Transformó una de las pinturas más lúgubres y desgarradoras de Vincent van Gogh, que evidencia la vida ardua de los campesinos de su época, en un cuestionamiento sobre el consumismo actual. Tras una denodada investigación, eso es lo que hizo Rob Verf, artista holandés que vive y trabaja en Argentina desde 2000.

A partir de Los comedores de patatas, pintura de la época temprana de Van Gogh donde cinco personajes sentados alrededor de una mesa comen papas cocidas en un ambiente lúgubre, Verf realizó su fascinante serie El sabor del rojo, que incluye tres pinturas y un objeto con caramelos, y que se exhibe en la galería Nora Fisch. Con economía de recursos, y sutiles transparencias y paleta, Verf logró una muestra deslumbrante donde la luz ocupa un lugar clave.

Verf convirtió los campesinos de caras toscas y manos huesudas que, señaló van Gogh, “habían labrado la tierra con esas manos que estaban poniendo en el plato… que así se habían ganado honestamente su comida” en una abstracción que pone en primer plano los peligros del uso del colorante rojo 40 E-129 en la industria alimenticia. Las investigaciones demostraron que su consumo está vinculado con  ciertos síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y posibles efectos genotóxicos.

Los comedores de patatas de Vincent Van Gogh

Rob comenzó esta investigación por los efectos que recordaba que le provocaron a él mismo durante su niñez el consumo de dulces y alimentos con este colorante. “De chico tenía pesadillas, no me podía concentrar en un tema, me distraía con mucha facilidad. Estaba como fuera de control, tenía explosiones muy temperamentales. Por eso cambiaron mi dieta y, entonces, mi comportamiento cambió”, recuerda en diálogo con Radar Verf, quien recibió el Premio Real de Pintura de los Países Bajos (1994), el Segundo Premio Nacional de Pintura del Banco de la Nación Argentina (2016) y fue nominado para el Premio Europa de Pintura en Bélgica.

Para su investigación Verf, leyó publicaciones y artículos de interés general y otros científicos. Investigó no sólo la toxicidad de la sustancia, sino las contradicciones sobre la regulación en su uso. “Lo que más me impacto es que hay diferentes conclusiones sobre cómo usar el color en la comida. En algunos artículos dicen que no es peligroso, en otros dice que es muy peligroso. En EE.UU. está permitido, en Europa está permitido o no, depende cada país. Está más controlado su uso en animales que en humanos. Es realmente sorprendente que haya tantas contradicciones”, cuenta el artista. Y añade: “No presento conclusiones sino un problema. En un sentido, cada uno puede tomar su decisión. No es una obra didáctica. Quiero dejar abierto un problema”, señala Verf, cuyas obras integran las colecciones del Museo Helmond, el Centro de Arte de Rotterdam, el Museo Schiedam, la Universidad de Texas y el Museo Castagnino de Rosario.

“La pintura de Van Gogh te sumerge en la situación, en la escena, en la mesa, en las personas que están sentadas a su alrededor, que van a comer. Es un foco muy concentrado. Otros pintores representan a los granjeros comiendo papas pero en una escena con otras cosas. Me interesa mucho la luz en la pintura, que en un sentido representa para Van Gogh, la idea de dios, de divinidad. Un lugar de devoción —dice Verf—. La lámpara es esa presencia que unifica la familia y bendice la comida. Esta es una dimensión adicional que no tienen otras pinturas”.

Hace tiempo que Verf viene investigando sobre el consumo. En 2022 el Museo Nacional de Bellas Artes presentó su proyecto Vanitas, integrado por obras en diálogo con pinturas del acervo del museo, donde indagó acerca de la generación de basura, el consumo y el descarte. Los temas de su obra más reciente son la contaminación ambiental (y el impacto en nuestra vida) y los efectos del consumismo. Además, el límite difuso entre lo natural y lo artificial en un contexto donde las clonaciones animales son factibles.

Verf, que enseña arte en la Universidad Torcuato Di Tella, exhibió en el Centro Cultural Recoleta, el Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata, en las galerías MK galerie de Rotterdam y Helder de La Haya. En 2012, el Museo Castagnino + MACRO de Rosario dedicó una exposición antológica a sus pinturas, videos e instalaciones.

Si Van Gogh pintó las cinco figuras en colores tierra –“algo así como el color de una patata muy polvorienta, sin pelar, por supuesto”, dijo el creador de Los girasoles— Verf se inclinó por un espacio luminoso donde las formas parecen flotar entre el rojo fulgurante, bello y al tiempo dañino. Todo parece pulcro y perfecto para los comedores contemporáneos, pero hay un secreto que develar.

El sabor del rojo se puede visitar en Galería Nora Fisch, Av. San Juan 701 de martes a sábados de 14 a 19, hasta el 5 de agosto