El restaurante se llama "Punto de paz" y está en el penal de Batán. La palabra "paz" también es parte de Víctimas por la Paz (VxP), asociación que reúne a víctimas de todo tipo de delitos, de distintas gravedades, y colabora con ellos en el tránsito de un proceso muy particular.

La iniciativa surgió, a su vez, de la Asociación Pensamiento Penal (APP), una suerte de think tank sobre el tema, creada por el juez penal del tribunal de Necochea Mario Juliano, que falleció durante la pandemia. 

“Una cosa es el dolor y otra el odio. El odio suele ser una primera etapa, nosotros ayudamos a liberarse del odio del que se pudran en la cárcel y esa clase de expresiones”, dice una de las integrantes, Diana Márquez, una abogada marplatense graduada en la Universidad Nacional de La Plata y especializada en el concepto de justicia restaurativa. Explica Márquez: “Es un enfoque alternativo al sistema de justicia penal tradicional, basado en la reparación de los vínculos individuales y sociales dañados por el delito, promoviendo la responsabilización del infractor y la búsqueda de soluciones que permitan la sanación y la reintegración de todas las partes involucradas en la comunidad. A través de un proceso de diálogo y participación activa, se busca promover la reconciliación y la reparación, en lugar de centrarse únicamente en el castigo”, 

Diana viaja por el país desarrollando este concepto ante los sistemas judiciales y penitenciarios de las provincias.

El restaurante surgió a partir de una donación suya de máquinas y elementos de rotisería. Para incorporarse a los emprendimientos, que forman la cooperativa LIberté, los internos deben mostrar determinada actitud. “La toma de conciencia, la responsabilidad y la reparación son aspectos fundamentales en nuestro enfoque de trabajo", dice la abogada. 

"Para respaldar a nuestros integrantes en estos procesos, contamos con diversas formas de guía y apoyo, como profesionales y expertos en el campo de la justicia restaurativa que brindan orientación. Además, ofrecemos talleres y capacitaciones, como nuestra diplomatura en justicia restaurativa (única diplomatura coordinada desde la cárcel por personas presas), que brindan herramientas y conocimientos para el desarrollo personal y la construcción de relaciones saludables”, afirma un cooperativista que solicita estricta reserva de identidad.

En el restaurante Punto de Paz, el día comienza temprano con la preparación de los alimentos. Los integrantes de la cooperativa se encargan de cocinar y presentar los platos en el restaurante, que cuenta con mesas y sillas para recibir a los comensales, en su mayoría personas privadas de la libertad, pero también penitenciarios y visitas. Además, el restaurante también recibe a personas externas que vienen a conocer institucionalmente a Liberté. El restaurante en particular es único en su tipo, ya que es atendido y gestionado íntegramente por personas privadas de la libertad. En la panadería, se inicia el día con la preparación de masas y panes frescos. Los integrantes de la cooperativa se encargan de amasar, hornear y empaquetar los productos, que son distribuidos tanto dentro de la cárcel como a clientes externos, a través de un sistema de entrega celda por celda. En la rotisería, se elaboran platos preparados y comidas listas para ser consumidas. En el almacén, se gestiona el inventario de productos y se brinda servicio a los pabellones de la cárcel. Desde allí, se provee de mercadería y alimentos cocinados a los diferentes pabellones a través de un sistema de delivery celda por celda. Se promueve la capacitación y el desarrollo de habilidades relacionadas con la gastronomía y la administración.

Punto de Paz se inauguró el año pasado. “Tuvimos el honor de recibir a víctimas de diferentes partes del país. Fue un momento significativo de encuentro y diálogo, donde las víctimas compartieron el mismo espacio con las personas privadas de la libertad”, señala. Un ejemplo de justicia restaurativa.

“La decisión de quién trabaja y quién integra la estructura formal de la cooperativa surge de un proceso participativo y democrático. Además, estamos orgullosos de contar con personas presas asociadas, además de la cárcel de Batán, en tres cárceles de mujeres, lo que demuestra nuestro compromiso con la inclusión y la solidaridad. Tomamos en cuenta las habilidades, intereses y necesidades de cada individuo, y promovemos la igualdad de voz y voto en nuestras asambleas y reuniones”, agrega el cooperativista.

“Liberté” también desarrolló el Fondo de Apoyo a Víctimas (FAV), una iniciativa mediante la cual los trabajadores donan una parte de sus ingresos a familiares de víctimas de delitos, como una forma de reparación y cuenta, también intramuros, con un Comité de Prevención y Solución de Conflictos.