Hace unos días se publicó, en un diario de gran circulación en todo el país y de sesgo antinacional, una nota que apunta a homologar (incorrectamente) la opción de voto a Juan Grabois con la propuesta de “votar a Perón desde la izquierda”, enarbolada y puesta en práctica, en las elecciones de septiembre de 1973, por el partido Frente de Izquierda Popular (FIP), liderado por Jorge Abelardo Ramos y Jorge Enea Spilimbergo.
La boleta propia (la 14) del FIP llevaba la leyenda “Liberación y Patria Socialista” y obtuvo casi 900 mil votos, que se sumaron y contribuyeron al triunfo de Juan Domingo Perón como presidente de la Nación. De este modo, los votos del FIP se sumaron a los votos del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Cabe destacar que entre los 900 mil sufragios con la boleta del FIP estuvo el voto de Cristina Fernández de Kirchner, tal como lo reconoció ella misma hace algunos años.
Como es sabido, en las próximas elecciones primarias, el frente Unión por la Patria llevará dos candidatos que confrontarán entre sí: Sergio Massa y Juan Grabois, con posiciones -obviamente- no idénticas.
Tal disyuntiva implicará que aquellos que se sientan dispuestos a apoyar un proyecto nacional y popular compitan y se resten votos mutuamente en esta primera instancia electoral. Que no fue la propuesta del FIP en 1973, ya que los votos de las dos boletas se sumaban directamente a favor de Perón, cuando no había PASO.
Aunque se presume que la candidatura de Massa concitará el mayor porcentaje de adhesión dentro de UP, se viene gestando una opción desencantada de esta alternativa y que se inclina por Grabois, y aún por el voto a la “izquierda”, al voto en blanco o bien a la inasistencia a los comicios.
Por sobre los cuestionamientos enarbolados acerca del perfil y los antecedentes de Massa (justificados en muchos aspectos), los adherentes a Grabois, con mayor o menor enjundia, con mayor o menor agresividad en el lenguaje, con su voto le restarán a Massa un determinado porcentaje. Es cierto, que algunos argumentan que el voto hacia Grabois posibilitaría evitar que tales sufragios se volcaran a la “izquierda” o al voto en blanco. Y que en las elecciones generales votarían por Massa, aunque eso habrá que ver si se hace efectivo.
Pero acontece, y esto es lo crucial a dirimir en la alternativa de sumar o restar, que en la vereda de enfrente está al acecho el principal adversario de un proyecto que represente, aún con debilidades varias, al campo nacional. Juntos por el Cambio, con Horacio Rodríguez Larreta o con Patricia Bullrich, que como proyecto encarnan lo mismo, constituye la expresión antinacional que condujo al abismo al país entre 2015 y 2019 y que de imponerse en las elecciones agudizará sus reaccionarias políticas y encima, tal como lo anticipan sin “pelos en la lengua”, con un nivel de autoritarismo y violencia inusitados.
Aunque se trate de las PASO y no de las generales, si Grabois le resta votos a Massa, y Larreta o Bullrich lo superan, se podrán verificar algunas de las siguientes circunstancias nocivas para la candidatura de Massa: (a) un embate total de los poderosos medios de difusión concentrados fortaleciendo la idea de que Massa “perdió”; (b) un debilitamiento del ánimo, de la esperanza y de la militancia activa acerca de la certeza de un posible triunfo; y (c) un deslizamiento de aquellos sectores menos politizados que se puedan encandilar sumándose a los “ganadores”, aunque no perciban que pueden estar votando a sus verdugos.
En la instancia de ballottage, los candidatos del conservadurismo extremo (sean Larreta o Bullrich), ¿con quién preferirían confrontar?, ¿con Grabois o con Massa?
En el 2015, la fatal incomprensión de aquellos que esmerilaron o directamente dejaron de apoyar (de adentro y de afuera, por desencantos, por principismos abstractos) a Daniel Scioli para presidente, habilitaron objetivamente (aunque no se lo propusieran) la llegada de Mauricio Macri. El sciolismo, por supuesto, no era socialismo; pero tampoco hubiera sido totalmente lo que fue el macrismo. Habría que haberlo votado para que no triunfara Macri y luego seguir luchando denodadamente por la defensa de las mejores causas populares. Lo mismo tendrá que acontecer hoy, votando Massa-Rossi, desde las propias PASO para no debilitar.
Arriesgar y jugar, a lo mejor otra vez, con fuego, esmerilando a Massa -por una u otra razón, aun entendibles- nos puede conducir a la barbarie a la que nos sometió el neoliberalismo macrista.
Tragar sapos o dinosaurios será la disyuntiva a sobrellevar. Pero lo que sí será indubitable es que si la derecha del odio triunfa nuevamente, todos, y fundamentalmente los sectores tradicionalmente más vulnerados de la sociedad, terminaremos tragando los dinosaurios más grandes y pútridos.
Hay que garantizar el triunfo del candidato “de unidad” de Unión por la Patria, recordando siempre que aún el más débil del campo nacional será mejor para el pueblo que cualquier representante de la derecha antinacional más recalcitrante.
* Norberto Alayón es profesor titular consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).