La despensa mediterránea

Una preciosa esquina escondida en Coghlan, el barrio más pequeño de la ciudad. Ahí, el frente pintado de azul, la vidriera traslúcida y estantes atiborrados, está Little Italia Market, un paraíso terrenal de productos italianos que suma también otros orígenes (Grecia, España, Francia y también la Argentina). “Tengo un taller de pastas, se llama Pasta Noble. En un momento empecé a traer al país harina italiana 00 y sémola rimacinata, las mismas que usan allá. Mis alumnos querían comprarme esas harinas y así nació Little Italia Market: arrancamos como tienda on line, crecimos en pandemia y hace un año abrimos el local a la calle”, cuenta Cecilia Ledesma, socia e ideóloga de este espacio.

Entrar a Little Italia Market es traspasar una frontera geográfica, un viaje al sabor mediterráneo expresado en un puñado de marcas que reúnen nostalgias familiares con delicatessen de lujo. Hay licores, grappas y amaros (como la peculiar Crema de Pistaccio Morelli), hay cafés (Illy, Bonini), hay aceitunas (griegas, italianas, españolas). Lo más vendido rodea al mundo de la pasta y de la pizza, con harinas y sémolas (Caputo y Le 5 Stagioni) y con salsas de tomate (marcas reconocidas como Mutti, DeCecco, Gustarosso y otras, incluso en formatos gastronómicos de 2.5 kg). Esto es apenas el comienzo: el recorrido sigue con aceites de oliva, con quesos y embutidos, con conservas, pastas secas, arroces y chocolates. Todo lo que está en el local se vende también online, con envío a todo el país.

“Sumamos también productos argentinos, siempre buscando que nos gusten mucho y que no estén en todos lados”, cuenta Cecilia, multiplicando una lista que tiene las formidables conservas de anchoa y boquerones del marplatense Hernán Viva, los corazones de alcaucil en oliva de los mendocinos Casa de la Torre y las harinas del molino Mayal, entre otros.

Sin necesidad de caer en facilismos, queda claro que buena parte de la gastronomía argentina se reconoce en los sabores de Italia. Para reproducirlos, ahí está Little Italia Market.

Little Italia Market queda en Romulo Naón 2701. Horarios de atención: lunes a sábados de 10:15 a 19. Instagram: @littleitaliamarket.

De la TV a los fuegos

Efusivo, histriónico, con esa soltura tan italiana: así es Roberto Ottini, cocinero nacido cerca de Milán y que hace más de dos décadas vive en Argentina. Llegó al país para hacerse cargo de Harry Cipriani, un restaurante emblemático del jet set de los finales de los 90 en Buenos Aires; luego pasó a Bengal, otro ícono en la gastronomía local, hasta que comenzó su carrera mediática en TV, ganando popularidad federal. Ese mismo Roberto Ottini regresa ahora a los fuegos, como socio y cabeza de Girardi en el empedrado barrio de San Telmo.

El lugar es precioso, con una puerta de color rojo intenso y un gran cartel pintado a mano: allí, junto al nombre, aparecen dos conceptos que explican la propuesta: cucina y salumería.

El local es largo, angosto, precioso, pensado en distintos espacios: un patio cubierto con mesas de mármol de carrara, “el mercato” con mostrador y barra, más allá el salón de paredes con boiserie y espejos biselados. Debajo se suma una cava de vinos con importante mesa central para festejos privados (cuenta con acceso directo desde el estacionamiento: quien quiera ir sin ser visto, este es el lugar).

Más allá de la ampulosidad de materiales y brillos, Girardi esquiva pretensiones con un ambiente amigable y ruidoso, casi a modo de cantina, abriendo todo el día. La carta se distribuye en antipasti, primi piatti, secondi piatti y doci, con ejemplos como los fritelle di spinaci ($4200), el risotto con mascarpone, langostinos y limón ($5100), los fusilli con nduja ($4200) o una rica saltimboca a la romana (filetes de ternera con jamón crudo, $5600).

En una de las mesadas descansa una centenaria cortadora de fiambres Berkel, restaurada a nuevo, belleza que demuestra la importancia que la salumería tiene en esta casa: en una cava descansan guanciales, pancetas, jamones italianos y nacionales, todo de gran calidad y delicadeza. De esos fiambres salen los antipasti y también sándwiches de mediodía.

Algo alejado del centro de San Telmo, Girardi convoca por sí mismo: un chef muy querido con una sabrosa propuesta para el público porteño.

Girardi Cucina Italiana queda en Defensa 1328. Horario de atención: martes a sábados de 10 a 24; domingos de 10 a 19. WhatsApp: 11-2477-1565. Instagram: @girardicucina_.

Una gran apuesta

Un teatro en el subsuelo para casi 300 personas. Una galería de arte. Una biblioteca. Y el restaurante como estrella, recibiendo directo desde la entrada. Así es Abra Cultural, flamante espacio del microcentro porteño. 

Con socios relacionados al mundo de la música y el arte, Abra Cultural nace como una propuesta múltiple que promete ganar espesor a lo largo de los meses. “Este edificio supo albergar hace un siglo a las Tiendas San Juan, una de las primeras tiendas departamentales del país, al estilo Harrods”, explican. De esos tiempos quedan algunos rastros en la arquitectura del lugar, también la imponente marquesina recuperada que corona la larga barra de cócteles.

A modo de unión de fuerzas, Luigi Lavarone (cocinero napolitano con larga experiencia entre Punta del Este y Buenos Aires) se asoció al proyecto abriendo dentro Luigi Di Napoli, un restaurante dedicado a la cocina del sur de la península. Como protagonista, ahí está el imponente horno Grimaldi traído de Italia, con sus cuatro toneladas de peso. Del fuego de leña salen pizzas que siguen el estricto protocolo de la Associazione Pizzaioli Napoletani: están elaboradas con harina italiana 00 y tomate también italiano, requieren apenas un minuto y medio de cocción, y son delgadas, flexibles y con un dejo crujiente: deliciosas. 

Los precios arrancan en los $3080 de la Margherita hasta los $4950 de La Parmense rossa, con fior di latte, rúcula, prosciutto di parma, pomodoro, parmigiano y oliva. Entre los Primi Piatti hay risotti (de hongo porcini a $6500, de langostinos y limón a $6050), pastas (penne a la puttanesca moderna, $5170) y especiales del día. Se suman carnes, pescados, postres: una propuesta a tono con un público que cambia durante la jornada. Un detalle a mejorar: la carta de vinos, por ahora demasiado escueta.

En una gran maceta se ve un viejo olivar traído desde la Rioja, representando el espíritu mediterráneo; en la puerta, cuelga una gran raíz de teca de 400 kilos. Entre esos símbolos, nace Abra Cultural.

Abra Cultural queda en Hipólito Yrigoyen 840. WhatsApp: 11-7232-5672. Horario de atención: lunes a sábados de 8 a 24. Instagram: @abracultural