo título a las órdenes de Zinedine Zidane, el segundo de la temporada que arranca.