Más que café

Hablar hoy de café de especialidad en Buenos Aires es un lugar común: se multiplican por decenas las opciones en barrios de la ciudad. Sin embargo, no son tantas las que, además de darle importancia al origen de los granos de café, a su tostado y al modo de elaborarlo, también le confieren un papel protagónico a lo se come junto, ese acompañamiento que puede mejorar (o empeorar) la experiencia cafetera. 

Chiara Caversaschi, cocinera y fundadora de Caversaschi & Co, intenta ser una de las bienvenidas excepciones: en su cafetería, además de buen café (tostado por Puerto Blest, espressos desde $500) ofrece muy buena pastelería, priorizando la calidad de la materia prima y transformándola en un irresistible mostrador repleto de productos, muchos de ellos típicos de Argentina. Aquí el tamaño sí importa: “Soy generosa con las porciones, hay cosas que me gusta comer y dar de comer. Cocinar es dar amor comestible, la parte reconfortante es fundamental”, cuenta. Y lo demuestra por ejemplo con su gran medialuna de 140 gramos ($650), con mucho aroma a naranja y repleta de almíbar; también, con uno de los favoritos de la casa, el chipá ($650) que ofrecen en distintas versiones y con diferentes tipos de rellenos, como el que incluye hongos o el de bondiola braseada.

Las facturas clásicas lideran el desayuno y la merienda porteña: una rica opción es la berlinesa ($650) que sale con doble relleno, mitad crema pastelera y mitad dulce de leche (felices los golosos indecisos). No falta tampoco la chocotorta ($2200) con una generosa cantidad de capas alternando galletas y relleno.

Dentro del capítulo salado salen opciones como la tostada de palta ($2400) o la de ricota casera con repollitos de Bruselas, espárragos y parmesano ($2300); suman sándwiches como el grilled cheese ($1700) con tres quesos, cebolla caramelizada y hongos; y el ya conocido de mortadela y burrata ($3200) que sale en focaccia con pistachos y pesto. 

Café, medialunas y algo más: una muestra de la nueva porteñidad.

Caversaschi & Co queda en Nicaragua 5510. Horario: martes a viernes de 8 a 20; sábado y domingo de 9 a 21. Instagram: @caversaschico.

Carne, siempre carne

Es infinita la cantidad de parrillas que hay en Buenos Aires, emitiendo ese humo de la carne que carameliza sobre los hierros calientes, un aroma omnipresente en las calles porteñas que deslumbra a locales y turistas por igual. Y si de clásicos se trata, ahí está La Dorita, mezcla de parrilla y cantina que, desde 2002, es un éxito indiscutido. Que lo hacen bien, está claro: para un local gastronómico, mantenerse abierto desde hace más de 20 años es toda una hazaña.

El salón es de estilo clásico con manteles y servilletas de tela blanca impecable, sumando detalles modernos que combinan bien. Con esa lógica entre lo de siempre y lo de ahora, La Dorita convoca a clientes variopintos, desde grupos familiares y de amigos en mesas grandes hasta parejas en plan de a dos.

Para empezar la comida, los bestsellers de la casa son los buñuelos de acelga con mayonesa de sriracha; también las clásicas empanadas y, cómo no, la siempre bienvenida provoleta que sale sola o versionada con diferentes combinaciones y acompañamientos. De lado más parrillero, es infaltable el matrimonio de chorizo y morcilla; y para quienes no quieren decidir, siempre vale la tabla de achuras ($3900), que a estos dos embutidos suma riñones y chinchulines.

A tono con la lógica del lugar, La Dorita apuesta fuerte a los combos para compartir al medio de la mesa, como la tabla de carnes (vacío, matambrito de cerdo, ojo de bife, morrón relleno con huevos fritos y ensalada, todo a $10100), también parrillada para 3 personas ($12500) o una super milanesa de bife de chorizo que alcanza hasta 4 personas ($7500). De los cortes, sale mucho la entraña (para 2 a $6500) y otros especiales de la casa como el vacío fino, la picaña o el asado del centro 5 costillas.

Buena materia prima, buenos precios y un servicio instruido y aceitado parecen ser el secreto de esta parrilla apta todo público. Un nombre que ya es parte del paisaje cárnico de la ciudad.

La Dorita queda en Humboldt 1892 (sucursal en Bulnes 2593). Horario de atención: todos los días de 12 a 24. Instagram: @ladoritaparrilla.

¡Santa pizza!

Ubicado en la esquina de Charcas y Godoy Cruz, Santo Bar de Pizzas es el típico bar de herencia porteña basada en el gusto tradicional, pero cuidando algunos detalles de la contemporaneidad, por ejemplo, la masa madre de larga fermentación en la masa de sus pizzas y la utilización de ingredientes que escapan al lugar común de la Av. Corrientes.

El lugar abre temprano desde la mañana con desayunos clásicos y combos armados (café con dos medialunas de manteca a $1650, entre otros); al mediodía ofrece menús ejecutivos de tres pasos y por la tarde tienen pastelería casera como budines, alfajores o tortas. Más allá de esta oferta, la especialidad de la casa es la pizza, fina y a la piedra, con buen piso y bordes alveolados. Se ofrece en formato individual, mediana o grande de hasta dos gustos. En un menú extenso destacan la fugazzeta rellena de dos kilos de pesa, que trae un interior de mozzarella y jamón cocido, toda cubierta con cebollas en pluma, provolone, aceitunas negras y orégano ($6300 la grande; $5100 la mediana) o la Gran Santo ($ 6400/5200/2900) con salsa de tomates, mozzarella, jamón cocido, provolone en dados, huevo a la plancha, aceitunas y orégano. Otras opciones: hongos, jamón crudo y rúcula, cebolla y queso azul, cheddar y panceta, entre varias más. La propuesta suma una rica fainá que también sale en distintas versiones (la de provolone gratinado cuesta $990) y contundentes empandas fritas o al horno ($650) con más de 15 variedades; ahí están las de siempre (como la de carne cortada a cuchillo) y otras como la de matambrito de cerdo con cebolla caramelizada y queso.

La carta se completa con postres tradicionales, donde brillan los panqueques ($1900) y el flan casero ($1390); y, de vuelta, otros más exóticos, como la empanada con dulce de leche, banana, nuez y salsa de arándanos (2 x $1500). Y, para beber, hay cocteles, vinos de bodegas clásicas y cervezas industriales.

Sabores intensos, lógicas argentinas, mirada actual: eso es Santos Bar de Pizzas.

Santos Bar de Pizzas queda en Charcas 4799. Horario: lunes a sábado de 8:30 a 24:30; domingo de 14:30 a 24. Instagram: @santobardepizzas.