Ni protesta judicial ni marcha. Y, menos todavía, escándalo. Unidad Ciudadana decidió reaccionar ante la parálisis del cómputo final de sufragios con un pedido que así definió su principal candidata: “No vamos a parar hasta que se cuenten todos los votos, porque sabemos que hemos ganado”.
La advertencia que Cristina Fernández de Kirchner escribió en un comunicado fue explicada también por los apoderados Graciana Peñafort y Gerónimo Ustarroz y por el candidato a diputado nacional Leopoldo Moreau durante una conferencia de prensa en el Instituto Patria, que responde a la ex presidenta.
“Queremos que se llegue a la verdad con los votos”, dijo Moreau. “No vamos a hacer el show que ellos hacían en el pasado, con denuncias indiscriminadas de fraude.” Moreau, que fue varias veces diputado y luego senador por el radicalismo, denunció que “un acto eleccionario fue utilizado para obtener un golpe de efecto publicitario, un hecho inédito desde 1983”.
Dijo que había pensado declarar que el cómputo venía más lento que el general Alais, pero que la comparación le resultó demasiado vieja. Ernesto Alais era el comandante del Cuerpo de Ejército II, con sede en Rosario, cuando en abril de 1987 se produjo el primer levantamiento carapintada de Aldo Rico. Alais nunca llegó y quedó convertido en metáfora. “Voy a usar mejor lo que me dijo un amigo: los votos vienen encima de una tortuga enyesada”, dijo Moreau.
El núcleo de la denuncia es el siguiente: “Pasadas 24 horas del acto electoral no se conocen los resultados del principal distrito del país. Por primera vez este gobierno tuvo la responsabilidad de supervisar el acto electoral pero 1500 mesas no fueron incorporadas el escrutinio provisorio”.
El añadido es que según Unidad Ciudadana la mayoría de los votos de esas 1500 mesas serían, por su origen geográfico, para el espacio que lleva como candidatos al Senado a CFK y a Jorge Taiana.
Cada voto
El texto difundido por Cristina Fernández de Kirchner califica el episodio de la noche del domingo y madrugada del lunes como “un hecho inaudito, insólito, vergonzante de manipulación política”, porque “intentaron ocultar la verdad”. La explicación es que “cada voto cuenta, cada voto es parte de la soberanía popular, y por un voto se puede decidir un legislador más o menos para defender a los ciudadanos de este ajuste insensible e injusto”.
“Un legislador cuenta, porque es, por ejemplo, un voto más o un voto menos para el ajuste jubilatorio o para la flexibilización laboral”, dice el texto.
Cristina insistió en su interpretación de los datos de las PASO que ya había esbozado a las cuatro de la mañana en el estadio de Arsenal, donde apareció luego del conteo frustrado de los votos. La secundaron luego en la conferencia de prensa Peñafort, Moreau y Ustárroz. La línea de razonamiento es que en el país dos de cada tres personas votaron de distintas maneras con el trasfondo común de cuestionar el ajuste económico.
“Podrán retrasar la carga de datos, podrán manipular de manera chicanera y tramposa la realidad, podrán alargar este escándalo 20 días más hasta el resultado definitivo, querrán crear una realidad paralela en los medios, buscarán ocultar, maquillar, distraer y confundir”, dice el texto de CFK. “Pero no van a poder. La democracia argentina es más fuerte que su manipulación y su arrogancia. Vamos a desenmascarar este ejercicio obsceno de distorsión, esta patética actuación en el prime time televisivo. Vamos a defender el voto y la democracia. Quieren confundir todo para tapar lo que pasó ayer: dos de cada tres argentinos les han dicho que no a su ajuste y a su plebiscito”.
Según Moreau, la secuencia tuvo varios pasos. Primero “se instaló una cifra ficticia, se la congeló durante varias horas, secuestrando el resto de los datos”. Después “se le dio espacio al Presidente para que montara un show publicitario, con el mago sin dientes incluido, donde quiso demostrar que habían obtenido un triunfo sin dar datos”. El candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires pidió reparar en un detalle: “Ni el Presidente ni la gobernadora hicieron mención al resultado electoral de la provincia de Buenos Aires, y eso fue así porque ya sabían que estaban manipulando la información”.
Esas 1500 mesas serían unos 300 mil votos. Tras señalar que “la democracia es algo más que un spot publicitario”, Graciana Peñafort dijo que “las huellas están en la propia página del gobierno”.
