De acuerdo a su propia confesión, Wendell Pierce le debe su carrera a un policía bebedor y mujeriego. Su nombre es William Moreland -Bunk para los amigos- y es uno de los personajes más queridos de The Wire, el laberíntico y brillante drama criminal creado por David Simon. Interpretar a Bunk en The Wire -una serie a la que muchos consideran como la mejor de la historia- propulsó la carrera de Pierce en una curva ascendente que lo llevó a la cumbre de Hollywood y Broadway. Los fanáticos nunca olvidarán a la serie de HBO. Pero, 20 años después de su debut, ¿cómo cree Pierce que ha envejecido?
"Fue como un gran aviso de peligro", dice el actor, con ese rico y retumbante acento de New Orleans. "Tengo emociones mezcladas con eso. Primero, es una maravillosa, orgullosa pieza televisiva, de la que pude formar parte. Esa serie formó mi carrera. Aun hoy es muy relevante, y predijo muchas cosas. Lo que, desafortunadamente, quiere decir que no hemos movido la aguja mucho más allá."
La charla se produce vía Zoom y, tal como "The Bunk" -que una vez se describió a sí mismo de manera memorable como "un jodido hijo de puta con traje y corbata"-, el intérprete de 59 años está elegantemente vestido con un traje y sueter púrpura combinados. Su última tarea televisiva, de todos modos, lo encuentra vistiendo colores menos exhuberantes: en la cuarta y última temporada de Jack Ryan (Prime Video), es el comprensivo espía estadounidense James Greer, compañero del agobiado agente de la CIA que protagoniza y titula la serie, interpretado por John Krasinski.
La producción marca la más reciente encarnación del personaje. Desde la publicación de la novela de Tom Clancy La caza del Octubre rojo en 1984, Ryan ha sido presentado en cinco películas, tres videojuegos y 38 libros, que han vendido colectivamente una cantidad de ejemplares como para llenar la Biblioteca nacional británica diez veces. ¿Qué piensa Pierce, qué cree que hace tan universal el atractivo del personaje?
"Lo que nos conecta a Jack Ryan es el hecho de que, bien en el fondo, el espionaje y el trabajo de inteligencia es un estudio de la conducta humana", dice Pierce. "Ver el show te hace pensar qué harías en esa misma situación. ¿Cómo me comportaría si estuviera en los zapatos de Ryan? ¿Podría resolver el rompecabezas, encontrar la respuesta? Es eso, o estar en el borde de tu asiento con la esperanza de que las elecciones de Ryan lo lleven a resolverlo."
En la temporada final hay una buena reserva de desafíos para Ryan, incluyendo asesinatos encubiertos, equipos de choque, traficantes de drogas, células terroristas y el insidioso temor de que no todos en la CIA o, de hecho, en el mismo gobierno estadounidense, es enteramente confiable. Una de las ventajas de contar una nueva historia de Jack Ryan a lo largo de seis episodios de una hora de duración, dice Pierce, es que da mucho más tiempo para explorar las historias de los personajes, sus vidas personales. "En la serie hay una sensación de realidad y humanidad", señala. "Tengo un consultor en la CIA que me ayuda a prepararme, y nos hemos hecho amigos. Su nombre es Mel, o al menos es el nombre que me dice a mí. Y Mel me ayudó a entender cómo las dificultades de estar en una agencia de inteligencia pueden pasarte factura en tu vida personal. De eso se trata estar trabajando para la CIA."
Pierce, que nació y fue criado en New Orleans y más tarde estudió en la ilustre escuela de actuación neoyorquina Juilliard, es uno de los relativamente pocos actores que se siente igualmente en casa tanto en la pantalla grande o chica como en el escenario. Ha actuado en más de 30 películas -incluyendo Selma, Ray y Malcolm X- y aproximadamente 50 títulos televisivos, incluyendo su aparición como el padre del personaje de Meghan Markle (ex actriz estadounidense, hoy miembro de la familia freal) en el lustroso drama legal Suits. Pero una de las condiciones de esta entrevista es que las preguntas sobre Markle están cortésmente vedadas.
