Argentina Cádiz es la voz del flamenco en Argentina y la única mujer gitana que canta en público por estos territorios. Canta desde que era una niña pero arriba de un escenario lo hace desde el '96, junto a su compañero Emilio que la acompaña en la guitarra y en algunas ocasiones también con su hijo Juan, que es percusionista. Lo que empezó como un cante en una juerga gitana en la despedida de una amiga, llegó hasta el emblemático tablao flamenco más antiguo de Buenos Aires, donde Emilio brindaba sus shows.
Dentro del flamenco la familia Cádiz ocupa un lugar importante. Basilio, el hermano de Tina, era un prodigio de ese género musical, conocía todos los palos y su historia. Es recordado por su generosidad y por liderar junto a su hermano Baldomero el grupo musical Los Tarantos. Logró unir a gitanos flamencos y tangueros argentinos en un mismo set para que bailen y hagan música. Llegó a cantar con Sandro, el ídolo argentino que supo reivindicar la tradición y cultura gitana y grabaron un disco.
Tina llegó a Argentina en el vientre de su madre, en 1968, le faltaban tres meses para nacer. El padre de Tina nació en Jaén, una ciudad de Andalucía y su madre es de Alcalá de Henares, la cuna de la literatura española, ubicada en Madrid. Abandonaron España junto a su padre y sus dos hermanos, escapando de la crisis económica y Argentina les encantó. Lxs Cádiz tenían familiares que ya estaban experimentando la vida aquí, de telegrama en telegrama se fueron enterando que les iba bien y que fueron recibidxs con cariño. Por esos años fueron muchas las familias gitanas que migraron a Argentina.
Con un perfecto acento español, Tina cuenta que tiene cinco nietes y tres hijes. Lleva su largo pelo lacio recogido, tirante hacia atrás, uñas largas y finas, labios rojos. Recuerda su niñez como una etapa feliz, nunca estuvo escolarizada, su mamá y su papá contrataron a un profesor para que le enseñara en su hogar. Las familias del pueblo gitano tienen un sentido de la unión y la comunidad que las atraviesa profundamente, son arraigadas, conviven en todo momento, son familias enormes, no tienen un límite, se acompañan en las buenas y en las malas, incluso en estas últimas es donde se hace más presente esa unión.
"Recuerdo que en mi casa siempre ha habido fiestas, alegrías, ocasionales o no ocasionales, se daban porque sí. Se juntaban mi padre -que en paz descanse- con cuatro amigos a jugar una partida en el famoso 36 Billares, se ponían a tomar dos copitas y ya se armaba una fiesta. De pronto llegaban más familias, se incorporaban y de ahí surgía lo que es una juerga flamenca, no porque hubiera un compromiso o un cumpleaños, era un momento de alegría donde recordaban algo y ahí surgía una fiesta, la unión siempre estaba ahí latente."
Tina creció en el barrio de Congreso, lugar predilecto de las familias gitanas en los 90, se calcula que por esos años había alrededor de 600 familias. Luego se fueron desplazando hacia otros barrios. Se estima que en Argentina habitan unos 300 mil gitanxs, lo que posiciona al país como el segundo con mayor integrantes de este pueblo de la región latinoamericana, el primero es Brasil, donde viven un millón.
¿Qué caracteriza a la tradición gitana?
--El respeto y el cuidado hacia los mayores de la casa y la manera de estar pendiente de los hijos es muy particular. El hijo, sobre todo el hombre, nunca sale del entorno de la familia, la hija sí, por ser mujer se casa y tiene que vivir con los suegros, aunque de manera independiente, no viven en la misma casa, pero sí está a lo que diga el marido y los suegros. El hombre cuando se casa, se queda independientemente también en su casa, pero si, por ejemplo, los padres deciden irse del país, es más probable que el hijo vaya con el padre a que se quede. Si se queda lo hace siempre teniendo ese contacto directo, pero si el padre se empecina con que el hijo tiene que irse con él, se va.
¿Qué sucede si un hombre o una mujer de la comunidad gitana decide casarse con alguien que no lo es?
--La ilusión de un matrimonio gitano es que un hijo se case con alguien que es de sus raíces pero hay casos hoy en día que eso no sucede, más en los hombres. Las mujeres sí, aquí por lo menos se respeta todavía esa tradición porque ya nacen en la cultura así, es decir, no es que se lo imponen, sino que ellas mismas crecen con esa tradición y la respetan mucho porque quieren las leyes gitanas, las valoran mucho. Se casan con quien ellas quieren y eligen dentro de la comunidad gitana. Hay algunos casos en los que si el padre o la madre no ve un buen futuro para la hija, le ponen límites y tratan de impedirlo pero a la larga si se quieren se terminan casando, como dice la canción 'el amor es más fuerte'.
¿Cómo son los casamientos gitanos?
--Antiguamente, te podría decir que cuando se decía que una novia se casaba la fiesta empezaba diez días antes, no con vestidos de novia ni nada de eso, pero sí se invitaba a los padres, se armaba una fiesta, terminaba, al otro día lo mismo y así rigurosamente. Cuando llegaba el día de la boda la fiesta duraba hasta tres días. Es lo más normal del mundo, simplemente con la diferencia que ustedes a lo mejor termináis un casamiento a las cuatro de la mañana y empezais a las seis de la tarde y nosotros empezábamos a las diez de la noche hasta el otro día que se hacía otra comida para el mediodía y después seguía a la noche otra vez.
