"Estamos ante un fabulador y estafador que ha hecho mucho daño a familias que atraviesan momentos límite. El sistema judicial está en deuda con ellas porque no les ha dado respuestas, pero este hombre sólo ha entorpecido y generado más desesperación", sintetizó a Karina Micheletto de Página/12 en 2021 el fiscal mendocino Gustavo Perrello cuando Marcos Herrero fue detenido en una causa que no es la de Facundo Astudillo Castro. "Es muy peligroso y hay mucha gente que sigue creyendo en él", advierte. En ese momento Herrero estaba preso desde hacía diez días, acusado de "falsa denuncia, falso testimonio, usurpación de títulos y encubrimiento". Su detención en Mendoza obedeció  a que representaba peligro procesal de entorpecimiento.

Herrero había sido quien montó el famoso y supuesto hallazgo de "dólares termosellados" en los que basó una denuncia la diputada Mariana Zuvic contra Cristina Fernández de Kirchner, y que resultaron ser billetes del juego El Estanciero.

El disparador fue la confirmación de que Herrero plantó huesos y cartas truchas en el caso de Viviana Luna, desaparecida en 2016. La Justicia comprobó por perfil de ADN que los restos que encontraron sus perros en su primer día de búsqueda corresponden al mismo esqueleto (de un varón) que los que también hallaron en el caso de Marcela López, en Santa Cruz. 

Herrero había sido contratado en Mendoza por la familia de Viviana Luna, desaparecida en 2016. El mismo día que empezó su trabajo, sus perros encontraron un cráneo quemado junto a cartas reveladoras, en un lugar que ya habían sido rastrillado varias veces a lo largo de estos cinco años. Pero las cosas esta vez no salieron como Herrero esperaba.

Tras confirmar por ADN que los huesos pertenecían al mismo esqueleto de otro hallazgo suyo en Santa Cruz, el fiscal Pirrello ordenó escuchas, cotejó los videos de los momentos de los hallazgos y tomó declaración a una testigo. Luego, solicitó un allanamiento que sumó prueba al momento de realizarse: mientras era allanada la casa de Herrero, una vecina llamó a la policía denunciando que el hombre había arrojado huesos por la medianera Fueron recolectados con la sospecha de que lo que estaba haciendo Herrero era "descartar" los huesos que usaba para sus “hallazgos”.

Junto a los huesos, Herrero halló en su primer día de rastrillaje, en un hostel abandonado, dentro de un monedero, una carta a medio quemar.  También a María Cash y Sofía Herrera, ambas desaparecidas hace años, junto a frases confusas. Dos días más tarde, en otro rastrillaje, en unas cabañas donde había vivido Luna el perro de Herrero marcó un estuche en un ropero; en el interior apareció la misma carta... por segunda vez.