Con un pie en el rock, y otro en las músicas de raíz latinoamericana, Arbolito sigue su curso. Veintiséis años son los que median ya entre los orígenes del grupo dado en la Escuela de Música Popular de Avellaneda y un presente que los mantiene unidos. Y difíciles de dominar, claro. “Seguimos siendo un grupo de amigos y compañeros de estudio que tratamos de ir hacia donde la marea nos lleve”, asegura Ezequiel Jusid, guitarrista, compositor y cantante, echando mano a una metáfora marítima que bien vale para entrarle al nombre del nuevo disco: En este barco

“Un barco no es necesariamente 'La Balsa' de Tanguito y Nebbia, pero sí uno que también transita las aguas de la historia del rock argentino. Y en este viaje, es cierto que a veces apuntamos con el timón y acertamos, y a veces quedamos a la deriva en el medio del mar, pero siempre nos pasa con la nuestra”, dice el músico.

-¿Y cuál es “la de ustedes”?

Ezequiel Jusid: -La de defender los valores estéticos y musicales de lo que queremos decir. Hoy, después de tanto tiempo de no hacer un disco, necesitábamos ganarle a esta nueva ola virtual que nos comió, vinculada a que sea todo rápido en el sentido de hacer una canción fuerte y al medio, como en los tres volúmenes de singles que publicamos entre 2016 y 2019. Por eso, hacer una obra que nos lleve tiempo y cabeza, con texturas, climas y diferentes cosas que contar, nos motivó mucho... hizo que nos pusiéramos bien las pilas. Así que estamos ahí, ensayando mucho como para una nueva aventura… disco nuevo, y a salir con todo.

Lo que quieren decir hoy los Arbolito está contenido pues en los nueve temas que pueblan el nuevo trabajo. Se trata del décimo de una cosecha discográfica que arrancó en 1998 con un cassette de nombre premonitorio (Folklore), y cuyo estreno en público ya tiene lugar y fecha: este sábado 8 de julio a las 20 horas en Niceto Club (Niceto Vega 5510). La nave insignia en este sentido sea tal vez el tema que da nombre al disco, en el que la banda de Jusid más el multiinstrumentista Agustín Ronconi, Andrés Fariña (bajo), Pedro Borgobello (vientos) y Diego Fariza (batería), habla justamente de surcar mareas. 

“Surcamos mareas, porque es muy difícil sostener una banda en este país durante tantos años. Cuando sos pendejo, bueno, vas en una dirección y no te importa nada. Pero después, cuando empezás a crecer, tenés una familia y empiezan a aparecer otras necesidades en la vida, la música empieza a tornarse un camino difícil”, sostiene Jusid. “Sobre todo porque Argentina no es un país amable con los artistas, salvo para aquellos que pueden superar las barreras económicas”.

-¿Pudieron superarlas ustedes?

E. J.: -Al menos tenemos la suerte de que nos acompaña un público hermoso, que nos da una energía tremenda, más allá de si tenemos que atravesar una ola de diez metros o de si el mar está calmo. Con eso está bien.

Agustín Ronconi: -Aunque tuvimos mareas altas, difíciles de superar, como los años de macrismo en el poder. Si bien los inicios del grupo fueron duros en cuanto al esfuerzo y el tiempo que nos llevó "profesionalizarnos" -tardamos diez años en entrar a grabar a un estudio de verdad- aquella primera etapa callejera, cien por ciento autogestiva, estuvo también cargada de aventuras y descubrimientos. Pero a partir de diciembre de 2015 ver cómo se demolía a mazazos lo que tanto había costado construir como la Ley de Medios; el Ministerio de Cultura; los canales PakaPaka y Encuentro; la estigmatización y persecución de los que nos sentimos identificados con esos doce años de kirchnerismo; la represión y despidos masivos fue algo muy duro. En fin, son momentos.

E. J.: -Porque a veces aparecen más posibilidades, se toca más y se cortan más tickets hasta que la situación política y económica del país cambia abruptamente y de golpe lo que se corta son los festivales. Son eso momentos en los que te mirás con tus compañeros y decís "¿qué hacemos ahora?". Pero, bueno, ahora, con toda esta experiencia, ya estamos curtidos y sabemos cómo defendernos.

-Hay una bola importante que le dan a la cultura en “Indestructible”, el segundo tema del disco. ¿Qué es eso tan amplio que llaman “la cultura” para Arbolito?

E. J.: -Que la cultura es indestructible es una frase que escuché en una película, y me disparó a ese concepto que tiene que ver con varias de las canciones que hacemos, que hablan de la libertad y que son antifascistas. Sobre todo hoy, ante el avance del fascismo en el mundo, la cultura es lo que resiste, lo que siempre perdura ante la discriminación, ante la persecución y el asesinato de judíos, gitanos, pueblos originarios o musulmanes, como dice la canción. La cultura entonces es el baile, la música, la comida, los cuentos, lo que se transmite de boca en boca… después, es todo gilada. Por eso decimos que es indestructible.

A. R.: -Yo creo que la cultura es todo lo que no es pensar en la guita, en la vidriera, en escalar posiciones, o en la competencia social. Y todo lo que sí es pertenencia a un lugar en el planeta, con su historia, sus luchas, sus costumbres, su arte y su pensamiento. La palabra cultura representa algo enorme y fundamental en los pueblos que se piensan y se sueñan libres.