A pesar de todos esos otros trabajos, Pierce sigue tan fuertemente asociado con The Wire que la gente aún le grita el nombre de Bunk cuando se lo cruza por la calle. Para explicar la fuerte presencia de la serie en la imaginación popular, el actor la describió una vez como "la primera novela visual". Junto a Los Soprano y The West Wing, ayudó a inspirar una tendencia de dramas televisivos complejos, con múltiples capas, que continúa hasta el día de hoy en todas las plataformas principales de streaming.
"Creo que estamos en una era dorada de la televisión", dice. "El formato largo te da una oportunidad de desarrollar la historia, de desarrollar los personajes y sus relaciones, de ir más profundo, de ir más lejos. Hoy el público se queda fiel a una serie, igual que cuando están leyendo un libro realmente bueno. Se preparan para maratonear, se reservan tiempo para volver a esa gran historia."
Como The Wire, la historia de la propia familia de Pierce y su carrera sirve como un espejo de las aspiraciones y los prejuicios del Estados Unidos moderno. Pierce, un exitoso productor teatral y hombre de negocios, se ha descripto a sí mismo como "un verdadero capitalista" y "un emprendedor clásico" que cree en los ideales estadounidenses sobre la oportunidad y la autorrealización. Su historia familiar también tiene ecos de las luchas y frustraciones que caracterizaron la experiencia de muchos estadounidenses negros que crecieron en la segunda mitad del siglo XX. Su madre, Althea, era una maestra de escuela; su padre, Amos, un veterano del ejército estadounidense cuya unidad racialmente segregada ayudó a capturar la isla de Saipan de manos de los japoneses en 1944. Al volver de la guerra, el padre de Pierce debió tolerar muchas humillaciones e injusticias pero mantuvo su amor por el país, incluso en momentos en los que, según la áspera frase de Pierce, "el país no correspondió ese amor."
"Mi padre me transmitió la idea de que Estados Unidos es algo que tenés que crear", dice. "Por eso, el Estados Unidos que yo amo es una idea. Es un país en un flujo constante, y entonces hay una vigilancia constante que tenés que tener con sus valores. Cuando avanzás a pasos agigantados, no pienses que no vas a tener que luchar continuamente para mantenerlos. Cada generación tiene que pelear una batalla para conseguir una unión más perfecta."
Como ejemplo, Pierce cita el furioso debate actual que sigue desarrollándose en Estados Unidos alrededor de las leyes de aborto. Es una cuestión que evidentemente conoce en detalle y entiende, a medida que destaca los paralelos entre el controversial fallo de la Corte Suprema el año pasado -por el cual las mujeres pueden ser procesadas en el Estado en el que viven por hacerse un aborto en otro Estado- con la similarmente construida Ley de Esclavos Fugitivos de 1850. "En Estados Unidos hay una vigilancia y una conciencia de la historia del país que tenés que tener, sin importar cuál es tu postura política. Y sea cual sea tu posición, tenés que mantener firme el debate. Eso es lo grandioso de este país. Es maleable, y eso es lo que nos permite encontrar un camino para avanzar."
La historia de la lucha de Amos Pierce Jr. para crear el Estados Unidos en el que quería vivir encontró un adecuado "momento de catarsis" en octubre del año pasado cuando, a los 97 años, vio a su hijo famoso como Willy Loman en Muerte de un viajante, de Arthur Miller. Fue una inspirada elección de casting que hizo de Pierce el primer actor negro en interpretar ese personaje en Broadway (previamente había interpretado a Loman en una temporada en el West End londinense que le valió reseñas periodísticas de cinco estrellas; más adelante tuvo nominaciones al premio Olivier y al Tony por sus performances). Décadas antes, sin que el joven Wendell se enterara, Amos había dejado a un lado sus propias ambiciones creativas de convertirse en fotógrafo profesional, para dedicarse a sostener a su familia trabajando como personal de mantenimiento. Amos también intentó disuadir a su hijo de convertirse en actor, pensando que los prejuicios raciales harían virtualmente imposible que desarrollara una carrera.