¿Cómo aguanta el cuerpo?
--Pues, comiendo mucho (ríe)
¿No les da sueño?
--¡Si hombre! a algunos les daba sueño y de lo que yo recuerdo de las bodas a las que fui en mi infancia, había colchonetas o coches donde se acostaban si les daba sueño, otros se iban para su casa, pero los más cercanos de la boda se quedaban.
Lo que el flamenco unió
A Tina le apasiona cocinar y algunas veces fue la encargada de los banquetes en los casamientos gitanos. Durante la pandemia junto a su amiga Clara Giannoni crearon "La cocina de la Tina" donde hacían comida gitana tradicional por Facebook Live y en cada encuentro Tina les regalaba una canción.
Clara es bailaora profesional de flamenco, baila desde los cuatro años, no es gitana, sin embargo, con Tina tuvo una conexión muy profunda y enseguida se convirtieron en grandes amigas. Son íntimas, casi hermanas, a pesar de sus diferencias culturales. Se conocieron compartiendo escenario en un emblemático tablao de Buenos Aires, comparten shows desde hace más de 15 años junto a otras figuras del flamenco local.
Clara destaca que tuvo la suerte de empezar de muy chica a trabajar con la familia Cádiz, primero con Basilio, el hermano de Tina y con Emilio, “fue una gran escuela para mí, eran muy generosos y aprendí mucho de ellos”, asegura.
¿Cómo forjaste esa amistad con una mujer no gitana?
--Yo me llevo muy bien con todas las bailadoras porque el respeto es mutuo pero sí se puede decir que con Clarita hay como un cariño especial. Fuera de mis años de artista, yo no había pensado que llegaría a tener amistad con una mujer que no es gitana. Soy de observar mucho a la gente y me gusta escucharlas hablar porque de ahí saco información de cómo es la persona. Clarita es una persona que siempre ha estado allí cuando uno la necesita, las personas se valoran porque sabes que no va a haber una traición nunca, eso es muy importante y muy difícil de conseguir hoy en día.
¿Se habla de machismo en la comunidad gitana?
--Creo que todo empieza y termina con el respeto. Yo te tengo que respetar a ti como eres y tú respetarme a mí como soy, creo que ahí empiezan los valores principiantes de lo que es una amistad o una relación y todo eso se empieza a desmoronar y a romper cuando el respeto no es mutuo. Creo que el respeto es lo principal y en relación al machismo, hay muchas maneras de nombrar esa palabra. En el gitano el machismo se refiere a que la cabeza de la casa es el hombre, aunque la casa la lleva la mujer en todos los sentidos, pero no solamente por el trabajo porque hoy en día trabajan los dos. Ya no es como lo que se hablaba antes de los gitanos. En casa de mis padres no ha habido un machismo de decir esto es así porque es así, el machismo era porque lo hablaban entre el matrimonio y si se podía llegar a un acuerdo, la mujer siempre con su astucia envuelve y trata de hacerlo, pero en los gitanos la última palabra siempre la tiene el hombre.
¿Sufriste discriminación por ser gitana?
--Sí, pero poca porque no tenía mucha relación con personas no gitanas, yo me movía en el núcleo de mi familia, solo me relacionaba con la gente del barrio cuando salía a comprar. Mis hijas sí han tenido discriminación en los colegios, las achacaban de que se robaban las cosas, hasta inclusive una de las veces la maestra la gritaba mucho, no porque mi hija fuera maleducada, simplemente que cuando ellas veían algo que no era normal contestaban en el tono de voz que tenían que contestar, como se les había educado en su casa. Cuando las maestras le decían ‘te callas la boca mocosa de m…’ mi hija le contestaba ‘¿por qué me hablas así si a mi madre no me habla así? y mi otra hija, la más chica le decía, ‘déjala que grite, si la que hace daño a la garganta es ella´.
¿Hay lesbianas, gays o personas trans dentro de la comunidad gitana en la que vivís?
--Que yo sepa no hay, por lo menos aquí no las he visto, seguramente en España habrá o no, no lo sé. Eso es muy difícil de responder pero creo que cuestionar no sirve, es tu vida, puedo estar de acuerdo o no. Eso es una palabra que se reserva, pero no significa que porque tú no seas lo que tienes que ser yo no pueda tener una amistad contigo. Ni que te lo vaya a criticar tampoco. Para mi gusto lo blanco es blanco y lo negro es negro pero no por eso soy yo la que tenga que dar un dictamen si está bien o mal.
¿Qué sentís cuando cantas?
--Hoy en día es mi pasión, la música es algo que viene con nosotros, que está con nosotros. Mi hijo está todo el día tocando y mandándome temas al wasap. A veces, trabajamos juntos con otro guitarrista y con Clarita y otras él toca de manera independiente.
Pueden disfrutar el cante de Tina junto a la bailaora Clara los sábados por la noche en Mala Cara Flamenco (Marcelo T de Alvear 1500).