“El escrutinio se detuvo en alrededor del 95 por ciento”, relató la abogada. “En sitios donde Cambiemos hizo mejor elección, como san Miguel o San Isidro, y también Vicente López y Bahía Blanca, la carga a la misma hora llegó al 97 o 98 por ciento. En lugares donde Unidad Ciudadana hizo mejor elección el nivel de carga fue menor.”
Los ejemplos que dio Peñafort incluyen a Berazategui, “donde se paró la carga de datos cuando estaba solo en el 90 por ciento, en Florencio Varela al llegar al 92 por ciento, en La Matanza en el 94 por ciento y en José C. Paz en el 93 por ciento”. Salvo José C. Paz el resto de los distritos integra la poblada Tercera Sección electoral, que es donde CFK cosechó el domingo el mayor porcentaje de votos.
“La repetición de porcentajes menores en sitios donde presumiblemente a Unidad Ciudadana le fue mejor hace pensar que no hay casualidad”, dijo la apoderada. “Quisieron construir una realidad ficticia, y lo hicieron a tal punto que 24 horas después de una elección reñida no sabemos aún cuál es el resultado.” La conferencia de prensa en el Instituto Patria, cercano a Congreso, comenzó poco después de las 18, a la misma hora que el domingo cerraron los comicios en todo el país.
Mecanismo
En la rueda con los periodistas Ustárroz dijo que las claves del escrutinio definitivo, el único que por otra parte acepta la Justicia, son las actas de cada mesa y su consistencia con los papeles que el domingo se llevó cada fiscal o fiscal general.
Un dirigente de Unidad Ciudadana que pidió reserva de su identidad explicó a este diario cómo es el mecanismo al que habrá que prestarle atención en los próximos días.
Dijo que falta escrutar exactamente 1537 mesas.
Parte de esas 1537 mesas se corresponde con 800 telegramas al que la administración del acto electoral consideró mal hechos porque tendrían distintos tipos de errores.
Esos 800 telegramas con resultados de otras tantas mesas llegaron a la empresa Indra, encargada del conteo, y no se computaron. Fueron a una carpeta especial llamada “Incidencias”.
Los apoderados de Unidad Ciudadana hicieron ya algún estudio preliminar. En las incidencias de la Primera Sección electoral, al norte de la Capital Federal, el saldo eran unos cuatro mil votos a favor de CFK. En la Tercera, 8000.
Hay otra franja de problemas que corresponde a las 740 mesas restantes. Nunca mandaron el telegrama correspondiente. Una hipótesis, siempre pensando bien, es que puede haberse equivocado un presidente de mesa. Otra hipótesis es el mal funcionamiento de los scanners utilizados para reproducir y digitalizar la imagen final de cada mesa.
De las 740 hay 600 mesas que pertenecen al Conurbano y 140 al interior de la provincia de Buenos Aires. El mismo estudio preliminar permitió saber que las mesas del Conurbano se comportaban en términos de inclinación de votos de modo similar al del resto de las mesas del distrito correspondiente.
Como el primer escrutinio no tiene valor legal, aunque sí político, simbólico e informativo, mañana miércoles arrancará el escrutinio definitivo.
Funciona distrito por distrito, ordenado por el alfabeto, y con la presencia de los fiscales.
Cada urna tiene un certificado. Se coteja ese certificado con la documentación que obra en poder de cada fiscal desde el domingo. El cotejo es certificado contra acta de escrutinio. El certificado en manos de los fiscales es clave porque debe coincidir con el acta completada por el presidente de mesa.
Si no hubiera coincidencia entre una documentación y otra es posible elevar a la Justicia electoral el pedido de abrir la urna correspondiente. Y el juez, que en este caso es una de las flamantes designaciones del macrismo, es el que decida si se abre o no la urna.
Hay ejemplos de apertura masiva. No muchos. En el 2007, en Córdoba, luego de la confrontación entre Luis Juez y Juan Schiaretti, el escándalo fue tan impresionante que la Justicia terminó abriendo todas las urnas.
PáginaI12 quiso saber si la cantidad de incidencias y de telegramas presuntamente mal confeccionados fue mayor el último domingo que otras veces. La respuesta fue ésta: “No, pero ahora tiene relevancia por la diferencia escasa y por el modo en que se cargaron algunas mesas y no se cargaron otras”.
Y agregó: “Se pagó una fortuna por un sistema que, en el mejor de los casos, colapsó varias veces, en la provincia de Buenos Aires y en Santa Fe”.
Peñafort dijo que recién después del escrutinio definitivo UC resolverá si realiza presentaciones o entabla demandas por responsabilidades políticas o penales.