Balas de goma, piras de fuego, seis detenidos y un joven con el peligro de perder un ojo fueron el saldo de una madrugada de órdago en la que Humahuaca le aportó al conflicto jujeño otro nuevo capítulo de la violenta represión con la que la policía provincial vuelve a despacharse contra los manifestantes. El humor social sigue recrudeciéndose entre los reclamos salariales y el rechazo a la polémica reforma constitucional mientras el gobernador Gerardo Morales mira para un costado, sigue ausente de Jujuy y prefiere seguir más concentrado en el tour de actos de campaña y entrevistas complacientes en los canales nacionales en su nuevo rol de precandidato a vicepresidente de Horacio Rodríguez Larreta.
La tensión en Jujuy está a tres días de cumplir un mes de escalada sin freno entre dos grandes frentes: por un lado, los reclamos salariales de los distintos gremios docentes que continúan la huelga (acompañados desde hace varios días también por otros sindicatos en la denominada Multisectorial); por el otro, las comunidades indígenas que siguen manteniendo cortes en diversos tramos de las tres rutas principales de la provincial como rechazo a la nuevo Carta Magna.
Como si esto fuera poca cosa y la provincia no tuviera suficientes detonantes, desde la madrugada del sábado se acaba de sumar también un tercer foco a partir del virulento accionar de la Infantería contra un grupo de manifestantes de Humahuaca que venía reclamando ya desde hacía largos días una serie de acciones del Concejo Deliberante local. La más urgente (y a la vez la más sencilla, al menos en términos operativos) era una declaración de rechazo a la reforma por parte de los ediles. Sin embargo, las distintas sesiones se veían frustradas por la falta de quórum, colmando progresivamente la paciencia de los humahuaqueños.
Pero eso no era todo. Es que en las distintas congregaciones realizadas sobre los espacios públicos de la localidad de veinte mil habitantes en el corazón de la turística Quebrada de Humahuaca (principalmente las plazas San Martín, 25 de Mayo y Sargento Gómez), la gente movilizada exigía también la declaración de persona no grata de Rosana Laura Aldapi, asesora legal de la intendencia y convencional constituyente que votó a favor la reforma.
Y, por último, la gota que rebasó el vaso: en plena angustia e indignación por las violentas represiones a las comunidades indígenas del sábado 17 de junio en la intersección de las rutas 9 y 52, cerca del acceso a Purmamarca, y a docentes y manifestantes en general del martes 20 en las inmediaciones de la Legislatura provincial, la concejala radical Noelia Quispe había compartido en una de sus redes sociales una provocadora publicación que ponía en duda la lesión de Misael Lian Lamas, el joven estudiante secundario que perdió un ojo tras haber recibido un balazo de goma en la cara a manos de la policía jujeña.
Noelia Quispe había publicado en su cuenta personal de Instagram un posteo ajeno que ponía en duda la veracidad del tiro en el ojo, ya que en una foto el joven de 17 tenía vendado el ojo derecho, mientras que en la otra, el izquierda. El truco era bastante burdo y muy poco ingenioso: una de las imágenes era una selfie, y como por lo tanto sacada con la cámara frontal de un celular en el famoso efecto espejo, algo que se verificaba tan solo comparando otros rasgos del rostro del muchacho.
Por un acuerdo de lo que en Humahuaca consideran un respeto entre las dos fuerzas predominantes, el Frente de Todos local (que detenta el Poder Ejecutivo a través de la intendenta peronista Karina Paniagua) le cedió la presidencia del Legislativo a Juntos por el Cambio. Ese beneficio lo tiene la edil radical Noelia Quispe, honor que mancilló con esa publicación de muy baja estofa. En el pueblo pedían a gritos su renuncia o, en su defecto, su destitución. Ninguna de las cosas ocurrieron, aunque tampoco hubiese preocupado demasiado a Quispe, quien acaba de ser electa legisladora provincial en una lista sábana, lo que le asegurará partir de diciembre una banca con mayor exposición y mucho mejor salario.
Así las cosas, en la noche del viernes el ánimo en la población de Humahuaca ya no admitía más divagues ni excusas, máxime teniendo en cuenta que el departamento también sostiene en simultáneo dos cortes sobra la ruta 9: uno en el acceso a la localidad de Uquía y otro cercano al paraje San Roque. Nadie duda de la tenacidad humahuaqueña para atender los dos grandes reclamos de hoy acorralan al gobierno de Morales a pesar de su indiferencia y represión (el salarial de los docentes y el de la reforma constitucional), pero la paciencia, en cambio, se observa en la zona como un bien cada vez más escaso.
En esos tenores fue que una importante cantidad de personas se apostó en la plaza Sargento Gómez, conocida para los turistas por las postales, el paseo de los artesanos y el inicio de la ancha escalinata que conduce al Monumento a los Héroes de la Independencia, pero más aún para los locales, ya que frente a ella se encuentra el edificio municipal de Humahuaca. Allí dentro funciona el Concejo Deliberante, cuerpo al cual los manifestantes le exigían una sesión extraordinaria para finalmente manifestarse contra la reforma constitucional.
Después de idas y vueltas, retaceos y nuevos intentos de postergación, los ediles se encontraron literalmente acorralados por decenas de humahuaqueños que comenzaron a encender piras de fuego sobre la calle Tucumán para combatir las temperaturas bajo cero a las que la amplitud térmica de los tres mil metros sobre el nivel del mar empieza a empujar avanzada la madrugada. Sin vía de escape, la propia Noelia Quispe tuvo que dar por iniciada una sesión en la que los cuatro concejales del PJ no tuvieron otro recurso que ceder al reclamo popular y votar una declaración titulada “Rechazo a la reforma parcial de la Constitución provincial”.
Con la aprobación de los concejales Roque Tarcaya, Jordan Zerpa, Pablo Zamboni, Alejandro Escobar y Daniel Ábalos, el texto de dos páginas reconoce que la reforma “fue llevada a cabo sin el debido tratamiento y sin la debida consulta a los distintos sectores que confirman nuestra sociedad, adoptándose principios en ella que vulneran los legítimos intereses de todos los jujeños y jujeñas”.
Además, los ediles del PJ de Humahuaca admiten que la “aprobación apresurada del nuevo texto constitucional acarreó el disgusto y malestar en la población”, a la vez que “es un hecho objetivo e incontrastable que la reforma no cuenta con el apoyo del pueblo, el que expresó en toda la provincia y particularmente en esta localidad, haciendo notar en este preciso momento sus reclamos, que por cierto ya llevan días en la calle y no se avizora vayan a disminuir”. Este diagnostico es interesante, ya que contradice explícitamente el discurso de Gerardo Morales y de sus súbditos políticos, toda vez que el oficialismo intenta adjudicarle las protestas a una minoría.
Una vez aprobado el texto (que no contó con el voto afirmativo de Noelia Quispe, aunque no pudo evitar firmar el acta en calidad de presidenta del concejo), y cuando todo parecía concluir, efectivos de Infantería abrieron el fuego contra los manifestantes, dejando varios heridos y uno de ellos con serios problemas en un ojo, especialidad que parece ser un fetiche de la policía provincial.
Humahuaca se suma al fuego como un tercer foco de protesta en Jujuy a una semana del momento en el que por única vez en el año le toca ser capital provincial, privilegio concedido gracias a un decreto firmado en 2017 por el propio Morales. La pregunta es si el gobernador se animará este 9 de julio a protagonizar un acto en esta ciudad caldeada. Aunque para eso deberá primer animarse a volver a la provincia que, de momento, gobierna a la distancia.