El gobernador Axel Kicillof ya tiene cuenta de Twitter paralela, se instala el lema de campaña “derecha o derechos” y, en un tono también adoptado por el candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, la gestión es la campaña y la campaña es la gestión. Como en un restaurante con cocina a la vista.

En la era previa a las redes sociales, las campañas eran el fruto de un acuerdo entre la mesa chica del candidato y una agencia -muchas veces de publicidad-. Una vez aprobada, se distribuía a los canales, radios y medios gráficos y el resto de los públicos la descubría ya como hecho consumado, en el que tenía poco o nada para aportar. Porque además, por los elevados costos de producción, las chances de corregir el rumbo de la comunicación eran mínimas.

¿Orgánico o inorgánico? 

Hace casi dos décadas, junto con los primeros Blackberry, apareció un nuevo concepto: la campaña inorgánica, la que hace “el pueblo”, “la gente”, “la militancia”, a pura intuición, entusiasmo y herramientas digitales gratuitas. Las redes sociales, en especial Tik Tok, Instagram y Twitter, son el escenario perfecto para esta clase de contenido, que elección tras elección fue creciendo en calidad, tráfico e importancia. 

A modo de ejemplo local, en 2019, muchos bonaerenses, votantes o no del gobernador, tuvieron problemas para dejar de cantar “pim, pum, Axel gobernador” con la melodía de “Leña para el carbón”, el hit que ese año consagró a DJ Alex. Desde entonces, distintos consultores y estudios han resaltado las bondades de las campañas inorgánicas, al punto de promover “la organización de lo inorgánico” -esto es, la formación y entrenamiento de esos productores espontáneos- y la producción de laboratorio de lo aparentemente inorgánico.

La campaña por la reelección del gobernador, en este tramo inicial, se ha mostrado particularmente activa en ambos frentes. En el “orgánico”, presentó dos videos, uno de cuatro minutos y otra versión de uno, oportunamente reseñados por Buenos Aires/12, que lo muestran en acción: inaugurando, recorriendo, escuchando, en una muestra de lo que fue el día a día de su gestión. La novedad, en el otro frente, es la aparición de la cuenta de twitter “Derechos vs derecha”, una cuenta paralela a la personal del gobernador, al estilo de “La remisería de la Rosada” de Wado De Pedro o “Kato dice y hace” de Gabriel Katopodis.

La cuenta fue creada estos días y tiene aún pocos seguidores, pero está muy activa. Casi todas sus publicaciones son videos, con recortes de declaraciones del gobernador. “La derecha tiene muchos candidatos”, dice Kicillof en una mitad de una pantalla partida, mientras por la otra desfilan, como en un carrusel, fotos de las principales figuras del Pro y de Javier Milei “Pero un solo proyecto, que es restringir derechos", concluye el más reciente. "Esta elección es entre derecha y derechos. De este lado están los derechos.” 

Pero el hit es la versión de la cumbia “Mi pollera amarilla”, originalmente grabada por Gladys "La Bomba" Tucumana, cuya versión dice “recorre barrios y pueblos, trabajando noche y día, a todos los vuelve locos Kicillof en la provincia”, siempre con imágenes del gobernador en acción.

Otra cuenta, la de la compañera del gobernador, Soledad Quereilhac, posteó una versión de campaña de “Te quiero tanto”, la canción de Sergio Denis inmortalizada por todas las hinchadas de fútbol del país. Dice “Te quiero tanto, no me preguntes más, a Axel lo banco. No pienso votar a la derecha, yo elijo peronismo boleta completa" y remata “Con Axel la provincia siempre avanza, derecho avanza. Salgamo’ a militar con alegría”.

¿Qué tienen en común todos ellos? Producción mínima (se pueden hacer con un teléfono y herramientas de edición gratuitas), imágenes de archivo (públicas, libres de derechos) e ingenio popular para elegir una canción y modificar la letra.

Emociones

Hasta acá, los precandidatos amarillos a la gobernación, Néstor Grindetti y Diego Santilli, se mostraron de recorrida en distintas localidades y replicaron los materiales de campaña de sus respectivos candidatos a presidente. Santilli tuitea como una especie de fiscal de la gestión Kicillof: señala lo que está mal, lo que falta, lo que resolverá cuando gobierne. Grindetti, por su parte, estuvo el domingo en La Matanza y el lunes en Vicente López. No va a ningún lado sin Patricia Bullrich.

Otro tanto ocurre hasta acá con Carolina Píparo, la aspirante de La Libertad Avanza. Sus últimos posteos corresponden a una actividad en San Isidro junto a Milei. Ninguno de ellos ha esbozado un tono propio de campaña, un registro emocional ni un sello personal.

El catalán Antoni Gutiérrez Rubí, acaso el consultor más prestigioso del mundo hispanoparlante, alternativamente contratado por Sergio Massa, Cristina Fernández y nuevamente Sergio Massa, publicó muy recientemente un libro titulado "La gestión de las emociones políticas". Sintéticamente, la función de la comunicación de campaña es la persuasión, para lograr el objetivo  del voto -la acumulación política-. Y la persuasión es un proceso de carácter emocional. 

Por eso es difícil que un candidato pesque fuera de su propia pecera -más allá de su electorado propio-, si su propuesta o mensaje no tiene un contenido emocional fácil de reconocer. En el caso de Kicillof, es la alegría de poner un ladrillo por día en la reconstrucción de la provincia. En el caso de Javier Milei, a nivel presidencial, es su enojo incendiario, su ira desbocada, que promete descargar en "la casta" o el Banco Central. Para el resto, hasta aquí, es una cuenta pendiente.

Duelo platense

La otra campaña que arrancó con todo es la platense. El cuatro veces intendente de la capital provincial, Julio Alak, declaró en su reciente acto de lanzamiento “es hora de sacar a la ciudad de su decadencia”. El primer video de campaña de Julio Garro es una respuesta personalizada: “no volvamos atrás”, “elijamos ir para adelante”. Poco importa si ese “atrás” se refiere a su antecesor inmediato, Pablo Bruera, cuya última gestión fue unánimemente cuestionada, o al más remoto, su actual rival: el pasado es el peronismo, al que Garro también perteneció.

Garro esgrime a su favor las obras hídricas para evitar inundaciones, que se hicieron con fondos de nación y provincia. Intenta, con eso, desmarcarse del encuadre que plantea el actual ministro de Justicia: proyecto estratégico versus improvisación y recuperación de la autoestima platense versus decadencia. La crítica más extendida de los habitantes de la capital a la actual gestión sostiene que se “maquilla” el espacio público, a costos altísimos, sin resolver nada de fondo.

Julio “El Turco” Alak no sólo no reniega del pasado, sino que lo resignifica. Este presente, la gestión del ex empresario nocturno Garro, le permite presentarse como un hombre de Estado, lo más cercano, dentro de lo existente, al espíritu de una de las figuras históricas más queridas por los platenses: su fundador, Dardo Rocha. 

Pero hay más. La política, como el fútbol, es cabulera. Supersticiosa en extremo. Por eso no pasó desapercibida la "bendición" que recibió Alak el fin de semana. Llegó a su acto de lanzamiento en Clio. No en "un" Clio, sino en "el" Clio de Carli Bianco, que el consultor Ignacio Ramírez supo convertir en objeto mágico. ¿Se impregnará Alak del aura ganadora del autito?

“No volvamos atrás” o la reedición del esplendor platense. La pelota ya está rodando.