“En el conurbano bonaerense, en la lista de concejales, el lugar número dos se lo reservan para el que pone la plata”. Con esa frase arrancó la diputada nacional Mónica Frade que continuó con su denuncia apuntando directamente contra el ex intendente Martiniano Molina: “Algo raro pasó en la campaña anterior en Quilmes, que apareció una mujer en el segundo lugar y nadie me puede explicar cómo apareció”.
La referencia de la diputada que responde a Elisa Carrió fue hacia Patricia Capparelli, abogada con actual filiación bullrichista, que está involucrada en la gestión municipal desde los años de Federico Scarabino. Incluso, fue consejera escolar durante la intendencia de Francisco ‘Barba’ Gutiérrez, dentro del Frente para la Victoria.
Su respuesta no tardó en llegar. “Las afirmaciones realizadas por la diputada Frade no se alinean con los valores de Juntos por el Cambio. Es fundamental mantener la seriedad en estos asuntos”, tuiteó Capparelli. Desde Martiniano Molina y su equipo decidieron que no harían declaraciones ante la consulta de Buenos Aires/12 y remarcaron que Frade ya se había retractado al respecto de sus declaraciones.
En rigor de verdad, también a través de la red del pajarito, la diputada que irá por la reelección en la nómina larretista aseguró que todo se trata de una operación mediática. “No quieran radicar una interna en Quilmes en el sector político de Rodríguez Larreta y Santilli atribuyéndome imputaciones que jamás hice a Martiniano Molina”, escribió Frade. La situación se volvió más engorrosa cuando la propia legisladora, al momento de declarar en el programa de Viviana Canosa en el canal LN+ aseguró que no podía probar lo que había denunciado. Por esta razón, Capparelli también indicó que estas palabras demuestran “la falta de veracidad” en las acusaciones hacia su persona y aseguró que “deberá justificar sus declaraciones ante la justicia.” A pesar de los idas y vueltas, las dudas quedaron sembradas y la interna, al rojo vivo.