Andrés Fariña: -Por eso puede ser perjudicial si la que consumimos no es nuestra cultura, sino una ajena.

-Otro de los conceptos fuertes que circula en el disco es el de miedo. Incluso le dedican un tema que directamente lleva ese nombre. ¿Qué es el miedo, por qué transformarlo en canción a esta altura de la banda y de sus días?

E. J.: -El miedo es el gran enemigo de la humanidad, porque paraliza. ¿Cuántas vidas han fracasado a causa de él? En esta canción, esta idea está expresada tal vez de una manera más filosófica, algo que también es parte del mundo de Arbolito. A esta altura de la vida hacemos canciones sobre las cosas que nos pasan y que vamos sintiendo, porque no apuntamos jamás con nuestra música a cierto público, o ciertas edades. Está canción nació puntualmente de cruzarme en la calle con una piba que estaba con su hija y que, cuando me vio, se cruzó de vereda, porque le agarró miedo. En fin, esto disparó no solo la canción sino también una intención: la de intentar superar el miedo para poder ser libres.

A. R.: -Me parece genial lo que plantea Eze en la letra de ese tema, porque los miedos complejos e incluso los más simples, esos que nos da pudor expresar, siempre están ahí y muchas veces se prefiere ocultarlos. Esta es una canción que interpela, en este sentido.

-Desde lo estrictamente musical, “A mil” pareciera ser la canción más original del trabajo, teniendo en cuenta el pasado estético de la banda. ¿Coinciden?

Pedro Borgobello: -No sé. Lo que sí sé es que la compuse en dos momentos distintos. El principio surge de forma absolutamente espontánea en el momento en que presencié la primera ecografía de Luca, mi hijo. Me fui cantando toda la primera parte de la canción después de ver ese pequeño corazoncito latiendo al palo. Luego, tres o cuatro años después, cuando le puse una armonía que me sonaba para esa melodía que le cantaba a mi hijo casi como canción de cuna, vino la otra parte… la reflexión más actual: "todo fue distinto, vida, puro instinto". El estilo medio blusero lo propuso Dani Buira (productor del disco) y nos gustó mucho como quedó.

A. R.: -La canción tiene una modulación y un giro armónico muy lindo, característico en los temas de Pedro, pero además el papel de Dani fue muy importante, porque replanteó rítmicamente un tema que era más folclórico. Lo llevó a una base bien en cuatro, rockera. Después, el piano y la calidad de Pablo Fraguela terminaron de completarlo.

-Volviendo al título, ¿el barco opera como una metáfora del movimiento de rock argentino, entonces?

A. R.: -Algo así. Cuando hablamos de "este barco" para mí estamos incluyendo a los que pensamos parecido sobre una visión del mundo, sobre qué cosas nos gustaría cambiar, y esto sin duda nos indica hacia dónde apuntar con las canciones y las temáticas. Cuando León Gieco nos dedicó unas palabras cálidas como prólogo de Por todas las libertades, libro de Diego Skliar que relata los primeros veinte años de historia de la banda, habla de nosotros como "hermanos menores". Que alguien como León, que es sin duda uno de los principales hacedores del rock-folk argentino, nos llame de esa manera, haciéndonos parte de esa generación, es algo muy fuerte y emocionante. Nosotros crecimos escuchando esa música, el rock de los sesenta y setenta, no solo argento sino también el rock progresivo en general. Y esto, sumado al contenido político / revolucionario que se encuentra en muchas canciones nuestras, creo que hace un puente con esa generación que dio todo en lo artístico, en lo cultural y en lo político.

E. J.: -Nos sentimos herederos de esa generación gloriosa que cambió la historia de la música de estas tierras: Manal, Pescado Rabioso, Invisible, Miguel Abuelo, Charly… somos privilegiados al haber crecido escuchando esa música, esas bandas que nos cambiaron para siempre. Nosotros, al haber mamado eso, tratamos de que, a través de otro estilo que es el nuestro, el rock argentino está presente. También somos parte de un movimiento que siguió porque después de esa súper generación que nombré, apareció otra entre medio, con Sumo y los Redondos marcando una línea muy grosa que influyó e influye a miles y miles de músicos y no músicos de este país.

-¿Es “En este barco”, el tema que mejor sintetiza la intención que acaban de explicitar?... Al menos parece salida de la entraña más profunda del folk-rock que cuenta una parte de la historia.

E. J.: -Es una cancioneta de esas que salen, guitarrita y voz, que es el motor nuestro, sin tecnología, loops o beats. Esta salió y demostró que no son coincidencias las de estar tocando con quienes te encontraste hace treinta años. Una parte dice "tuve suerte de dar con quien di", y sí, fue así: nosotros dimos en la escuela de Avellaneda, y esa es nuestra suerte. Nos encontramos primero con Agustín, después con los compañeros que teníamos ahí, y la canción habla de eso, de ese transitar tantos momentos lindos, y tantos momentos oscuros, tantos lugares en los que estuvimos que estar acompañando cosas horribles que pasaron y pasan en este país. Pero también muchos abrazos, fiestas y alegrías.

 

A. G.: -Yo también siento este tema como una celebración de compartir un camino durante tantos años, no solo los que nos subimos a tocar en el escenario, sino también los que laburan con nosotros a la par, y con el público al que también lo sentimos en el mismo barco cada vez que compartimos el hermoso ritual de encuentro.