Pablo El Enterrador cumple 50 y sigue, persistente y único. A la manera de una semilla que creció frondosa, que hizo suya la historia y también las de muchos más. Así de germinal es su música, siempre generosa. Y sus músicos, qué notables. La banda como lugar de encuentros y reencuentros. Algo de lo mucho que sucederá la noche del viernes próximo en Teatro El Círculo (Laprida 1235), donde a partir de las 20, la banda que integran José María Blanc (guitarra y voz), Marcelo Sali (batería), Román Oviedo (teclados), Pablo López (guitarra), Hernán Barriocanal (teclados) y Adrián Pani (guitarra) presentará Pablo El Enterrador: 50 años en Concierto.

“Estamos festejando los 50 años y no es poca la historia, sobre todo por lo que significa el rock sinfónico”, señala José María Blanc a Rosario/12. Y dispara aspectos que serán parte del show: “El espectáculo va a comenzar con un repaso a la trilogía de la banda (Pablo El Enterrador -grabado en 1979 pero editado en 1983-, 2/Sentido de Lucha -1997-, Threephonic -2016-), pero lo más importante estará en el medio, donde vamos a contar musicalmente la historia de la banda. Para ello vamos a cantar con Rubén Goldín el primer tema del grupo, que se hizo en 1973, ‘La danza de las tumbas’, que es suyo y que estamos adaptando. Ese comienzo se dio también a la par del de la agrupación AMAdeR (Ateneo de Músicos Amigos de Rosario). Ahí comenzó la historia de Pablo, junto con AMAdeR. Luego abordaremos la segunda etapa del grupo, cuando cantaba Lalo de los Santos, y vamos a tocar con Moisés Edery, que tocará el bajo en un par de temas. En ese caso, se trata de una música más barroca y no tan rockera, como para mostrar al público lo que se hizo en ese momento”.

Y agrega: “Luego, junto con Rubén (Goldín) y otros invitados vamos a hacer un par de temas como ‘Nariguetas’, y vamos a terminar con el último tema que hicimos con Jorge Antún. Ahí tenés toda la historia musical. Para las pantallas estamos preparando unos videos, homenajeando a Lalo, a Omar López y a Jorge Antún. Después habrá un segmento más con la trilogía, y vamos a cerrar con un tema dedicado a Latinoamérica, con músicos invitados, que será el cierre del concierto. Creo que va a ser histórico, porque me parece que nosotros, como banda, le hicimos un aporte a la cultura de la ciudad”.

-Si te pido distinguir algunas cuestiones relevantes de Pablo El Enterrador, ¿cuáles elegís?

-Teniendo en cuenta que yo entré al grupo en septiembre del ’80 (Pablo El Enterrador nace en Rosario con Jorge Antún, Koki Andon Brandolini, Juan Carlos Savia, Rubén Goldín y Lalo de los Santos en 1973), creo que lo más destacado que puedo decir es que los ensayos eran diarios y que hubo un trabajo muy meticuloso sobre las notas, sobre todo a partir de la exigencia de Jorge Antún. Esa tarea duró un par de años, y fue así todos los días. El fruto de ese trabajo fue el primer disco. Todos teníamos nuestros trabajos y podíamos hacerlo, pero no es fácil para una banda tener ese régimen de ensayos. Hoy se alquila una sala durante dos horas y no es suficiente. Por eso, lo más destacado es lo que pudimos obtener musicalmente, siempre trabajando con la misma idea, con el rock progresivo y sinfónico. A la sala de ensayos la tuvimos siempre abierta, y era parte de nuestras vidas levantarnos, desayunar, trabajar, comer y ensayar. Pero también tuvimos nuestras penas, porque era prácticamente imposible difundir nuestros temas.

-Eligieron además un tipo de música muy compleja.

-Marcelo Sali y yo somos muy cuidadosos, pero en la primera etapa de la composición, Jorge Antún era muy estricto. Él podía tomar un pedacito del primer disco, como “La herencia de Pablo” y estaba una semana practicando, para perfeccionarlo al máximo. El Turco era un obsesivo con el cambio de notas, con perfeccionarlas. Así se fue completando un disco que es valioso, del que se siguen haciendo ediciones. El esfuerzo dio resultados.

-En un contexto musical que también los debía fascinar.

-La química que se armó con el cuarteto fue porque los cuatro éramos muy fans de ciertos grupos. Yo escuchaba mucho Yes, King Crimson y Genesis; Marcelo era de Genesis, terrible; y Antún era fanático de Jethro Tull. Era toda una fusión de rock progresivo, que la volcábamos a las composiciones. La química estaba puesta ahí. Y así surgió todo lo que surgió. En el medio tuvimos una etapa donde incluimos folklore, desde una impronta sinfónica. “San Vicente” está montado sobre un tema folklórico de Milton Nascimento, al que le hicimos arreglos para que sonara sinfónico, así como con un par de temas más.

-Luego de 50 años, se ratifica también una manera de pensar la música.

-Esto es lo nuestro y no me vengas a cambiar nada. Hoy día hay quienes buscan popularidad rápida, y el que te va a vender te adapta a lo que quiere. Quienes acceden se equivocan. Esta es nuestra música, nuestra bandera. Y es un trabajo más libre, porque no se trata de hacer un hit para la radio, algo que nos ha pasado también. Una de las cosas que tuvimos fue la libertad entre nosotros para componer. Si el tema duraba dos minutos más, todo bien, se tocaba así.

Entre sus comentarios, Blanc destaca el apoyo recibido, “una ayuda como nunca nos pasó en estos años de estar tocando, nunca nos abrieron así las puertas. El Ministerio de Cultura, a través del ministro Jorge Llonch, nos dio todo el respaldo para que esto se pudiera hacer realidad. Estoy muy agradecido, más aún en esta época, cuando todos están al palo con las campañas y nadie parece preocuparse demasiado en ayudar”.