No deja de ser una paradoja: en tiempos en los que se habla sobre política hasta en los programas de chimentos, donde ciertos dirigentes políticos forman parte del elenco estable de la pantalla chica, la televisión argentina no contempló una cobertura de las PASO proporcional al tiempo que le dedica habitualmente. Presos de la post verdad, los canales de la TV apenas si dieron cuenta de la jornada electoral con especiales de no más de media hora al cierre de los comicios, para luego dar lugar a ciclos de entretenimiento, películas y el resto de su programación habitual.
La excepción al caer la noche de domingo fue América, que transmitió en dúplex con su señal informativa. Un desinterés que pone en evidencia que los canales de aire priorizan el “show periodístico” a la información dura que impone una elección, muy alejada al espectáculo de la política. El espacio informativo vacante que dejó la TV abierta resultó en que el encendido de la TV por cable casi duplicase al de los canales de aire durante todo el domingo.
La veda electoral, que prohíbe difundir encuestas o boca de urna hasta las 21, sumada a las siete señales informativas argentinas de la TV por cable (tantas como no hay en ningún otro país), llevaron a que los televidentes se volcaran masivamente al sistema de TV paga para informarse. Las cifras de audiencia durante el domingo no dejan lugar a dudas sobre el comportamiento de los televidentes: mientras el encendido general de la TV paga se elevó a 34,6 puntos, el de los canales de aire disminuyó a 19,7 puntos. La dimensión del interés informativo de los argentinos por las PASO se alcanza al comparar el encendido del domingo anterior de la TV paga, donde tuvo 9 puntos menos de rating (fue de 25,8 puntos). El canal más elegido para seguir las elecciones fue C5N, que tuvo un promedio durante toda la jornada de 4,2 puntos, imponiéndose por amplio margen a la pantalla de TN. De hecho, C5N alcanzó picos de más de 10 puntos pasadas las 21, una vez que se empezaron a conocer los primeros cómputos, en una cobertura que contó con la presencia de Víctor Hugo Morales, Gustavo Sylvestre, Luciana Rubinska, Roberto Navarro y Raúl Kollmann.
A medida que la noche avanzaba, los canales de aire se fueron sumando a la cobertura de las PASO. América TV abandonó el dúplex con A24 para emitir los especiales de Intratables y de Animales Sueltos; la TV Pública puso al aire una edición de su noticiero y un envío –a las 23, más tarde que lo habitual– de Ronda de Editores, ambos dedicados íntegramente a la contienda electoral; El Nueve hizo lo propio con Telenueve; y El Trece hizo su cobertura desde su programa insignia, Periodismo Para Todos, que contó con una entrevista exclusiva a Mauricio Macri y Maria Eugenia Vidal. De cualquier manera, la TV de aire nunca pudo recuperar a la audiencia que le había “regalado” previamente al cable, al punto que los ciclos más vistos del domingo fueron el programa de viajes de Marley Por el mundo y Susana Giménez.
La sorpresa de la cobertura iba a llegar pasada la medianoche. La discrecional carga de votos de la provincia de Buenos Aires convirtió al recuento en un atractivo en sí mismo. El progresivo recorte “voto a voto” que comenzó a materializar Unidad Ciudadana sobre Cambiemos en esa categoría hacia bien entrada la madrugada recalentó la cobertura, en la que se destacó la que realizó Telefe noticias, que con Diario de elección convirtió a la pantalla de Viacom en el único canal de aire en transmitir el apasionante final de Esteban Bullrich y Cristina Fernández. Rodolfo Barili, Cristina Pérez, Reynaldo Sietecase y Federico Ini se pusieron al hombro una transmisión que pretendía ser de cierre de la jornada, pero que terminó extendiéndose hasta las 4.20 de la mañana (alcanzó un inusual promedio de 7,4 puntos). Un especial que supo combinar información al instante, las voces de los protagonistas, el análisis político y hasta supo abandonar el formalismo habitual, animándose a una suerte de “mateada de madrugada” al aire –facturas incluidas– como nunca antes se había visto en un noticiero. Ventajas de una trasnoche en la que la locura del “minuto a minuto” fue suplantada por la del “voto a voto”.