"De todos modos, él no se interpuso en mi camino", recuerda Pierce. "Con lo que, en aquella noche de apertura, fui capaz de darle una especie de recordatorio: el reloj de bolsillo que el hermano mayor Ben le da en la obra, para agradecerle todo el amor y el tiempo que me dedicó. Me bajé del escenario y le di el reloj, y fue uno de los momentos más grandiosos de mi vida. Todo lo que mi padre dijo fue 'Hey, man, fue una buena obra'. Era todo lo que necesitaba escuchar."
En los comienzos de su carrera actoral, Pierce "solía ser un snob del teatro", pero ahora ama la destacada variedad de su curriculum. De hecho, intenta trabajar en una obra teatral, un drama televisivo y una película cada año. Como un atleta de pentatlón compitiendo en múltiples disciplinas, Pierce disfruta el desafío de "flexionar diferentes músculos y habilidades". En el escenario, explica, la energía que un actor entrega durante una performance teatral "es como una explosión de luz. En las películas, la performance entrega la misma cantidad de luz, pero condensada en un láser. Con lo que, donde en el teatro tengo que recorrer todo el escenario, en el cine un rápido giro de la cabeza puede tener el mismo impacto."
Gracias a su intensa agenda, Pierce divide su tiempo entre su hogar natal de New Orleans (la ciudad caribeña más al norte") y Los Angeles: "Finalmente entendí a Los Angeles, son 48 suburbios buscando una ciudad". Ahora está buscando establecerse y encontrar un hogar más permanente, de ser posible en algún lugar del Caribe. Una de sus más grandes ambiciones aún no cumplidas es tener hijos. "Tendré una familia", dice con una certeza mesurada. "Es algo en lo que estoy tratando de enfocarme a medida que me acerco a... mi tercer acto."
Una familia de la que Pierce siempre será parte es el elenco de The Wire, que veinte años después sigue manteniendo una cercanía. Los fanáticos del show recordarán con mucho cariño las trasnochadas sesiones de bebida que disfrutan Bunk y su compañero de correrías, el detective Jimmy McNulty (interpretado por Dominic West). En aquellos momentos, Pierce, West y el resto del elenco eran conocidos por volver a representar esas anárquicas escenas en la vida real, tras terminar las jornadas de filmación, por los clubes y bares de Baltimore. ¿Todavía suceden esos encuentros?
"Oh, sí", se ríe Pierce. "¡McNulty y yo estamos en un regreso constante! Eso fue lo primero que pensé cuando vine a Londres: ¿tendré tiempo para llamar a Dominic y ver si puede venir a la ciudad?" De hecho, agrega, hay planeas de realizar una reunión más grande: dentro de poco asistirán a la boda de la hija de Sonja Sohn, conocida por interpretar en la serie a la detective Kima Greggs. "Y vamos a juntarnos todos nuevamente y haremos volar todo por los aires". Es particularmente significativo, también, teniendo en cuenta los recientes fallecimientos de dos de sus compañeros de elenco: Lance Reddick, quien interpretó al jefe Cedric Daniels -murió de un ataque cardíaco en marzo-, mientras que Michael K. Williams, el actor detrás del temerario Omar Little, fue víctima de una sobredosis en 2021.
"Hemos tenido esos momentos muy tristes, como cualquier otra familia", reflexiona Pierce. "Lo único que tenés garantizado en la vida son los momentos duros. Los momentos de disfrute en la vida no están garantizados, con lo que tenés que abrazarlos lo más a menudo que puedas."
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.