Cita obligada de todos los años, la Feria del Libro Infantil y Juvenil vuelve con agenda renovada para celebrar su 31º edición. Será desde este lunes 10 y hasta el domingo 30 de julio en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), con entrada libre y gratuita. Cinco espacios simultáneos con más de trescientas actividades, más de cien expositores, espectáculos y propuestas creativas serán de la partida.
Habrá varias novedades. Por primera vez en su historia, el discurso inaugural de la Feria estará a cargo de un autor. En esta ocasión, será la escritora, editora y comunicadora Gigliola Zecchin (Canela) quien encabece la ceremonia de apertura que tendrá lugar en La Cúpula del CCK, este lunes a las 17. Pero, además, y como nunca antes, la totalidad del espacio del centro cultural estará a disposición del evento y, además de la planta baja, los stands ocuparán también el segundo piso y la terraza de la Ballena.
“Vamos a tener más del doble de actividades de las que tuvimos el año pasado. Así que estamos armando la Feria del Libro Infantil y Juvenil más ambiciosa de los últimos 20 años, y queremos que sea una iniciativa federal”, anticipa en diálogo con Página/12, Gabriela Pérez, Presidenta de la Comisión del Libro Infantil y Juvenil de la Fundación El Libro, y Directora Editorial de la editorial Riderchail.
La grilla de actividades es amplísima, y para todas las inquietudes y edades. En la Sala Argentina del CCK están programados espectáculos especiales para más de 500 personas. Entre los shows se encuentran Un cuento negro, por la Compañía Tres Gatos Locos de Galo Bodoc; Mi cuaderno de canciones, del Ensamble de Música Popular de la Universidad Nacional de las Artes; y el lanzamiento del Concurso de cuentos para las infancias Mi cazacuentos favorito, con Enzo Ordeig y la banda Nilocos, que se realizará el jueves 13 de julio a las 14.30.
Por otro lado, habrá 160 espectáculos de narración a cargo de Alejandra Allende, Nanucuentos y Any González, entre otras reconocidas narradoras, además de más de 100 talleres de ilustración y 100 talleres de ciencias de la mano de Melquíades.
El 40º aniversario del retorno a la democracia tendrá una conmemoración especial. En este marco, la Asociación de Dibujantes de Argentina (ADA) ofrecerá una muestra de ilustraciones que se sumará a un desafío de postas en donde las y los visitantes deberán buscar pistas en diferentes espacios de la Feria, con grandes premios. Y, como siempre, habrá presentaciones y firmas de libros de los autores y las autoras más queridas por el público lector.
Las adolescencias, por su parte, tendrán agenda propia con una sección juvenil especialmente diseñada para ellas. Como parte de esta programación, habrá un Festival de Historietas y propuestas con una decena de bookfluencers, además de un concurso y desfile de cosplay. Con ese objetivo, habrá 69 stands en la Plaza Seca de planta baja, a los que se sumarán 15 en el segundo piso y 10 en la Terraza del Auditorio Nacional para uso exclusivo de editoriales de cómics y juveniles.
“Es la primera vez que la Feria dedica un espacio para la literatura juvenil y los cómics, y separa a los jóvenes de los niños, porque lo que pudimos advertir en estos últimos años es la poca concurrencia del público juvenil, dado que los jóvenes no quieren mezclarse en lugares donde hay niños y niñas. Entonces decidimos separarlos para que ellos se sientan más cómodos”, revela Pérez.
A contramano del mito instalado de que los chicos y jóvenes leen menos por culpa de la sobreexposición a las pantallas, Pérez ofrece un panorama distinto. “Dentro de la industria editorial, el sector que más ha crecido es, en primera instancia, el de los libros infantiles y luego el de los juveniles. Porque los jóvenes leen mucho. Hay una movida grande con los bookfluencers, que tienen muchos seguidores y reseñan libros, y por eso quisimos darle a esto un lugar central en la Feria”.
En el ámbito local, la literatura infantil y juvenil vive un tiempo igualmente auspicioso en relación a la calidad de las temáticas. “Tenemos uno de los mejores contenidos de literatura para chicos del mundo. Y cada vez surgen más emprendimientos editoriales con excelentes materiales para todos los gustos y sobre todos los temas. Los nuevos cambios que estamos viviendo se ven reflejados en los libros y eso ayuda a que los docentes puedan abordar determinadas problemáticas en el aula. Los avances sociales son dinámicos y eso se ve en el material de lectura, tanto en la ficción como en los libros informativos. Y eso es fantástico”.
Como todos los años, se llevarán a cabo actividades para públicos especiales: las Jornadas para Docentes y Mediadores de Lectura (el jueves 20 y viernes 21 de julio en el Salón de Honor), que incluyen la Gran Travesía; la entrega de los Premios Pregonero (el viernes 28 de julio, a las 18, en el Salón de Honor); y las Jornadas Profesionales (el miércoles 19 de julio en la Sala 511) con su programa de descuentos Librería Amiga.
