Cuesta imaginar un escenario más sombrío para conmemorar el aniversario del Apagón de Ledesma. A 47 años de la semana que quedó en la historia por los secuestros masivos de obreros jujeños en Libertador General San Martín y localidades vecinas, y a 40 años de la primera marcha de 10 kilómetros desde Calilegua, en las postrimerías de la dictadura, el presente de represión y persecución judicial implementado por la administración de Gerardo Morales en Jujuy vuelve especialmente singular el aniversario que tendrá lugar dentro de dos semanas. “Acá se están aplicando métodos de la dictadura. Estamos abocados casi con exclusividad a este tema, aunque ya está la gente de Ledesma, donde también hubo represión, organizando actividades”, cuenta Inés Peña, presidenta de Madres y Familiares de detenidos y desaparecidos de Jujuy.
“La Noche del Apagón” alude a la ola de secuestros protagonizados por la Policía de Jujuy, la Federal, el Ejército y la Gendarmería en la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en Calilegua, El Talar, Libertador General San Martín y otra localidades del departamento de Ledesma. Los cortes de energía eléctrica para oscurecer los pueblos fueron la antesala de las detenciones ilegales de más de 300 militantes políticos y sindicales, maestros rurales, trabajadores y estudiantes, en las que se usaron vehículos y demás recursos del poderoso ingenio Ledesma.
Por estos días, 40 años atrás, el movimiento de derechos humanos jujeño organizaba su primera larga marcha para exigir justicia. “Desde 1983, los 10 kilómetros que separan Calilegua de Libertador General San Martín son transitados por el lento caminar de mujeres y hombres, encabezados por una bandera en la que puede leerse Madres de Detenidos Desaparecidos Ledesma. Inicialmente caminaban al borde de la ruta, entre la tierra y los cañaverales”, recuerda la antropóloga Ludmila da Silva Catela en su estudio sobre tensiones y disputas entre memorias locales y oficiales de la represión ilegal. “Todavía no se denominaba ‘Apagón de Ledesma’ sino “la semana trágica de Ledesma”, apunta, y cita un título del diario El Pregón del 19 de julio, aún con Reynaldo Benito Bignone como presidente de facto, que anunciaba la llegada de Hebe de Bonafini: “La presidenta de Madres de Plaza de Mayo viene a Jujuy”.
La cara visible de la Marcha del Apagón fue durante décadas y hasta su muerte Olga Arédez, esposa de quien desde 1973 fuera intendente de Libertador San Martín, Luis Arédez, el “mediquito zurdo” que le exigía a los empresarios de los ingenios invertir en medicación para los obreros y que tuvo la osadía de cobrarle impuestos municipales a la azucarera Ledesma. Acusado de “infiltrado marxista”, un grupo de tareas lo arrancó de la intendencia a un año de asumir. El 24 de marzo de 1976 se lo llevaron en una camioneta blanca con el logotipo de Ledesma. Lo liberaron un año después y volvieron a secuestrarlo el 13 de mayo de 1977. Nunca reapareció. Olga marchó desde entonces por la plaza del pueblo, hasta su muerte en 2005.
Más allá del estado de sitio de hecho que rige en Jujuy, el aniversario del Apagón de Ledesma tendrá este año sus particularidades: será el primero tras la muerte impune del empresario Carlos Pedro Blaquier y también el primero tras el extenso juicio que concluyó en diciembre pasado e incluyó condenas por aquella semana trágica.
Blaquier, el gran ausente
Dueño de una de las empresas agroindustriales más importantes del norte argentino, Blaquier no sólo se comprometió con el terrorismo de Estado, también fue uno de los civiles de colaboró con quienes diseñaron el plan económico de la dictadura, el “Grupo Perriaux”, de empresarios e intelectuales que antes del golpe de Estado se reunía en su palacete de calle Azcuénaga. Fue procesado por delitos de lesa humanidad en 2012 pero vivió otros 13 años, hasta marzo pasado, sin llegar a ser juzgado, con la inestimable ayuda de los más altos tribunales del país: la Cámara Federal de Casación y la Corte Suprema de Justicia, que demoraron el proceso durante casi ocho años.
La protección judicial le permitió ser el gran ausente de un juicio que duró cuatro años y en el que se unificaron 16 expedientes por crímenes cometidos antes, durante y después del golpe de Estado. El proceso incluyó los delitos de lesa humanidad en la Noche del Apagón y concluyó en diciembre con 19 represores condenados por más de 300 casos de secuestros, torturas, violaciones y homicidios. El otro ausente fue Alberto Lemos, ex mano derecha de Blaquier, ex administrador del ingenio durante la dictadura, que fue procesado por los mismos delitos y continúa impune.
“Acá estamos con otro problema muy grave, hay muchos militantes de derechos humanos detenidos, les imputan delitos, los meten presos, tienen que pagar multas de millones de pesos, está bravísima la situación en Jujuy, estamos abocados a eso”, explica Peña ante la consulta sobre las actividades por el aniversario del Apagón. Lanzado a endurecerse aún más para conformar a un electorado que considera de derecha, Morales ha hecho de la criminalización de la protesta en su provincia otro método de campaña.
Las actividades previstas hasta el momento, en un programa provisorio, incluyen pintadas de pañuelos en la plaza central el martes 18 de julio, una vigilia con proyección de videos, exposición de libros y fotos en la noche del 19, un acto en la Escuela Normal (en homenaje a sus exalumnos desaparecidos) en la mañana del jueves 20. Y esa tarde a partir de las 15, la salida de la marcha desde Calilegua hasta Libertador General San Martín, en cuya plaza central se hará el acto de cierre.