Poblados y tierras perdidas contra las poblaciones originarias del este y el oeste de la actual provincia de Catamarca, fueron la clave para que Fernando de Mendoza y Mate de Luna busque una nueva locación, en medio de desacuerdos con antiguos vecinos, y una intimación Real para que la pueblen.
Este 5 de julio se cumplen 340 años de que Fernando de Mendoza y Mate de Luna fundara San Fernando del Valle de Catamarca. La más nueva, por así decirlo, de la avanzada española sobre el actual territorio argentino. Una más del plan de conquista para sumar riquezas, poderío y crear latifundios en nombre de su majestad, el Rey.
La fundación está plagada de anécdotas y traslados. Por un lado, los españoles eran continuamente derrotados en el este y oeste del actual territorio provincial. Por el otro, el ahora Valle Central tenía asentamientos más antiguos que también sufrían los embates de los indígenas. Catamarca era tierra insumisa.
Catamarca/12 entrevistó al historiador, y jefe del Archivo Histórico de Catamarca, Carlos Carabajal, quién indicó: “Esta fundación viene a cerrar un dificultoso proceso de idas y vueltas por establecer un enclave estratégico entre las poblaciones establecidas, ciudades enlace y descanso entre Chile y Santiago del Estero”. Después de varios intentos “que comenzaron en 1558 en la insigne Londres de la Nueva Inglaterra en el valle del Quimivil y hasta el momento de que Fernando Mendoza de Mate de Luna elevó el palo de la Justicia de aquel 5 de julio de 1683, hoy a 340 años de aquella proeza contemplamos una ciudad moderna y serena, que como una perla se luce entre las serranías del Ambato y el Ancasti”, expresó.
¿En qué marco se produjo la fundación de San Fernando del Valle, y en su actual locación?
Se desarrolla en un contexto de diversas situaciones que nacen en aquella fundación de Londres de la Nueva Inglaterra en 1558, y que por diversas situaciones se tuvo que trasladar de modo de itinerante hasta la fundación de la San Juan Bautista de la Ribera, en Pomán, en 1633, que no pudo desarrollarse como una ciudad pujante, nunca pasó de ser una estancia en el faldeo occidental de la serranía del Ambato. Concretar la fundación la ciudad de Londres parecía una utopía. Sumado a eso, el conflicto bélico que se desarrollaba entre los españoles y las distintas facciones de los calchaquís, también fue uno de los motivos recurrentes de los traslados de la esta ciudad (enlace).
Entonces, el Valle (central) de Catamarca era un lugar equidistante entre Tucumán y La Rioja, y por su ubicación estaba alejado de los conflictos que se desarrollaban en la zona del Oeste. Tenía un clima adecuado para el desarrollo agrícola, de tierras fértiles y un rio de caudal firme que regaba las parcelas y potreros, o mejor dicho las chacras que se proliferaban entre San Isidro y Piedra Blanca, de ahí la denominación popular que recibió ese territorio como “Las Chacras”. Incluso, se le habían dispensado reconocimientos como la elección de un alcalde de entre sus vecinos pero jurídicamente, pertenecían a la Gobernación del Tucumán.
Los vecinos de las Chacras vieron que su territorio tenía las condiciones adecuadas para ser una ciudad por lo que gestionaron los medios para que en este lugar sea ubicada la ciudad de Londres. A sabiendas de las diferencias jurisdiccionales, mandaron un pedido formal al Rey para el traslado de la ciudad de Londres de Pomán al Valle de Catamarca. A este pedido se le sumó el apoyo del obispo de Tucumán en el 1678, que enfatiza la necesidad de constituir una ciudad en el Valle. También se sumó el comentario del gobernador de Tucumán en aquel entonces, José de Garro, de trasladar las personas que habitaban en la Londres del Pomán al Valle por ser una región prospera y que en poco tiempo sería “la más populosa ciudad de la provincia”.
Por todo esto se da a conocer la Real Cédula del 16 de agosto de 1679 tenía como objetivo autorizar el traslado y establecer el sitio de la nueva ciudad.
¿Qué objetivo tenían y desde dónde venían los españoles que la fundaron?
La Corona española dominó los territorios descubiertos fundando ciudades y se establecieron sobre ellos, transformaron la organización de esos espacios y su función. También incorporaron otros usos y hábitos culturales, muchas veces dejando de lado la identidad de sus originarios habitantes.
Cada nuevo núcleo urbano significaba la posesión de tierras y la obediencia de los pueblos que las habitaban: se organizaba la explotación de las regiones conquistadas y se administraban las unidades económicas. Cada una de las ciudades se fundaban a distancias estratégicas y funcionales para unirlas entre sí, y formar una secuencia de recorrido de una ciudad a otra que consolidase las comunicaciones.
Los fundadores en este territorio provenían en su mayoría de España. Muchos de estos con una probada trayectoria militar y algunos con títulos de hidalguía.