En este punto, Pérez anticipa que la Feria será también la excusa para dar a conocer la situación dramática que atraviesa el sector de la industria editorial. Se sabe, el libro es el último eslabón de una larga cadena de trabajos y esfuerzos colectivos, y es por ello que el objetivo es revelar las dificultades actuales que existen en el proceso detrás del producto que llega a las manos de los más chicos.
“Es bueno que el público lector sepa lo que está pasando con el libro, porque no es una mercancía cualquiera. Sobre todo en los chicos, el libro dispara la imaginación y enseña a pensar. La literatura infantil no baja línea, y justamente lo que hace es que los chicos y las chicas formen su propio pensamiento. Entonces, el libro no es cualquier objeto, sino uno muy particular ligado a la cultura de los pueblos”, comienza Pérez.
“A pesar de que ya hemos lidiado con problemas de este tipo, estamos atravesando en la industria algo inédito que no ha pasado nunca y que tiene que ver con la cartelización del precio del papel”, denuncia la funcionaria. “En este momento, en la Argentina, tenemos el papel más caro del mundo en dólares. Y esto no es consecuencia de la inflación ni de la situación económica del país. Lo que ocurre es que hay dos fabricantes de papel y cuatro importadoras que completan la producción necesaria para hacer todo tipo de libros, que deciden a cuánto nos van a vender el papel y aumentan el valor en dólares al doble del índice de inflación. Hay un oligopolio absoluto, que siempre existió, pero nunca con la impunidad de ahora”.
Las consecuencias de este problema impactan de lleno en el circuito de la fabricación y adquisición de libros, y afectan a todos los agentes involucrados, tal como enumera Pérez. “Los libros aumentan mucho para el público consumidor y a los editores se les aumenta mucho menos de lo que se debería debido al costo del papel. Entonces los editores estamos resignando rentabilidad y esa diferencia se la están quedando las papeleras. Por eso, estamos en un límite en el cual hay determinado tipo de libros que no se pueden hacer, como es el caso de los que se fabrican en cartoné, para la primera infancia, y que ya no se pueden imprimir. Entonces, cada vez imprimimos menos, achicamos nuestros catálogos, y eso se traduce también en que los libreros tengan menos oferta bibliodiversa para ofrecerle a los lectores. Estamos en una encrucijada angustiante”.
En este contexto, el Estado adquiere un rol relevante. Por ello, la Cámara Argentina del Libro negocia actualmente con Defensa al Consumidor y con la Secretaría de Comercio con la finalidad de reclamar una intervención urgente. “Hemos presentado documentación que avala lo que estamos diciendo respecto de los aumentos. Y queremos que el Estado regule esta situación, porque esto está llevando a un quiebre de la actividad”, señala Pérez, al mismo tiempo que reconoce las políticas públicas vigentes, destinadas a la promoción de lectura para los sectores más vulnerables.
“Tenemos un Estado prolibro que acompaña nuestro trabajo y que hace llegar millones de libros a escuelas de lugares recónditos del país, donde no hay librerías ni bibliotecas. Pero, por primera vez en la historia, no estamos pudiendo abastecerlo porque no nos dan los costos. Por eso, queremos que se tomen medidas”, concluye al respecto.
A pesar de la coyuntura, el libro de papel resiste. Y la Feria será una radiografía de esa resistencia. En tiempos de hegemonía virtual, el libro físico sigue siendo un producto cultural demandado. “En la pandemia, con las librerías y los colegios cerrados, y todas las actividades atravesadas por la virtualidad, pensamos que se iba a terminar el libro físico, pero no ocurrió eso sino que, por el contrario, se potenció la circulación de libros infantiles. En esa circunstancia tan límite que nos tocó vivir, pudimos advertir que el libro es una herramienta de entretenimiento y de acercamiento para las familias”.
Y las generaciones pasan, pero los libros quedan. “Se ha cambiado el chip de los hábitos de lectura. Años atrás, leer un libro en la escuela se vivía como una tarea más que había que hacer por obligación. Pero desde hace mucho, los planes lectores y los y las docentes han logrado convertir el espacio de lectura en un espacio lúdico que se transforma en un recreo más. Y nosotros creemos que eso es muy importante, porque el chico que lee es un lector eterno. Por eso, a los libreros les decimos que vendan libros para niños y niñas, porque ese público vuelve siempre”.
* Los horarios de la Feria son: lunes 10 y martes 11 de julio, de 9 a 18; miércoles 12 al viernes 14 de julio, de 9 a 20; y sábado 15 al domingo 30 de julio, de 14 a 20. Para conocer la agenda completa: el-libro.org.ar/inicio-infantil-juvenil/