Científicos de la Universidad Nacional de Quilmes (Unqui) desarrollaron materiales biodegradables para la elaboración de envases que tendrían la propiedad de alargar la vida útil de ciertos alimentos y alertar cuando la carne está en mal estado. Se trata de un proyecto innovador, articulado con estudiantes de la universidad, que se encuentra en etapa de experimentación, pero que espera en pocos años escalar su producción. 

La búsqueda de alternativas al plástico es clave en el contexto ambiental actual. El pasado mes de junio, la Organización de la Naciones Unidas (ONU) recordó que cada año se producen en el mundo más de cuatrocientas millones de toneladas de plástico, un tercio de las cuales se utiliza una sola vez. Cada día, el equivalente a más de dos mil camiones de basura llenos de plástico se vierte en océanos, ríos y lagos. 

En este contexto, científicos y estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes se encuentran experimentando con alternativas a este material que no solo tienen la ventaja de ser biodegradables, sino que también podrían aportar nuevas utilidades. "En el laboratorio desarrollamos y estudiamos materiales pensando una posible aplicación en el envasado de alimentos. Trabajamos con fuentes renovables, para reducir el impacto ambiental que tienen los envases de origen petroquímico" explicó Guillermo Rezzani, ingeniero en alimentos y becario doctoral del Conicet en el Laboratorio de Obtención, Modificación, Caracterización y Evaluación de Materiales de la Universidad Nacional de Quilmes.

En su búsqueda de alternativas al plástico, los científicos de la universidad desarrollaron películas a base de microorganismos utilizados en la industria alimenticia, como el kéfir o levaduras. Estos compuestos son biodegradables y tienen la ventaja de poder ser mezclados con otros compuestos de origen natural que le aportarían al plástico nuevas utilidades. 

Federico Duch, estudiante de Ingeniería en Alimentos que desarrolla su tesis, realizó la extracción de yerba mate para aplicar al envase. Este extracto tiene la capacidad de cambiar de color si los alimentos envasados se encuentran en mal estado, convirtiendo el material en inteligente. 

Además, la naturaleza antioxidante de estas películas microbianas permitiría alargar la vida útil de ciertos alimentos fuertes en contenidos grasos, como los frutos secos. De este modo, se podrían eliminar los aditivos químicos en la formulación de los alimentos. 

"Una desventaja que tienen estos materiales es que son afines con el agua, esto implica que se disuelven, y eso dificulta su uso en algunos alimentos", advirtió Guillermo Rezzani. "Las películas biodegradables se vienen desarrollando desde hace varios años pero no hay casi estudios con las fuentes que nosotros utilizamos, lo que da al desarrollo un carácter totalmente innovador", concluyó.