Sin frente de frentes pero hinchado después del triunfo de Córdoba, Juan Schiaretti lanzó la campaña electoral de Hacemos por Nuestro País, el espacio que reúne al peronismo no kirchnerista. No estuvo Eduardo Duhalde pero marcó presencia Hilda "Chiche" Duhalde, candidata a diputada por la Provincia de Buenos Aires. El acto se hizo en el Hotel Intercontinental de la Ciudad de Buenos Aires. Junto a su compañero de fórmula, el diputado Florencio Randazzo, y los principales dirigentes del frente que se propone como alternativa a "la grieta que inventó el kirchnerismo y a la que también se prendió el macrismo", expuso los ejes de su programa de gobierno, al que sintetizó como el "modelo de gestión cordobés": equilibrio fiscal, independencia del poder judicial y eliminación de retenciones agropecuarias para estimular la producción, entre otros. Cargó contra el juicio a la Corte y se sumó a la restricción de la protesta. Lanzó duras críticas a las administraciones previas y destacó que "el peronismo debe liberarse de la colonización kirchnerista". A la salida reforzó su mesaje a Horacio Rodríguez Larreta: "Ni por asomo pienso bajarme de la candidatura", lanzó.
Schiaretti fue el único orador del acto realizado en el Salón Gran Montserrat del Hotel Intercontinental porteño. En primera fila lo acompañaban los principales referentes del espacio: el candidato a vicepresidente, Florencio Randazzo, el otro candidato a diputado por la Provincia de Buenos Aires Alejandro "Topo" Rodríguez, que buscará revalidar su banca y el también candidato por la Ciudad de Buenos Aires Diego Bossio, entre otros. Durante poco menos de media hora de discurso, quien fuera tres veces gobernador cordobés llamó a construir un proyecto basado en "la producción y el trabajo, el diálogo, el respeto a las instituciones y a la pluralidad de pensamiento”.
"Somos la expresión de aquellos que rechazamos la maldita grieta", dijo Schiaretti, quien remarcó que esta es "la que hace que los dirigentes políticos se peleen por los cargos, mientras a los argentinos no les alcanza la plata”. En este sentido, apuntó hacia las dos coaliciones mayoritarias y las responsabilizó por perpetuar "la maldita grieta que inventó el kirchnerismo y a la que se prendió el gobierno de Mauricio Macri". Por esta razón, el precandidato se refirió a la lista de Hacemos por Nuestro País como una "lista de gestión", en la que abrevan dirigentes de probada trayectoria al frente de dependencias del Estado.
Tanto Randazzo como Bossio son dos exponentes de esa lista a los que el propio Schiaretti se encargó de respaldar, a pesar de su paso por el gobierno de Cristina Kirchner: "Los diferencia la honestidad y la gestión que han tenido cuando les tocó. Fueron gestiones muy buenas y nosotros no preguntamos en dónde participaron, sino cómo gestionaron y qué queremos para adelante. Por eso conformamos este espacio".
En concreto, Schiaretti propuso adaptar la experiencia de su ejecutivo a un eventual gobierno nacional.
El "modelo de gestión cordobés", como lo llamó, consiste en "el respeto irrestricto a la división de poderes" que garantiza la independencia de la Justicia, "el pluralismo de ideas" y "el federalismo". Para el exgobernador, los lineamientos que propone su espacio se oponen a la política que lleva adelante el gobierno actual, al que definió como "el cuarto gobierno kirchnerista". En ese sentido, ratificó el rechazo al juicio político a la Corte Suprema y cuestionó el modelo económico que propone el gobierno. Entre otras propuestas, prometió desgravar las exportaciones del agro en forma gradual. "Nosotros defendemos al campo. Y vuelvo a levantar mi voz en contra de las retenciones agropecuarias. Hay que sacarle el pie de encima al campo, hay que hacer que produzcan más aquellos que nos traen divisas", sostuvo ante una ovación de pie de todo el auditorio. También destacó la necesidad de eliminar la intermediación en la asignación de los planes sociales y la regulación de los cortes de calle.
Por otra parte, Schiaretti sostuvo que "el peronismo de todo el país debe dejar de ser colonizado por el kirchnerismo", como aseguró que sucede en Córdoba, provincia que se mantiene como un bastión del peronismo anti k y que en la última elección ratificó al oficialismo local representado por Martín Llaryora. Las PASO del próximo 13 de agosto representan, en ese sentido, una prueba de fuego para el mandatario saliente, una oportunidad para medirse en la arena nacional y desafiar los límites del cordobesismo. El objetivo de mínima está puesto en robustecer su presencia en la Cámara Baja, algo que está dentro de las posibilidades del espacio si logran una buena elección en Córdoba, apuntalada por los números de otros distritos. El precandidato presidencial mandó mensajes al larretismo pero también dejó una advertencia al sector que aún le pide que se baje de la candidatura. En declaraciones a la prensa luego del acto, aseguró: "Aspiramos a estar en la segunda vuelta. Después podemos hablar con otras fuerzas políticas para constituir un gobierno de unidad nacional, que es lo que creemos que necesita el país. Pero ni por asomo pensamos bajar nuestra candidatura".
A principio de año, Schiaretti manifestó sus intenciones de ser presidente cuando anunció el lanzamiento de un frente “por fuera de la grieta” junto a Juan Manuel Urtubey. Más tarde, el acercamiento a un sector de Juntos por el Cambio encabezado por Horacio Rodríguez Larreta para conformar un “frente de frentes” generó tensiones internas en ambos espacios y terminó por definir el alejamiento del exmandatario salteño. También sirvió, sin embargo, para crear discordia dentro de la principal coalición opositora en detrimento de la candidatura a gobernador de Luis Juez, algo que el sector bullrichista sigue reprochándole al jefe de Gobierno. Los coqueteos entre JxC y el gobernador cordobés tuvieron como principal beneficiario a Llaryora, frente a un espacio que se debatió hasta último momento entre integrar a Schiaretti o combatirlo.