En la última semana todos se preparan para dar las últimas puntadas de una campaña bastante deshilachada que, en general, se destacó por el bajo nivel de debate político y se orientó más a las descalificaciones y a las estridencias para hacer notar a determinado candidato o candidata. No todo fue así, pero es lo que lamentablemente siempre se impone. Con todo, hay candidatos a las distintas categorías que no sólo dicen cómo van a hacer las cosas, sino que también indican cómo serán financiadas. Y hay unos cuantos que además expresan lo que hicieron cuando les tocó tener a su cargo determinadas responsabilidades.
Pero el “circo de la política” y la “banalización de la violencia y la inseguridad”, como dice la candidata a gobernadora del socialismo Mónica Fein; no se van a detener en el tramo final. Fein lo dice porque lo sufre en carne propia, dentro de ese frente que no es natural para el PS pero que finalmente decidieron integrar en la convicción de que no había otra manera de sobrevivir. La polarización extrema y el tono de los agravios cruzados, pocas veces vistos en Santa Fe, ponen a Carolina Losada y Maximiliano Pullaro en el registro proselitista de Juntos por el Cambio a nivel nacional. Una neo política que incluye campañas sucias, servicios de inteligencia y batallas sistemáticas en las redes para desprestigiar al rival interno. Prácticas importadas de CABA por el PRO que pasaron por Santa Fe con mayor o menor éxito.
En estos días Losada tuvo buenas y malas. El Tribunal Electoral de Santa Fe aceptó el planteo de sus apoderados y ordenó a Google Argentina bajar todas los sitios que se dedican a agraviar a la senadora nacional y también investigar quiénes están detrás de la maniobra. “La justicia comprobó que hay campaña sucia”, dijo el diputado provincial Julián Galdeano, uno de los principales impulsores de la candidatura de Losada. El armador calificado detrás de la postulación de la periodista que -como todo el ala política de ese sector del radicalismo- se mantuvo en silencio durante todas estas semanas de campaña "sucia". El proselitismo de la ex periodista fue entregado llave en mano a los consultores y al know how porteño que también trabaja para Patricia Bullrich.
La mala para la precandidata a gobernadora de Unidos para Cambiar Santa Fe, fue que se conocieron más detalles del avión que le prestaron desde Rafaela para recorrer parte de la extensa geografía provincial. Como dijo Amalia Granata en los programas de chimento de Buenos Aires -de los que nunca se fue del todo- fue un vuelo privado que tiene un costo de unos 30 mil dólares. “Quiero saber de dónde sale esa plata”, dijo la mediática diputada provincial que va por la renovación de su banca. Y ahora se sabe que salió de un broker de seguros que trabajó en la caución de 10 millones de dólares para que no vayan presos los directivos que estafaron a cientos de productores mediante el default de Vicentin.
Para ratificar sus vínculos con la cerealera del norte santafesino que estafó también al Banco Nación por 300 de los 1.800 millones de dólares que no pagó; Losada presentó formalmente a su asesor económico que resultó ser un exdirectivo del Banco Nación de la época en que Javier González Fraga extendía préstamos a sola firma a la cerealera con “stress financiero” con la plata de todos los argentinos. Adrián Giacchino salió del Nación macrista para recalar en el Banco Municipal de Rosario en un trámite de paso escandaloso por el Concejo Municipal. En menos de dos años, el propio intendente Pablo Javkin que lo había propuesto tuvo que echarlo por las pérdidas millonarias que le generó a la entidad crediticia municipal.
Pullaro habló una sola vez y de manera formal sobre esta batalla sin cuartel y ya no se expresó más públicamente sobre las graves acusaciones que le hace Losada por su “relación con el narcotráfico y la policía connivente”. Tampoco respondió a la amenaza de su contrincante de no trabajar con él después de esta PASO “gane quien gane”. Losada deja en claro que el punto de ruptura no tiene vuelta atrás. “Tenemos ejes morales totalmente diferentes”, dijo Losada. Por su parte, el polémico exministro de Seguridad Marcelo Sain asegura que “todo lo que dice Losada sobre Pullaro, es cierto”.
Al lado, el peronismo santafesino parece un jardín de infantes. No hay un solo agravio entre los precandidatos a gobernador y todos los esfuerzos se destinan a hacerse cargo de las cosas buenas que pueda exhibir la gestión del gobernador Omar Perotti y alejarse lo más posible de las malas. El peronismo sabe de los costos de las intensas batallas internas, los pagó con vidas en una época de la Argentina y en Santa Fe los duros enfrentamientos en las internas cerradas de los ‘80 derivaron en la Ley de Lemas que pacificó las aguas pero terminó distorsionando la voluntad popular.
También hay que decir que no es pura bondad peronista lo que hace que estas PASO de Avancemos Juntos se transiten de esta manera. Los que dicen que Perotti no ordenó la interna y no condujo el proceso, no están del todo en lo cierto. El gobernador determinó en una sola negociación sobre la hora de cierre el único dilema que enfrentaba el peronismo: La participación o no de su dirigente más competitivo, el senador nacional Marcelo Lewandowski. Y para eso tuvo que bajar la candidatura de su alter ego Roberto Mirabella. Lógico que también concedió Perotti por conveniencia propia relacionada con la caída de su imagen en Rosario y en torno a su propia candidatura a diputado provincial.
Lewandowski es el candidato más provincial del peronismo, desconoce los hilos nacionales pero tampoco los cuestiona. Y se ubica a prudente distancia de un perottismo que nunca terminó de nacer. Marcos Cleri, Leandro Busatto y Eduardo Toniolli son claramente identificables en sus terminales nacionales pero sus aspiraciones a ser dirigentes provinciales del peronismo los ubica centralmente en el debate por las políticas públicas santafesinas.