La entidad Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) lanzó el Plan Recuperar, en conjunto con Gotika, una compañía con más de veinte años de trayectoria, dedicada específicamente a la restauración, remasterización y preservación del patrimonio audiovisual. El plan tiene por objetivo la puesta en valor de todas las películas argentinas gravemente amenazadas por el deterioro de su soporte fílmico o los nuevos paradigmas tecnológicos. Ya se han comenzado a digitalizar 52 films para restaurarlos en formato digital 4K o superior, con respeto por las concepciones de sus creadores. De esas películas, 20 ya han sido restauradas y 14 de los cuales podrán verse a partir del 15 de agosto en el ciclo que marcará la ansiada reapertura Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín. Entre los títulos ya restaurados se encuentran: Un lugar en el mundo, La ley de la frontera , Martín (Hache), Lugares comunes y Roma, de Adolfo Aristarain; Juan Moreira, de Leonardo Favio; Asesinato en el Senado de la Nación, de Juan José Jusid; Perdido por perdido, de Alberto Lecchi; Gracias por el fuego, de Sergio Renán; Tangos, el exilio de Gardel, Sur y El viaje, de Pino Solanas; La película del rey, de Carlos Sorín; Hombre mirando al sudeste, Ultimas imágenes del naufragio y El lado oscuro del corazón, de Eliseo Subiela, entre otros.
“Hace dos años veíamos que la recaudación del derecho de autor en Europa iba menguando poco a poco hasta ser grave la cosa”, cuenta el cineasta Carlos Galettini, presidente de DAC, en la entrevista con PáginaI12, de la que también participa Sergio Rentero, socio fundador de Gotika. “Hicimos un relevamiento y llamamos a los directores para que encontraran sus materiales originales, los fílmicos. Nuestra intención es dar un impulso para que el Estado empiece a restaurar todo el material, porque son 4 mil películas que lo necesitan”.
–Hay un debate sobre si el digital es el formato más adecuado para la preservación porque algunos sostienen que se pierde el original, que es el fílmico. ¿Cómo lo evalúan?
Carlos Galettini: –El fílmico no se fabrica más. ¿Cómo hacés? Te sale diez veces más caro hacerlo en fílmico. Además, el digital se va actualizando. No va a volver atrás la historia. Hablo desde el punto de vista del derecho de autor. Otra cosa es lo que usted dice de querer ver algo en su formato original. En la sala de DAC yo quería poner un proyector de 35 mm y después pensé para qué, si el digital se ve y se escucha mejor. Hay muchos intereses en esas versiones de si hay que tenerla en fílmico. Hay intereses de los laboratorios, de gente que trabaja de eso, pero desde el punto de vista del derecho de autor, para que la película pueda darse en todo el mundo y que se vea en los niveles actuales tiene que ser digital.
Sergio Rentero: –Mi visión es muy parecida. Se tiene un original en fílmico: lo que usted está hablando es si después que nosotros terminamos en digital debería volver a fílmico, porque se supone que hasta el día de hoy es el formato probado que dura más tiempo. La realidad es que es el formato que dura más porque pasaron años y algunas películas tienen 120 años. Está probado que el poliéster dura. Ahora bien, si no logramos en estos cien años guardar nada, ¿vamos a ponernos en exquisitos? A nosotros nos costó muchísimo hacer esto. Volver a poner cada película en fílmico sería impagable. Ni de casualidad se podrían poner 4 mil películas. Hay un problema muy serio: entre la industria del entretenimiento y la tecnología hay una brecha enorme. Se siguen peleando sobre si los LTO son los sistemas de almacenamiento. El LT0 es un formato de cinta que nació hace varias décadas, cuando en un cassette era más barato y entraban mucho más datos que en un disco rígido. Pero nació cuando el disco rígido era carísimo. El digital te da posibilidades que no da ningún fílmico. Hoy, en digital podés guardar de una manera diseminada en todo el planeta, de tal forma que si esa información se pierde significa que cayó un meteorito y destruyó la Tierra. Hoy podés guardar de manera diseminada y tener seguridad en Chicago, Moscú, Buenos Aires y Sidney. Y se pierden tres de esos, se rearman.
–El ciclo que va a inaugurar la Sala Lugones con catorce películas argentinas restauradas es el más ambicioso hasta el momento, ¿no?
S.R.: –Va a ser el primer ciclo. Hay que pensar que el estreno de La película del rey en el Village fue muy importante porque llevamos un film a una sala comercial, pero en el caso de la Lugones va a ser la primera vez que se juntan varias en un ciclo. También es importante porque es la reapertura de la Lugones, que mucha gente venía esperando desde no sé cuánto tiempo, porque ya perdí la cuenta. Además, la Fundación Cinemateca Argentina, que colabora con la sala, nos ayudó mucho para encontrar películas. Así que fue medio natural y medio de casualidad, porque nadie esperaba que se abriera la sala Lugones tan rápido. Va a ser un ciclo muy interesante.
–¿Qué opinan de la puesta en marcha de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (Cinain)?
C.G.: –La Comisión de DAC estuvo hablando con el presidente del Incaa, Ralph Haiek, sobre la necesidad de que el Estado cumpla su función. El Instituto es el responsable en este caso. Además, los fondos para eso vienen del 6 por ciento del Fondo de Fomento del Incaa. Haiek nos respondió que cuando se forme la Cinain va a estar la idea de restaurar la mayor cantidad de películas.
S.R.: –El tema es que hay 4 mil películas. No es que queremos sólo la Cinain. Queremos que todos se pongan porque no llegamos. Es importantísimo que la Cinain y quienes más se sumen se pongan a trabajar porque, además, tenemos un problema mucho más urgente que nosotros lo hablamos porque hicimos el plan, pero que todos lo dejan de lado: las últimas películas en digital, que se están guardando en discos portátiles. Dentro de veinte años va a estar el Plan Recuperar para ver cómo logramos hacer este trabajo con las películas en digital. Ese es el problema más serio que tenemos.