Te robaré un color
“Si vamos a tener fotografía en color, por el amor de Dios, tengamos un derroche y no estas lamentables fotos pintadas a mano”, exclamó Yevonde Middleton en 1932, durante un discurso ante la Royal Photographic Society que ya conocía los modos apasionados de esta fotógrafa. Defensora de los derechos de las mujeres y amante de la iconografía surrealista que llevó a sus retratos, Madame Yevonde (que vivió entre 1893 y 1975) fue pionera de la fotografía de modas y sociedad en la década del ‘30. Pero no sólo eso sino que además fue precursora en el uso del color. Ahora, la National Portrait Gallery de Londres reabre sus puertas tras permanecer cerrada durante dos años con una muestra que celebra seis décadas de carrera de esta artista. Yevonde: Life and Colour reúne más de 150 fotos, desde la familia real hasta escritores, artistas y estrellas de cine, incluidos Vivien Leigh y John Gielgud. También se exhibe por primera vez un retrato de Margaret Sweeny (que más tarde se convirtió en duquesa de Argyll, ganando notoriedad a través de su divorcio de alto perfil) y otro del poeta surrealista Edward James, además de una serie de autorretratos. Yevonde hizo de la fotografía un oficio a través de su participación en el movimiento sufragista. Luego, antes de la Primera Guerra Mundial, estableció su estudio en Londres. Su trabajo capturó la revolución de la moda femenina de la época (con cinturas lánguidas y calces más holgados), además de la creciente independencia de las mujeres en general. Apareció en todas las revistas del momento, como Tatler y Sketch. Mientras tanto, se convertía en un innovadora que apostó por técnicas sofisticadas: experimentó con contrastes singulares de luz y usó el proceso Vivex, una técnica de coloración muy difícil de reproducir en una época donde color y fotografía no iban de la mano. Su fotografía sintetiza gran audacia y talento visionario.
Todos los ojos en mí
Un anillo de oro diseñado por Tupac Shakur, engarzado con diamantes de cinco quilates y rubíes, es la pieza más impresionante de una subasta que realizará Sotheby’s a fin de mes para celebrar los cincuenta años del hip hop, desde su surgimiento en el Bronx en 1973. Tupac diseñó el anillo en 1996, justo antes de que le dispararan en uno de los misterios más grandes de la industria de la música, mientras había firmado un nuevo contrato con el sello Death Row y salía de un correccional de Nueva York. El anillo, que será subastado por un precio que oscila entre los 200 y 300 mil dólares, también lleva la inscripción “Pac & Dada 1996”. Así, Tupac quería celebrar su compromiso con Kidada Jones, la hija de Quincy Jones y Peggy Lipton. En un comunicado, Sotheby's consideró que “se trata de un intento de autocoronación” y de una simpatía manifiesta que sentía el artista por El príncipe, de Maquiavelo, además de una forma de mostrar poder. La forma de corona de la parte superior va en sintonía con la intención de “marcar el comienzo de una nueva era de prosperidad” para el artista, al igual que la selección de rubíes que exageran su alto perfil. Tupac lució el anillo durante su última aparición pública en los MTV Video Music Awards, solo unos días antes de su muerte. Otros objetos que se subastarán incluyen zapatillas y vestuario de músicos como Wu-Tang Clan, Nas, Ice-T y Afrika Islam, Fab 5 Freddy, Big Daddy Kane, Futura, Lee Quiñones, UNKLE y James Lavelle, fundador de Mo'Wax.
Bola del demonio
La tarde del domingo discurría apaciblemente en el marco de un festival familiar cuando la montaña rusa se detuvo. Como consecuencia, ocho pasajeros quedaron boca abajo durante varias horas y fueron necesarios los esfuerzos de los bomberos de diversas comunidades para liberarlos sin causarles más problemas de los que ya tenían. Ocurrió en Wiscosin durante el Forest County Festival que organiza cada temporada una comunidad de pueblos originarios de la zona. La montaña rusa se llama “Bola de fuego” y parece que estaba en un mal día porque venía deslizándose hacia abajo desde su bucle vertical cuando se detuvo debido a una falla mecánica. Así lo indicaría después un comunicado de prensa del equipo rescatista. Se envió personal de emergencia al lugar en 15 minutos, pero fue necesario solicitar un equipo de rescate adicional, incluidos tres camiones con escalera, que si bien venían de pueblos cercanos, tardaron unos 45 minutos en llegar. El primero de los pasajeros pudo volver a poner los pies en tierra dos horas después de que ocurriera el accidente y el último, casi cuatro horas después. Uno de los testigos aseguró que quienes mostraron mayor aplomo fueron los más chicos y contó que una nena les dijo a los rescatistas que primero se ocuparan de un señor mayor que estaba tremendamente asustado. “Esa nena se merece una medalla”, le dijo este hombre a la cadena radial NPR. Es probable que la nena se haya conformado con mantenerse muy lejos de la poco cándida Bola de Fuego.
El primer niño punk
Henri Fantin-Latour decidió pintar cuatro cuadros dedicados a sus artistas parisinos preferidos. Hubo dos para los escritores y uno para los músicos, pero la historia cuenta que tuvo problemas para juntar a los poetas. La idea original había sido retratar a Victor Hugo y otros famosos junto a un retrato de Baudelaire, pero como no quisieron posar, Fantin-Latour se tuvo que contentar con una segunda línea, entre la que estaban dos que convirtieron al cuadro en inmortal: Paul Verlaine y Arthur Rimbaud. Se los puede ver abajo, a la izquierda del cuadro, y de alguna manera se robaron el título de la pintura presentada en el Salón de París de 1872: “Un rincón de la mesa”. Junto a la mítica foto que tomó Etienne Carjat –que hace poco se utilizó para crear una imagen de IA que muchos compartieron creyendo un descubrimiento auténtico– esta pintura es la representación de Rimbaud más difundida, y ciertamente la más famosa en la que se lo puede ver junto a Verlaine. Además, es la pintura que eligió Patti Smith, que adora la poesía en general y a Rimbaud en particular, para celebrar en sus redes sociales dos eventos que ocurrieron un 10 de julio. Por un lado, en esa fecha pero en 2005, recibió la medalla de comandante de las letras francesas. Y el lunes pasado también se cumplieron 150 años de un momento cumbre dentro su panteón personal. “El 10 de julio de 1873 un drama muy cargado se desarrollaba en un hotel de Bruselas”, escribe Patti. “El poeta Verlaine, ebrio y desesperado, le disparó en la muñeca a su amado compañero, Rimbaud, con un pequeño revólver. El desafortunado incidente resultó en 18 meses de prisión para uno y una efusión literaria frenética pero enfocada de quien, a raíz de la agitación emocional y física, produjo una obra maestra innegable: Una temporada en el infierno”. En diversas oportunidades, Patti se ha referido a Rimbaud como “el primer niño del punk” y un “gran genio lingüístico, tan bendecido como maldecido" de quien se enamoró con sólo 16 años. Referencia constante en su obra, ella ha alabado su “inteligencia suprema y su amor, combinados con la energía anárquica de la juventud”. Así que esta es una buena fecha para recordar que la vida supo ser un festín donde corrieron todos los vinos, donde se abrieron todos los corazones. Falta poco para sentar la belleza en las rodillas, sentir su amargor y con una injuria, pasar a la historia. Como Arthur, el poeta de las iluminaciones y el infierno, el traficante de esclavos o de belleza, táchese lo que se prefiera o lo que corresponda.