La cita era en el Museo Malvinas y en la muestra Donde caen los sueños, de la artista plástica y médica Laura Inés Kornblihtt; pero el encuentro se terminó convirtiendo en una ceremonia artístico-musical inolvidable, con León Gieco invitando a una galería de músicos excepcionales en un show de alto nivel.
La notable compositora y cantante mexicana Carla Rivarola, David Tagger, Antonio Druetta (que hipnotizó con su mandolina), Diego Smolovich, la artista de la armónica Sandra Vázquez, Joana Gieco, hija de León, y Alejo León, fueron aportando a una selección de canciones que fue de "Días peligrosos" y "El orgullo" (de El hombrecito del mar) a clásicos como "Semillas del corazón", "El fantasma de Canterville" y, claro, "Solo le pido a Dios", sumando a todas las voces de un auditorio que incluyó a Edgardo Esteban, director del Museo, y Tristán Bauer, Ministro de Cultura de la Nación.
Durante dos horas, León se entregó sin reservas a un concierto que bien podría haber transcurrido en un teatro de la calle Corrientes. Con entrada gratuita, la muestra puede verse en el Museo Malvinas, ubicado en el predio de la ex Esma, Av. del Libertador 8151.
“Esta invitación es muy especial para mí. Poder compartir escenario con León, quién es mi ídolo desde que tengo uso de razón, es cumplir uno de mis máximos sueños”, dice Tagger, músico y productor nacido en La Boca, donde filmó junto a Gieco el videoclip de la canción que los une. Smolovich, por su parte, interpretó “La poesía es un arma cargada de futuro”, tema basado en un poema del español Gabriel Celaya, con música de Paco Ibañez. “Es importante estar cerca del trabajo artístico de Laura, por la impronta que tiene de considerar en su arte el paso del tiempo no como deterioro sino como historia y, yo agregaría, aprendizaje”.
La presencia de Gieco tuvo su motivo central en que la médica tomó el nombre de una de las canciones que éste compuso junto a Luis Gurevich para bautizar su trabajo. La pieza es una de las once que puebla Orozco, disco que León publicó en 1997, y su sintonía con la muestra de Kornblihtt, pasa por su incitación a repensar la historia.
El “Me voy, me voy, recordando los tiempos (…) donde se apaga el fuego / como un milagro que se llenó de historias / escritas con el corazón”, que contiene su letra coincide con la intención de la artista, vinculada a hurgar en huellas del pasado a través de manchas y objetos.
“Busco reencontrarme con la historia de los objetos. En verdad, podría ir a la ferretería y comprar chapas o maderas, pero eso no me entusiasma ni me inspira, porque en los objetos oxidados está el paso del tiempo. Y el tiempo no significa algo en contra o en perjuicio de los materiales, sino algo de historia, de memoria, de huella. Los materiales descartados en lo cotidiano tienen una segunda vida”, dijo Laura a Página/12 al momento de inaugurar su muestra.
Además de artista abstracta, Kornblihtt es doctora en medicina
e investigadora de la división
Hematología del Hospital de Clínicas. Ayer -un ayer tan lejano como abril de
1975- fue detenida cuando militaba en un grupo de base en la Facultad de
Medicina y estaba embarazada de cinco meses de su primera hija. Tras
permanecer presa un tiempo en la cárcel de Devoto, pudo salir del país y se
instaló en Milán, Italia, donde residió hasta 1980, años en que se mudó a
Nicaragua para vivir tres años más, y retornar al país a fines de 1983.