En Estados Unidos, es constitucional que una persona se niegue a brindar sus servicios creativos a una pareja gay si así lo considera por sus creencias religiosas. Es ilegal, en cambio, tener en cuenta las diferencias raciales a la hora de admitir estudiantes en las universidades para favorecer a los grupos más postergados. Tampoco es legal el plan del Gobierno para ayudar a quienes se hayan endeudado para poder estudiar. Todo esto según una seguidilla de decisiones que tomó la Corte Suprema del país norteamericano en la última semana. Una nueva serie de fallos que acentúan la tendencia conservadora del máximo tribunal.

Fallo anti-LGBTQ+

La Corte Suprema de Estados Unidos decidió cerrar el Mes del Orgullo dándole una victoria judicial al sector anti-LGBTQ+. En un fallo que se hizo público el viernes, sostuvo que la constitución estadounidense prohíbe que el estado de Colorado obligue a una diseñadora a crear sitios web con mensajes con los que ella está en desacuerdo. Concretamente, los que tengan que ver con el matrimonio igualitario. La decisión lleva la firma de seis de los nueve jueces del tribunal, todos nombrados por gobiernos del Partido Republicano. Las tres juezas restantes, designadas durante administraciones demócratas, votaron en contra.

Para la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), la decisión de la corte “abre la puerta a que cualquier negocio que afirme brindar servicios a medida pueda discriminar contra grupos históricamente marginados”. “La decisión está fundamentalmente equivocada”, dijo la organización en un comunicado.

El camino del caso desde los tribunales de Colorado hasta los despachos de la Corte Suprema es por lo menos curioso, tal como lo contó esta semana la revista progresista The New Republic: incluye un caso hipotético y la consulta de una pareja homosexual supuestamente inexistente.

En el caso, una mujer de Colorado argumentó que quería expandir su negocio de diseño para brindar servicios a las parejas que quisieran un sitio web para su casamiento. Le preocupaba, sin embargo, una ley estatal que prohíbe discriminar en base a la raza, credo, discapacidad u orientación sexual. Consideró que la obligaría a diseñar páginas sobre “matrimonios que ella no apoya”, según el fallo de la Corte. Entonces, en 2016, presentó una solicitud de exención.

Según los documentos que revisó The New Republic, en ese primer pedido no hay inclusión de ninguna consulta real que fuera en contra de las creencias religiosas de la diseñadora. Es apenas una situación hipotética. Los abogados de la mujer recién incluirían una consulta concreta casi seis meses después de iniciado el caso: un correo electrónico de una persona que, según la investigación que publicó la revista esta semana, resulta ser un hombre heterosexual ya casado que dice no saber nada del tema.

No es la primera vez que el movimiento conservador se vale de la constitución para justificar la discriminación contra las comunidades LGBTQ+. En 2018, la Corte Suprema también evaluó un caso de Colorado, el de un pastelero acusado de discriminar a una pareja gay por negarse a venderles una torta para su boda. En ese momento, otra composición del tribunal consideró que las autoridades estatales no habían sido justas en su tratamiento del caso y falló a favor del pastelero, pero evitó definir si una persona podía negarse a brindar un servicio si este iba en contra de sus creencias. La Corte actual, con la mayoría conservadora que se aseguró Donald Trump durante su mandato, dijo que sí.

Acción afirmativa

En la semana, el tribunal también falló en contra de lo que se conoce como “acción afirmativa”: una estrategia de las universidades estadounidenses para seleccionar a sus futuros estudiantes teniendo en cuenta la información racial de cada uno. Según la Corte, los programas de admisión de Harvard y de la Universidad de Carolina del Norte, las dos instituciones nombradas en el caso, violan la Cláusula de Protección Igualitaria incluida en la constitución.

Tras conocerse el fallo, Harvard dijo que acatará la decisión de la Corte y destacó que todavía puede considerar la raza durante los procesos de admisión si los postulantes la incluyen en discusiones sobre cómo este aspecto afectó su vida. Por su parte, la Universidad de Carolina del Norte dijo que, si bien este no era el resultado que esperaba, respetará la decisión.

Deuda estudiantil

En la última semana de su período de sesiones, la Corte no solamente se enfocó en quiénes pueden entrar a las universidades. También falló sobre qué pasa después de graduarse y tener una deuda de varias decenas de miles de dólares a raíz de los préstamos solicitados para poder pagar los estudios. En una decisión que impactó directamente contra los planes de la Casa Blanca de mostrar una agenda progresista, la mayoría conservadora del tribunal sostuvo que el Departamento de Educación no tiene la facultad de establecer un programa que perdone la deuda estudiantil y cancele unos 430 mil millones de dólares.

Para Joe Biden, los funcionarios republicanos “simplemente no podían soportar la idea de brindar un alivio a los estadounidenses de la clase trabajadora y de la clase media”. “La hipocresía es impresionante”, dijo el viernes cuando se conoció el fallo. “No tuvieron problema con los miles de millones [de dólares] de los préstamos comerciales en la pandemia, incluidos los que fueron a sus propios negocios. Pero cuando se trató de darle alivio a millones de estadounidenses que trabajan duro, hicieron todo para impedirlo”, agregó este sábado en Twitter.

Avance de la derecha

El avance de la agenda de la derecha en el cierre de este período de sesiones de la Corte recuerda al que también sucedió en 2022, cuando el tribunal derogó el fallo que garantizaba el acceso al aborto en todo el país norteamericano y votó en contra del control de armas.

Para los republicanos, hubo motivos de festejo: Trump destacó los nuevos fallos y los celebró como victorias propias. Al fin y al cabo, fue su presidencia la que introdujo tres de los jueces del bloque conservador. Su principal competidor en la interna republicana, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, aprovechó para prometer que, de llegar a la Casa Blanca, se encargará de que la Corte gire todavía más a la derecha.

Para el Partido Demócrata, las decisiones fueron escandalosas, especialmente para el ala más progresista. “Es profundamente preocupante que un grupo de republicanos haya tomado el control de la corte más alta del país y haga retroceder sistemáticamente nuestras libertades”, dijo la senadora demócrata Debbie Stabenow. “No nos podemos quedar sentados mientras estos jueces llevan a cabo las órdenes de organizaciones de derecha. Amplíen la Corte”, pidió una de sus colegas, la senadora Tina Smith, por Twitter.

No es la única voz demócrata que le pide a Biden que amplíe el número de miembros del tribunal mientras el partido controla la Casa Blanca. Quienes reclaman esto apuntan contra el manejo que hizo el Partido Republicano de los dos nombramientos que permitieron inclinar la balanza para el lado conservador: bloqueó una designación durante la presidencia de Barack Obama con la excusa de que faltaba poco tiempo para las elecciones de 2016, pero no tuvo problemas con permitirle a Trump llenar una de las sillas en 2020 semanas antes de las elecciones de ese año.

Biden no está de acuerdo con este método. “Creo que si empezamos el proceso de expandir la Corte, lo vamos a politizar, tal vez para siempre, de una forma que no es saludable”, consideró el jueves en una entrevista con la cadena MSNBC. Sin embargo, también sostuvo que la actual composición “ha hecho más por deshacer derechos básicos” que cualquier otra en la historia reciente. “No es una corte normal”, dijo.