Fernando de Mendoza Mate de Luna era un hombre de armas, había nacido en Bornos, del antiguo reino de Sevilla, de linaje noble, y tenía el grado de capitán de Infantería cuando solicitó licencia para trasladarse al Tucumán.
Es posible que antes de marzo de 1679, Mate de Luna haya sido designado Gobernador del Tucumán porque el 7 de ese mes y año está fechada su “relación de servicios”. Entonces, en cumplimiento de la Cédula Real de 1679, como gobernador del Tucumán, Mendoza Mate de Luna debía trasladar la ciudad de Londres de Pomán al Valle de Catamarca. Mate de Luna llegó al Valle de Catamarca el 30 de mayo de 1683, junto a Tomás de Salas, su secretario y escribano.
Entre sus primeras medidas dispuso el traslado del Estandarte Real y los Libros Capitulares desde Londres de Pomán. Y da cumplimiento a esta orden real aunque de manera cierta no trasladó la ciudad de Londres al Valle sino por el contrario, funda una nueva ciudad.
El 16 de junio, Mendoza Mate de Luna reunió, en cabildo abierto, a 22 de los principales vecinos de Las Chacras para pedirles su opinión con respecto a la ubicación más conveniente para la nueva ciudad. Todos estuvieron de acuerdo en que se la debía establecer en la misma Población del Valle, pero discrepaban sobre un lugar preciso.
Cinco se manifestaron por el sitio exacto de la misma villa, y los 17 restantes por el lugar denominado Los Mistoles (actual Pozo del Mistol). Pero el gobernador y de manera arbitraria resolvió, entre el 21 y 22 de junio de 1683 fundar la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca.
La imprecisión de la fecha se debe a que están deterioradas las páginas pertinentes del Libro Capitular. Mate de Luna alegó motivaciones geográficas, la emplazó en un espacio distinto al que ocupaba la Población del Valle que una región densamente habitada y consolidada ya por colonos españoles (actualmente, el departamento Valle Viejo).
¿Qué paso entonces con esa ciudad de Mendoza de Mate de Luna?
Un 5 de Julio de 1683 eligió el solar. Mate de Luna, acompañado por el maestro Don Nicolás de Herrera, por Fray Jacinto de Valladares, todos los cabildantes y numerosos vecinos, plantó el Palo de Justicia, símbolo de la jurisdicción de la ciudad en una ceremonia tradicional de los españoles para señalar la toma de posesión. Esto tuvo todo un protocolo que en cierto punto era anacrónico para fines del siglo XVII.
Mate de Luna argumentaba que ese lugar donde habitaban los aborígenes Choya, en la margen occidental del rio del Valle, era un “paraje capaz, hermoso y seguro de toda inundación”, y un le dio el nombre de Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Mate de Luna justificó escuetamente el motivo del nombre de la nueva ciudad: “por el día del glorioso santo el que entre en ella, me pareció preciso el poner el nombre”.
El historiador Ramón Rosa Olmos afirma que el gobernador dispuso que la ciudad tuviese nueve cuadras de ancho y nueve de largo, con dos cuadras para la ronda de la ciudad y cuatro de leguas para los ejidos. Constituyó las autoridades del cabildo con una sala de sesiones, archivo, cárcel y calabozo. Se preocupó también para que los indígenas de Londres que viajaban con él al ser trasladada la ciudad. Se escribe que no quedaran abandonados, y que se les dio un lugar y dictando algunas ordenanzas para el “buen tratamiento de los mismos”.
Pero los vecinos de Las Chacras no se trasladaron a los solares de la nueva ciudad y hasta muchos años después no se realizó la población efectiva de la ciudad. El sitio de la nueva ciudad presentaba un paisaje agreste de algarrobos, achumas, quebrachos, jarillas y acacias, con suelo difícil para la siembra, distinto al vergel de las Chacras
Más de una década después, el 1 de enero de 1694, el teniente de gobernador de San Fernando, Bartolomé de Castro, bajo mandato del gobernador Martín de Jáuregui, emitió un bando en la Población del Valle intimando a los vecinos "a edificar sus casas [en la ciudad de San Fernando] y a instalarse en ellas, so pena de pérdida de feudo para los encomenderos y de los solares repartidos para quienes no lo fueran".
Recién en 1695, un 7 de abril, quedó establecida formalmente la ciudad de San Fernando en el Valle de Catamarca, luego de ser trasladada en procesión desde el Valle Viejo, la imagen de la Virgen del Valle. Parecería que tanto gobernantes como gobernados aceptaron en esa oportunidad que donde se encuentre la imagen de la Virgen, deberían asentarse.
Ya entonces la Virgen del Valle fue factor indispensable de cohesión para la población: “Allí habrá ciudad”. Bartolomé de Castro materializó y fue el hombre que realmente puso voluntad para que esa ciudad de Mendoza de Mate de Luna sea lo que es hoy “una perla entre las sierras”.