“Lo damos vuelta la puta que te parió, lo damos vuelta…”, fue el grito ensordecedor de los militantes del kirchnerismo que colmaron el gimnasio donde se levantó el escenario cuando Cristina Kirchner se acercaba a Esteban Bullrich en el recuento de votos. La jornada parecía que se extendía sin final a la vista. A las dos de la mañana del lunes el frente Unidad Ciudadana estaba a 0,29 por ciento de Cambiemos cuando restaban 10 por ciento de las mesas por escrutar. Por ello apareció el precandidato Leopoldo Moreau, que habló con firmeza: “Exhortamos al ministro del Interior (Rogelio Frigerio) que libere los resultados. Secuestraron los votos”. El reclamo se sustenta en los informes que manejaba el kirchnerismo y que daban cuenta de que las boletas restan contar llevarán a Cristina al frente del comicio. Luego, Moreau llamó tres veces al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que no le atendió el teléfono. La militancia esperaba que CFK saliera a hablar. Ocurrió cerca de las cuatro de la mañana, cuando la diferencia era 0,01 por ciento y faltaba escrutar más del 5 por ciento del padrón bonaerense: “nunca pensé que tendría que pedirles perdón a todos los argentinos por este bochorno que hemos sufrido”, aseguró.
“Fue un show para el horario prime time de la televisión, como si fuera un timbreo”, dijo la ex presidenta sobre el festejo temprano de Cambiemos. Y se atribuyó la victoria en la provincia de Buenos Aires.
El domingo terminó con el escrutinio en la provincia de Buenos Aires incompleto. Entre los hombres y mujeres del kirchnerismo que acompañaban anoche a Cristina Fernández de Kirchner aseguraron durante toda la tarde que el final iba a mostrar un resultado a favor de la ex presidenta.
Veinte minutos antes de la medianoche, cuando el desconcierto ganaba la zona destinada a los periodistas, aparecieron por un costado los precandidatos a diputados nacionales Roberto Salvarezza y Vanesa Siley. El primero aseguró que “va a haber sorpresa con el resultado final. Lo que estamos viendo en este momento en la pantalla del recuento es una foto. Todavía falta mucho y nos vamos a quedar a esperar con toda la responsabilidad del caso”, dijo.
Los periodistas de radio y televisión se abalanzaron cuando los vieron aparecer. Un banner cayó fruto de la presión de los movileros. Como pudo, Salvarezza aseguró que “lo que creemos es que la carga está sesgada porque tenemos otros datos, así que vamos a esperar hasta el final”. Los periodistas querían saber si Cristina Fernández de Kirchner continuaba en el edificio contiguo que se conoce como el hotel para la concentración de los jugadores del club Arsenal de Sarandí, el lugar elegido para esperar el resultado de las PASO.
Siley, mucho más baja que Salvarezza, apenas aparecía entre los micrófonos y grabadores. Esforzándose, casi gritando, pidió paciencia. “Sabemos que va a ser una larga noche. Consideramos que va a haber una sorpresa y simplemente lo que estamos haciendo es un ejercicio de responsabilidad democrática. Por eso no salimos a hablar antes”, indicó.
Mientras los precandidatos hablaban, la pantalla de la página del recuento de votos comenzó a moverse y la distancia se acortaba. Con el 51,34 por ciento de las mesas escrutadas, los candidatos de Cambiemos obtenían 35,70 por ciento y la Unidad Ciudadana sumaba 32,68 por ciento. Más abajo, 1País de Sergio Massa mostraba el 15,68 por ciento y en el cuarto lugar Cumplir de Florencio Randazzo llegaba al 5,88 por ciento.
Los minutos corrían y una vez más el portal del escrutinio se actualizó. Estaba vez mostraba que ya se habían contado el 59,96 por ciento de las mesas y la UC recortaba la distancia a 2,5 por ciento. Cinco minutos más tarde la diferencia entre la UC y Cambiemos se redujo a 2,42 por ciento. La militancia que estaban frente al escenario incrementaba el griterío al cantar “senadora, Cristina senadora”.
Cada actualización de la web mostraba un crecimiento de los votos de CFK y la brecha con Cambiemos se reducía. El lunes ya tenía 30 minutos de existencia cuando todavía restaba que las autoridades que realizaban el escrutinio carguen los datos de González Catán y Gregorio de Laferrere. Territorios muy poblados e históricamente peronistas que permitía que la frase “hay que tener confianza”, que repetían dirigentes del kirchnerismo sobre el final del domingo parecía ganar realidad.
A la una de la mañana la diferencia se redujo a 1,02 por ciento. Moreau salió a hablar más temprano con la prensa y aseguró que “rápidamente los guarismos en Buenos Aires están cambiando”. La militancia que copó el gimnasio no lo dejó hablar con el grito de “senadora… Cristina… senadora” porque todavía restaban que se escrutaran el 22 por ciento de las mesas. “Estamos absolutamente seguros de que en un rato más se conocerá la verdad. Estamos muy confiados y tranquilos”, aseguró el histórico dirigente alfonsinista Moreau que a esa altura parecía estar emocionado por el final cabeza a cabeza que reducía la diferencia ante cada actualización de los resultados oficiales.