Con motivo de los 40 años de la democracia y en ocasión de la fecha patria del 9 de Julio el “Equipo de Curas de villas y barrios populares de Buenos Aires y Gran Buenos Aires” emitió un documento en el que vuelven a decir “nunca más a la interrupción de la democracia” pero al mismo tiempo hacen una crítica descripción de la situación social, subrayan que “los derechos humanos hoy son ineludiblemente derechos sociales”, que “la democracia no debe dejar a nadie afuera” y denuncia que “las y los pobres se volvieron casi invisibles para la agenda política y mediática, cuando no son objeto de declaraciones insensibles que denotan violencia y aporofobia” (rechazo y desprecio hacia las personas pobres).
El texto lleva la firma de 44 sacerdotes católicos de la capital y los municipios de conurbano bonaerense, encabezados por Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires y el cura Josè María “Pepe” Di Paola, presidente de la Federación del Hogar de Cristo. “En este tiempo electoral el resumen de lo que queremos expresar es: No se olviden de las y los pobres”, frase esta última que también da título al documento.
Al analizar la coyuntura social los sacerdotes afirman que “hoy vemos que la brecha se agranda”, que “hay al menos 40% de pobres, la mitad de los trabajadores sin derechos, precariedad en el acceso a la vivienda; barrios enteros donde sus vecinos resisten como pueden al narcotráfico, que amenaza llevarse su tesoro más preciado, sus hijos e hijas adolescentes”. Denuncian también que “hay miles de personas viviendo en la calle, y sabemos bien que la calle no es un lugar para vivir”. Por todo lo anterior, dicen los curas villeros, “se respira un ambiente de resignación, de conformismo, como que esto es así y no se puede cambiar, o tal vez lo que es peor aún, la aceptación de la idea de que algunos nacieron con más derechos que otros”.
También expresan los curas su preocupación porque ven a “las dirigencias de diversos ámbitos desconectadas de la vida de las mayorías, envueltas en internismos, buscando ocupar espacios de poder” y, si bien “valoramos profundamente la vocación política", debe ser “una política no solo para el pueblo sino con el pueblo, arraigada en sus comunidades, y en sus valores, también los religiosos·, subrayan. Los firmantes reclaman una “presencia inteligente del Estado” en los barrios populares y reconocen que si bien hay políticas que se enfocan al cuidado de “los más frágiles” las mismas resultan “insuficientes”.
A modo de propuestas los curas villeros entienden que, por una parte, “urge consolidar y profundizar los programas de cuidado, que organizan la comunidad para la reconstrucción del tejido social”, y para abordar la “pobreza multidimensional” hay que “profundizar estos caminos: techo, tierra, trabajo y reconstrucción de la comunidad”. “Otra vez –dicen- el pueblo argentino debe volver a saber que es posible alcanzar una tierra para trabajar, para construir un techo y así cuidar de una familia”.
El documento de los curas se conoció el mismo día en que el presidente de la Conferencia Episcopal, obispo Oscar Ojea, afirmó que hay que “dar gracias por el país que tenemos” pero también decir que “nos cansa la corrupción” señalando que “lo peor de la corrupción es la búsqueda del poder por el poder mismo, no el poder para servir, no el poder para prestar un servicio auténtico al bien común”.