Con el procesamiento dictado por el juez federal de Bahía Blanca Walter López Da Silva sobre el supuesto adiestrador canino y forense Marcos Herrero, por plantar pruebas falsas en la causa por la desaparición y muerte de Facundo Astudillo Castro firme por falta de apelación, cambia radicalmente la situación de los agentes de la policía bonaerense acusados y es un misterio qué rumbo tomará la pesquisa, que debería sobreseerlos y aceptar la hipótesis de la muerte accidental.

Facundo Astudillo Castro salió a la ruta a hacer dedo con su mochila, en el momento más estricto de la cuarentena por la pandemia global de coronavirus, con la intención de encontrarse con su exnovia en Bahía Blanca. Desapareció el 30 de abril de 2020. En agosto de ese mismo año, su cuerpo fue encontrado en la ría de Bahía Blanca, en la parte final del estuario conocida como Cola de Ballena, cerca de Villarino, una zona de muy difícil acceso, aún para los baqueanos.

La autopsia determinó que Facundo había muerto por ahogamiento y la discusión y la batalla posterior de su madre fue por demostrar que ese hecho no había sido accidental. Así llegó a Marcos Herrero.

Marcos Herero es rionegrino, nacido en Viedma y tiene un pasado como policía. En los últimos años, adquirió relevancia mediática por los contundentes hallazgos realizados por sus perros en distintos casos policiales de gran resonancia. Al punto que las familias de las víctimas lo contratan como perito de parte y hacen colectas por las redes sociales para pagar sus honorarios cuando no tienen los recursos.

En el mundo de los adiestradores y peritos, la contundencia y espectacularidad de sus hallazgos siempre generó sospechas. Los familiares de las víctimas se encuentran inicialmente en un estado de extrema vulnerabilidad.

Sin embargo, su credibilidad comenzó a caerse como un castillo de naipes cuando fue procesado en Mendoza, también por plantar pruebas, en este caso en la zona de Potrerillos, por la desaparición de Viviana Luna. El resto óseo -parte de un cráneo-, que encontraron los perros de Herrero correspondía en realidad a un varón. Alertados, los investigadores mendocinos lo cotejaron con otro de los hallazgos de Herrero, en este caso en la provincia de Santa Cruz: el ADN coincidía. Entre otras cosas, Herrero y sus perros encontraron en Santa Cruz los dólares termosellados de los Kirchner, que luego terminaron siendo billetes de estanciero.

En el caso Astudillo Castro, los elementos plantados por Herrero tenían el objetivo de incriminar a los policías de la comisaría de Mayor Buratovich, un pueblo del sur bonaerense en las inmediaciones de Bahía Blanca: Mario Sosa, Jana Curuhinca, Siomara Flores y Alberto González, quienes fueron vistos por testigos subiendo al joven de 22 años al patrullero, en el último registro que se tiene de él con vida.

Germán Sasso es periodista del medio local Labrujula24.com.ar, siguió el tema desde sus inicios y es autor del libro “Operación Facundo”. Afirma que “el Equipo Argentino de Antropología Forense concluyó en la autopsia que no lesiones pre mórtem ni signos de tortura, luego otros informes científicos concluyen lo mismo. La verdad es que la policía de Buratovich le labró el acta de infracción y lo dejó ir. En el pueblo siguiente, Origone, le avisan a la policía que estaba a la vera de la ruta, el policía pregunta si vuelve a labrar otra infracción o no es necesario y justo aparece la testigo H, que lo levanta en su camioneta, que lo deja unos kilómetros más adelante, porque Facundo no quería que lo detectaran en el control fitosanitario del km 714. y comienza a caminar por la vía. Hasta hay llamados y mensajes del teléfono de ese momento”. Facundo, en plena noche cerrada, podría haber caído a la ría accidentalmente.

Lasso agrega que “después vino Herero a intentar plantar ´pruebas de manera muy burda, Nosotros lo venimos denunciando desde el inicio”. ¿Por qué tuvo tanta repercusión el caso, entonces? “Porque una desaparición forzada genera mucha conmoción, porque la bonaerense tiene su fama, porque en plena cuarentena no había noticias y los medios algo tenían que dar y porque hubo manijeo político por parte de un sector del radicalismo”, enumera. “Quisieron convertirlo en el Santiago Maldonado de Berni y Kicillof”.