El padre de Marcelo Gallardo, Máximo, se mantiene cerca de la entrada en calor del equipo. Observa a los jugadores y en su cabeza planea los once que va a parar en la cancha. Ariel Ortega, Alejandro “Chori” Domínguez, Ariel Franco, Ezequiel Cirigliano, Wilson Severino, Diego Barrado, Osmar “Malevo” Ferreyra, son algunos de los ex futbolistas que corren en fila, esquivan conos y se hacen chistes. 

La mayoría son leyendas de River y todos los lunes a las 21 se reúnen en la cancha auxiliar del club, o muy de vez en cuando en el predio de Ezeiza, para disputar los partidos del torneo Senior y hacer lo que siempre amaron: jugar a la pelota.

Los alrededores se pueblan de socios de River, todos integrantes de filiales y agrupaciones políticas, que llegan temprano para colgar las banderas con los nombres de los barrios que representan. Las personas que se acercan lo hacen con un alimento no perecedero para contribuir con el proyecto de River Solidario, quienes, a través de estas donaciones, cocinan grandes ollas de comida y después las llevan a Plaza de Mayo con el fin de repartir un plato caliente.

"Brindarse en la labor de asistir, defender y proteger a las personas de mayor vulnerabilidad: víctimas de desastres naturales, de violencia en todas sus formas, de explotación y abuso, de extrema pobreza y de extremas situaciones de injusticia social", es parte de la misión que describe este departamento social del club.

Ariel Ortega sigue recibiendo elogios de la gente. Imagen: Prensa River

La edad de los espectadores es repartida, pero todos coinciden -más allá de que algunos formen parte de una generación que no haya llegado a verlo jugar-, en emocionarse cuando ven a Ortega parar la pelota o dar un pase. “Dale, Burrito”, “Ortega sos mi Dios”, son algunas de las arengas que llegan desde la tribunita que está pegada al campo de juego.

“Lo sigo teniendo como un ídolo. Fuimos compañeros, sé lo que es como persona, pero para mí es un ídolo. Cuando entra, uno le tiene ese respeto por más que él no lo quiera hacer sentir, pero nosotros lo tenemos igual. Eso es lo lindo de la pasión del fútbol”, le dice Barrado a Líbero, mediocampista que tuvo tres etapas en la institución de Núñez, en referencia a Ortega.

Después de cada partido, los jugadores hacen un “tercer tiempo”, y agasajan con una comida al rival que se acerca a enfrentarlos. Ahí se combina un escenario de anécdotas interminables y camaradería familiar. “Es un día a la semana y el hecho de quedarnos a cenar todos juntos hace que se genere esa relación. Y siempre con la posibilidad de ayudarnos entre nosotros”, dice "Chori" Domínguez, referente del club y capitán del plantel Senior. “Es algo muy positivo para que la gente vuelva a ver a sus ídolos, a los jugadores que hace tiempo defendieron el manto sagrado”, agrega.

Este campeonato de leyendas cada vez cobra más protagonismo en la agenda de los hinchas, quienes buscan y consultan la manera para asistir a ver un partido. Aunque el acceso por ahora es para filiales y agrupaciones. “Los lunes pasaron a ser del senior”, describen muchas de las personas que ocupan un lugar en esa tribuna. “Se visibiliza a partir de los nombres. En su gran historia hoy (River) tiene muchos ex jugadores, algunos incluso como (Rodrigo) Mora y (Leonardo) Ponzio, que se retiraron hace muy poquito, están muy frescos en la mente del hincha de River, y eso hace que se genere mayor visibilidad”, explica Fernando Guarini, encargado de la logística de cada partido y la convocatoria de los jugadores.

El uruguayo Rodrigo Mora continúa haciendo goles. Imagen: Prensa River

Y completa: "En los últimos partidos, notamos un incremento mayor de gente que viene a ver los partidos, y también de medios que vienen a cubrir. La convocatoria de los nombres va generando cada vez más expectativa, más ganas y en las redes sociales también se ve mucho rebote".

Si bien siempre se busca ganar, de hecho, River es el puntero de este torneo, el proyecto más general es que después de haber afrontado tantos años de profesionalismo, donde las responsabilidades y las presiones por obtener títulos siempre son mayores, puedan volver a reencontrarse con ex compañeros y con el aspecto más lúdico. Jugar por jugar.

“Más allá que nos guste ganar y competir, está la otra parte también, donde nos juntamos, recordamos anécdotas, nos reímos entre todos. Eso es el fin de todo esto: compartir, seguir viviendo nuevas alegrías, nuevas anécdotas, nuevas comidas”, dice el "Malevo" Ferreyra, aquel volante ofensivo por izquierda, que dejó grandes recuerdos con su exquisita pegada.

“Invitamos a que nos acompañen cada vez más. La idea es que la gente nos empiece a seguir, a ver los partidos y que se sumen de a poquito”, concluye el Chori Domínguez.