Terremoto en el bloque de diputados del PRO. La revelación de Página/12 de que el diputado cordobés Gustavo Santos, exministro de Turismo de Mauricio Macri, vive en Madrid desde hace 10 meses y no renunció a la banca, desató un fuerte ida y vuelta interno. El titular del bloque, Cristian Ritondo, afirma que tiene la renuncia de Santos en un cajón de su escritorio, pero inexplicablemente nunca se presentó. Sucede que Santos es hijo dilecto de Macri y ahora de Patricia Bullrich y, para colmo, en caso de oficializarse su renuncia, la banca sería ocupada por un hombre del larretismo. De todas maneras, la situación de Santos se convirtió en una olla a presión, no sólo por la cuestión ética de que es diputado y vive en otro país, sino porque supuestamente es un voto clave en una Cámara en que las fuerzas están parejas. Algunos afirman que el 23 de agosto sería imprescindible la presencia de Santos cuando se trate -y se vote- la Ley de Alquileres. Cerca de Ritondo no revelan si en ese momento sacarán de la cancha a Santos. No suena probable. Es que en la última sesión de Diputados faltaron nada menos que 20 legisladores macristas: no viven en Madrid como Santos, pero no fueron a trabajar. Lo de Santos no se notó. 

Página/12 reveló el 6 de julio que Santos vive y atiende en Madrid desde septiembre de 2022, cuando lo designaron director para las Américas de la Organización Mundial de Turismo (OMT). No es que hubo una votación democrática, sino que llegó a ese puesto, con 17 mil euros de sueldo mensual, señalado por el dedo del polémico presidente de la OMT, Zulab Pololikashvilli, un giorgiano embarcado ahora en una fuerte alianza con Arabia Saudita. Justito en la misma línea que Macri. Lo concreto es que Santos no pone ni un pie en la Argentina y, menos todavía, en el Congreso, pese a lo cual no renunció a la banca. O, mejor dicho, redactó la renuncia, pero la entregó al jefe de su bloque, Ritondo, quien la tiene guardada.

Las razones para no tocar a Santos

La publicación de este diario movió el avispero dentro de Juntos por el Cambio. Sucede que si Santos deja la banca, asume Oscar Agost Carreño, un referente de Rodríguez Larreta en Córdoba. De manera que hay dos razones para no tocar a Santos:

* Primero, porque es hombre de Macri, pero no sólo en el sentido político, también en el de los negocios. Santos fue -y es- un adalid de las aerolíneas low cost y las privatizaciones, el turismo entendido como negocio. Además, también sintoniza en su buena onda con Arabia Saudita.

* Segundo, porque su reemplazante sería del palo de Larreta. Ni a Macri ni a Bullrich les seduce ceder una banca a su adversario en la interna.

"La renuncia la tengo yo, y si en una sesión es necesario presentarla, la vamos a presentar. Él no está cobrando y yo quiero que vuelva al Congreso. Él puso su renuncia a disposición y evaluaremos en la próxima sesión, que es por el tema alquileres. Si él no puede estar presente y eso ocasiona algún problema por la cantidad de votos que se necesitan de la oposición, se la presentará", explicó Ritondo al diario cordobés La Voz.

La cuestión es asombrosa. En el PRO no produce efecto tener un diputado que ocupa una banca, vive en otro país y trabaja de otra cosa, con un magnífico sueldo. Es evidente que no volverá a su cargo, porque ya asumió en la OMT, pidió licencia hasta diciembre, es decir hasta que se le termine el mandato. En paralelo, el estado paga unos tres millones de pesos mensuales en asesores de Santos y unos 20 pasajes, entre aéreos y terrestres, que usan esos asesores. La cuestión se parece demasiado a un hecho de corrupción.

La única óptica parece estar en si el PRO necesita o no el voto para definir alguna votación. Eso parece poco probable. Sucede que en la cuestión de la Ley de Alquileres en el macrismo no se ponen de acuerdo: algunos quieren modificar la ley y otros apuntan a derogarla. De manera que no están los votos para aprobar nada y el voto de Santos no sería imprescindible. Ahora bien, alguien debería poner el grito en el cielo por la irregularidad de la permanencia de Santos en su banca. Ni siquiera desde el lado del larretismo difunden una exigencia de renuncia, aunque sea por razones éticas. Una variante insólita que algunos barajan es que Santos utilice uno de los pasajes que la OMT le cede para venir a la Argentina, hacerse presente en una sesión, votar, disimular el escándalo y volverse a Madrid. 

Transcurridos ya diez meses desde la mudanza a España, si la banca de Santos no resulta imprescindible, Ritondo seguirá guardando en el cajón la renuncia del exministro de Turismo de Macri. Y, como es obvio, la troupe de asesores continuará cobrando hasta que se le termine el mandato.

Es lo más probable. Porque en la última sesión de la Cámara de Diputados, el jueves pasado, en que se suprimió el vergonzoso trámite de la fe de vida de los jubilados, estuvieron ausentes 20 diputados de JxC. O sea, Santos multiplicado por 20. Eso augura que en el macrismo no moverán ni un dedo para cambiar la situación del diputado nacional que, en 2023, ya registra cinco ausentes por licencia.