Brasil registró deflación en el mes de junio del 0,08 por ciento, según informó el martes el Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (Ibge). Ese inusual comportamiento de los precios, cuyo índice general cayó respecto al mes previo, era esperado por los analistas y se explicó mayormente por menores precios de los vehículos, los alimentos y combustibles. La inflación de Brasil viene desacelerando desde febrero en la comparación mensual y desde julio de 2022 en la comparación interanual. La variación en el último año fue 3,16 por ciento, es decir menor a la meta del Banco Central del 3,25 por ciento. La autoridad monetaria sigue de cerca los números, el mercado laboral está robusto, dicen, y prefieren no bajar aún más la tasa de interés.
El resulta de junio se explicó por la caída de los precios de los dos principales componentes de la canasta representativa del consumo brasilero: los alimentos y bebidas un 0,66 por ciento y el transporte en 0,41 (juntos dan cuenta del 42 por ciento del índice). Sobresalió en el segundo grupo la merma del precio de los vehículos nuevos y usados cayó producto de un programa gubernamental de descuentos para compra de autos populares, “sin el efecto sobre el precio final de los vehículos el índice de junio habría registrado un alza de 0,03 por ciento” advierten especialistas consultados por el diario O Globo.
Además cayeron todos los combustibles (la gasolina que tiene mayor peso en el rubro se retrajo 1,14 por ciento, el diesel 6,68 y el etanol 5,11 por ciento), mientras que aumentaron 10,96 por ciento los boletos de avión que también son relevantes en el índice. En tanto, en el rubro de alimentos y bebidas se destacó la disminución del aceite de soja del 8,96 por ciento, provocada por la caída general de los granos (en parte debido a una producción récord en Brasil). Esta caída impactó también en el precio de la carne y la leche dado que la soja se utiliza como alimento de los animales, aclararon desde el Ibge.
El rubro que registró el alza más importante fue vivienda con un 0,69 por ciento, explicado por el costo de la energía eléctrica residencial principalmente. Por otro lado, algunos especialistas consultados por el diario Folha advierten sobre la dinámica de la categoría de servicios, que aumentó 0,62 mensual y 6,21 por ciento interanual en junio, es decir bastante alejada del 3,16 promedio general. Por este motivo el Banco Central demora subsecuentes bajas de la tasa de interés pues el mercado de trabajo se recuperó luego de la pandemia.
La inflación mensual de junio de 2023 cerró en menos 0,08 por ciento, y en el acumulado del año alcanzó 2,87 por ciento. Fue la primera deflación desde el período julio a septiembre de 2022 cuando en campaña electoral el ex presidente Jair Bolsonaro aprobó un recorte impositivo de gran alcance aplicando un techo para el impuesto provincial ICMS sobre combustibles, transporte, energía y telecomunicaciones. Principalmente la caída de la gasolina empujaba los precios generales a la deflación entonces.
La inflación de Brasil se aceleró bruscamente en 2021 debido al impacto de la guerra ruso-ucraniana, pero el Banco Central ya venía incumpliendo por algunas décimas al alza su meta de inflación en 2019 y 2020. En 2021 la inflación se duplicó: pasó de un 4,56 por ciento en enero a 10 por ciento en diciembre de 2021 por el impacto sobre el precio de los combustibles (21 por ciento en diciembre) y alimentos (7,9 por ciento) principalmente. Recién en julio de 2022 la tendencia empezó a revertirse.