Los tiempos cambian, los deportes crecen, los objetivos se modifican, pero siempre hay un quiebre que marca un antes y un después en la historia. Si de fútbol femenino se trata, Yanina Gaitán fue la primera jugadora en convertir un gol argentino en un Mundial reconocido por la FIFA, en 2003, en el partido en el que Argentina cayó 6-1 con Alemania (posterior Campeón). 

La ex futbolista, que se dedica a la docencia pero sueña con volver a ser entrenadora como lo fue en Camioneros en 2021, habló con Líbero para recordar ese torneo histórico en el que se comenzó a trazar un camino para este deporte. Además, dio su visión sobre el presente de la Selección y sobre la necesidad de generar una continuidad para que el fútbol femenino siga en constante crecimiento.

-¿Cómo empezó tu carrera en el fútbol?

-Me crié jugando a la pelota con mi hermano. Me quería anotar en torneos pero no me dejaban jugar con niños, solo algunas veces. Con el tiempo llegó mi primera experiencia en Sacachispas. Habré estado un mes ahí en un grupo reducido y después pasé a Yupanqui a un plantel que estaba bien conformado. Era otra época donde no se veía niñas jugando ni había espacio para que una se pudiera desarrollar con sus pares.

-¿Cómo te sentías en aquel momento?

-Cuando salía a jugar al potrero con mi hermano notaba algo distinto, me sentía observada y para el resto era algo asombroso ver la técnica de una niña jugando al fútbol.

Gaitán debutó en 1991 en Yupanqui en el primer torneo oficial de AFA y también pasó por San Lorenzo, Racing, River y Boca. Cuando todavía estaba en Yupanqui tuvo un día muy especial: en el entretiempo de un partido que jugaban Boca y Belgrano en La Bombonera, la mediocampista entró al campo de juego y se puso a hacer jueguito: “Fue un momento inolvidable siendo tan chica, ingresé en el entretiempo y la tribuna me gritó 'Marado, Marado'”.

-¿Recordás cómo fue la primera citación para la Selección?

-Estaba en Yupanqui, feliz de estar citada, saber que iba a representar al país y entrenar con grandes jugadoras. Tenía 14 años y para mí era todo un logro. Al primer Sudamericano no viajé porque era muy chica, pero después en el '98 sí fui convocada en Mar del Plata. Cada competencia y cada etapa con la Selección fue maravillosa.

-¿A qué atribuís este boom del fútbol femenino?

-Son procesos que se dan a largo plazo, Estamos hablando de otra sociedad, de estar más visibilizados en cuanto a redes sociales, marketing, los sponsors, más comprometidos en aspectos dirigenciales. La AFA y la FIFA están trabajando más fuerte y eso está muy bueno.

-¿Qué recordás de la experiencia del Mundial 2003?

-El Mundial fue lo más alto que una futbolista puede vivir, tuvo un marco espectacular y más en Estados Unidos que el fútbol femenino tiene otro desarrollo. La llegada a los hoteles, el traslado a los entrenamientos, todo lo que te puedas imaginar que comprende un Mundial. Fue hermoso vivirlo pero también veíamos la diferencia de lo que era Estados Unidos en cuanto al deporte y de cómo lo vivíamos nosotros acá.

-¿Qué significó para vos hacer el primer gol argentino en Mundiales?

-Es un orgullo, una emoción tremenda. Como siempre digo agradecida a Dios por ese momento, porque una se preparó muchos años, hizo todo a pulmón y se entrenó desde muy chica para poder lograr grandes cosas. Ese gol fue la frutilla del postre de toda mi carrera. Dios ve todo y por algo pasan las cosas. Para mí es muy emocionante haber dejado una huella para la Selección.

-¿Te acordás del momento del gol?

-Cuando veo la jugada que rechaza la arquera vi que venía la pelota y sabía dónde la quería ubicar. Son milésimas de segundo que tenés que estar fría, ver el momento y ahí es cuando una tiene que saber decidir. Vi el huequito cuando salió la defensora a taparme y la enganché de sobrepique para ubicarla donde vi el espacio. Pudimos lograr ese primer gol para empezar a marcar historia. Fue hermoso para todas, porque quedó marcada la primera Selección que hizo un gol en un Mundial. Fue un primer paso para marcar el inicio de la historia para nuestro país.

-¿Cómo ves la evolución futbolística de la Selección?

-Están trabajando muy bien, tuvieron amistosos en el interior del país. Hay jugadoras en el exterior que tienen otro rodaje, otra experiencia, que suma para la tranquilidad de la jugadora y para que tenga más confianza, y para desarrollarse en el juego con experiencias previas. Todo eso suma. Ojalá que se logre ese primer triunfo.

-¿Qué expectativa tenés para el rendimiento en el Mundial?

-Se ve que están muy bien motivadas y con la cabeza en el Mundial. Se consiguieron dos empates en el Mundial anterior, eso es muy motivante. Creo que van a ir por más en cualquiera de los tres partidos y ojalá que se dé, que puedan entrar mentalizadas y confiadas en lo que hicieron todo este tiempo y que en esos momentos de decisión puedan estar frías e inteligentes para poder lograr lo que se espera. Ganar un partido en un Mundial sería un crecimiento para el fútbol argentino sin duda.

Argentina jugó los Mundiales de 2003 y 2007 y después volvió a clasificarse en 2019. Esta será la cuarta participación desde que el torneo es reconocido por la FIFA.

Con respecto a cómo tener continuidad para que se haga costumbre ver a la Selección en los Mundiales, Gaitán comentó: “Si se gana un partido va a ser un envión para que se siga con proyectos tanto en los clubes como en desarrollo en edades tempranas, en inferiores, en otras categorías, en el interior. Y si no se consigue un resultado positivo, igual hay que proyectar, no perder el eje. A la larga, con trabajo es donde se logran los frutos, que no se estanque después del Mundial para que sigan surgiendo grandes jugadoras, y para que las niñas quieran jugar. Depende de nosotros y de las organizaciones para seguir alimentando el fútbol femenino.

-¿Cuánto influyó la profesionalización?

-Influyó mucho por la transmisión, los managers, que se juegue en los estadios de primera. En el '92 jugué en la cancha de Independiente pero no había visibilidad, nadie se enteraba. Hoy entre la televisión y las redes sociales está al alcance de todos y eso ayuda. La jugadora se está adaptando a buenos terrenos de juego, a otro marco, a jugar con más público y todo eso es ascender en calidad, en profesionalización, en dedicación, en que la jugadora se sienta mas cómoda y pueda rendir lo mejor posible. Estamos en ese camino de crecimiento, y ojalá se siga apostando cada vez más.