Doce años y cinco meses después de su retiro para incursionar en la arena política, Garry Kasparov regresó ayer a la actividad en un torneo de ajedrez rápido y relámpago que se realizó en Saint Louis, estado de Missouri, Estados Unidos.
Considerado por muchos como el mejor de todos los tiempos, el Ogro de Bakú se había retirado sorpresivamente en 2005, tras su victoria en el torneo de Linares. En aquel entonces ocupaba la primera posición del ranking, aunque Kasparov aseguró en ese momento que no se sentía en condiciones de recuperar el título mundial que perdió en 2000 ante el ruso Vladimir Kramnik. En los últimos años, Kasparov se dedicó a la escritura y a la política e intentó –sin éxito hasta ahora– hacerse con la presidencia de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE).
En Saint Louis, Kasparov no competirá con el noruego Magnus Carlsen, actual campeón mundial y gran estrella del deporte. Sin embargo, tendrá rivales de peso como el indio Viswanathan Anand y el ruso Serguei Kariakin. Kasparov recibió una invitación especial para participar en el torneo. La vuelta de quien fuera campeón mundial entre 1985 y 2000 ilusionó al mundo del ajedrez, pero será breve: Kasparov ya ha anunciado que no es más que un “paréntesis de cinco días”. “No pienso volver a la competición”, reiteró. Si gana, algo que los especialistas juzgan muy difícil, el Ogro de Bakú anunció que el premio de 150.000 dólares se destinará a promover el ajedrez en Africa.