La defensa de Gabriel Isassi, Juan José Nieva y Fabián López, los oficiales de la brigada de la Policía porteña imputada por el homicidio agravado de Lucas González, pidió este martes la absolución de los efectivos al asegurar que dispararon en "legítima defensa" y en "cumplimiento del deber". El abogado Fernando Soto, a cargo de la defensa, dijo que accionaron sus armas para responder a una "embestida" del auto en el que viajaba Lucas y sus tres amigos, a los que, afirmó, la brigada siguió al creer que salían de una vivienda de la Villa 21-24 que investigaban porque "se dedicaba a vender marihuana". Los chicos, en cambio, salían de entrenar de un predio de Barracas Central. 

Nada parece haber cambiado desde el día en que los oficiales declararon en la instrucción de la causa. Allí los tres asumieron haber disparado el 17 de noviembre de 2021, y Nieva, que manejaba el Nissan de la brigada, había agregado que lo hizo para "repeler" una embestida de la Suran de los chicos. En la primera audiencia del juicio, en tanto, los tres le habían agregado a esa versión los argumentos que utilizó Soto en su alegato: "cumplimiento del deber" y "legítima defensa"

El abogado, también defensor del policía Luis Chocobar, comenzó su exposición cerca de las 10.15. A unos metros, en el pequeño cuarto en el que presencian el juicio, sus tres defendidos escuchaban el alegato. Soto rechazó todas las acusaciones del fiscal de juicio, Guillermo Pérez de la Fuente, y del abogado de la querella, Gregorio Dalbón, pero hizo especial hincapié en negar que sus defendidos hayan actuado con un plan previo --premeditación-- y por placer y odio racial, dos de los agravantes imputados por la acusación. 

"Isassi, López y Nieva no estaban buscando una presa para cazar. Estaban por un mandato preciso de la UFEIDE --N de la R: fiscalía especializada en delitos de drogas--, que les había ordenado específicamente tareas de investigación discretas en un lugar determinado", aseguró el abogado y agregó que "no estaban para ver a quién asesinaban por su color de piel". Según Soto, la brigada estaba vigilando un domicilio de la calle Luna en el que "tenían la información de que se estarían comercializando estupefacientes", en específico, aseguró, "se dedicaba a vender marihuana". 

En la octava audiencia del juicio, sin embargo, el ex ministro de Seguridad porteño, Marcelo D'Alessandro, ya había declarado que, si bien existía una orden judicial de investigación, "no coincidía con el momento y el lugar en que estaban actuando". El titular de la cartera al momento del crimen había ratificado en este sentido que la UFEIDE "no daba la orden de estar ahí en ese momento". Pese a esto, Soto afirmó en su alegato que la brigada creyó que los chicos salían del domicilio en cuestión cuando en realidad se iban del Predio Cacho, al que fueron a entrenar. El abogado señaló que el domicilio tiene un pasillo que da a la cancha.

"No salió un contingente de gente con ropa deportiva. Si los oficiales hubieran visto eso no hubieran seguido a todos, se hubieran dado cuenta de que estaban jugando al fútbol", dijo, y añadió que la brigada siguió a la Suran "porque estaba en el curso de una investigación judicial encomendada". Según Soto, tenían la "razonable sospecha" de que podían estar vinculados con ese domicilio, por lo que "querían interceptarlos, identificarlos y evaluar si estaban vinculados o no". El abogado se refirió entonces al momento de la interceptación en Iriarte llegando a Luzuriaga y la posterior balacera. Dijo que la Suran llegó a detenerse, que los oficiales se bajaron para identificarlos y que entonces los chicos "aceleraron y embistieron a Isassi y a López". 

"Si hubieran detenido su marcha y dejado que los identifiquen hubieran seguido su curso", planteó entonces Soto sobre la reacción de los chicos, que creyeron que los estaban asaltando e intentaron escapar. Acerca de los balazos de Isassi y Nieva, afirmó que los dos "ejercieron una reacción de defensa porque estaban obrando en el cumplimiento del deber y estaba sucediendo una agresión que ponía en serio riesgo su integridad física e incluso su vida. Perdieron la estabilidad y dispararon como pudieron".

También aquí el abogado omitió la declaración de D'Alessandro, que señaló que "no había una situación de peligro que amerite una maniobra como la que se desarrolló". El comisario inspector Gustavo Gauna, jefe de Homicidios de la Federal al momento del crimen y a cargo de varios de los peritajes realizados en la causa, también dijo en el juicio que "el personal policial no corría riesgo de vida como para accionar sus armas". Soto, sin embargo, se preguntó: "¿Qué iban a hacer? ¿Dejarse atropellar?".

En cuanto a los disparos de López, cuya impronta de bala se encontró en el guardabarros trasero de la Suran, el abogado aseguró que el oficial tiró al suelo, que la bala se desvió y que "de ningún modo puso en peligro la vida". Sobre la falta de identificación del auto de la brigada, Soto dijo que hubo "deficiencias", pero las atribuyó al vehículo y no a los oficiales. En cuanto a la ausencia de voces de alto mencionada tanto por los sobrevivientes como por el único testigo presencial del hecho, Nicolás Connell Farrel, el abogado sólo se refirió a este último y dijo que "puede ser que no haya escuchado porque estaba a 50 metros y había tránsito". 

El punto del arma de juguete hallada horas más tarde en la Suran apenas fue abordado por Soto, que sólo mencionó la declaración del principal Héctor Cuevas, quien acusó a Isassi como el agente que plantó la pistola falsa. El abogado aseguró que Cuevas dijo eso porque "es el único de los policías presos al que la prueba odorífera le dio positiva en el arma" y agregó que, en todo caso, su declaración debe valorarse en un proceso posterior. Durante sus casi tres horas de alegato, Soto no hizo mención a las primeras modulaciones del oficial Isassi en las que comunica su falsa versión de lo ocurrido. A las 9.40, instantes después del hecho, Isassi moduló que se trataba de un "enfrentamiento armado" con "cuatro masculinos armados". Momentos más tarde, agregó que "el acompañante esgrime un arma de fuego". El acompañante era Lucas, que ya agonizaba con un balazo en la cabeza.