La corriente libertaria extrema, referenciada hoy en Javier Milei, lleva ciertas cuestiones a un absurdo, tal es el caso de la comercialización de órganos, la venta de niños y la libre portación de armas de fuego. Sobre este último tema, afirman que la paz solo se consigue en una sociedad en donde todos estén armados. Apelan, una vez más, a una solución economicista para una problemática social. Sostienen que si la población está armada el costo esperado de quien sale a delinquir armado es mayor. Por ende, al correr su vida un mayor riesgo puede reprimir su intención inicial y desistir. Esta lectura sesgada de un problema social, a la que en algún momento suscribió también Patricia Bullrich, no guarda correlato con la realidad. Diversos estudios demuestran justamente lo contrario.
Los estudios realizados en la materia no hacen más que mostrar que la mayor portación de armas de fuego en los civiles trae mayor cantidad de muertes, producto de su utilización. Se incrementa el riesgo de homicidios, suicidios y accidentes, que también termina afectando incluso a menores de edad. Esto sin tener en cuenta que el que está dispuesto a delinquir puede hacerlo con un grado mayor de violencia ya que pone en riesgo su vida si todos están armados. Pareciera que lejos de persuadir, el uso extendido de armas de fuego, aumenta la apuesta.
Portación de armas en Estados Unidos y los países con más tiroteos
En el Estado de Wisconsin, en Estados Unidos, se habilitó la portación de armas ocultas en 2011. Esto aumentó un 10 por ciento su uso: entre 2004 y 2011, el 62 por ciento de los homicidios fueron perpetrados por un arma de fuego, mientras que entre 2012 y 2019 fue del 72 por ciento. Además, según un estudio publicado en 2019 en la revista "Journal of Empirical Legal Studies", los delitos violentos aumentaron entre 13 y 15 por ciento debido a la adopción de leyes que permiten la posesión oculta de armas en Estados Unidos.
Se estima que el amplio acceso a estas armas y la laxa normativa hacen que más de 39.000 personas mueran anualmente por disparos en ese país. Según datos del Archivo de Violencia Armada (GVA, por sus siglas en inglés), en 2021 hubo 690 tiroteos masivos y en 2022 se produjeron 648.
Además, Estados Unidos es el país con mayor cantidad de armas en poder de civiles, con 120,5 cada 100 habitantes (según datos publicados por Small Arms Survey en 2017), es decir más de un arma por persona. En ese sentido, según datos del Banco Mundial la tasa de homicidios en Estados Unidos en 2020 fue de 7 muertes por cada 100.000 habitantes.
Por otra parte, según estadísticas de Amnistía Internacional mueren más de 500 personas por día en todo el mundo a causa de la violencia con armas de fuego. Además, el 44 por ciento de los homicidios conllevan violencia armada. Esta organización expresó que en América latina y el Caribe está extendida la violencia con armas de fuego debido a su fácil acceso, junto con una regulación insuficiente o una aplicación deficiente de la legislación concebida para combatirla. A esto se le suma “la corrupción, la delincuencia organizada y el mal funcionamiento de los sistemas de justicia penal”. El porcentaje de homicidios con uso de armas de fuego en Brasil es del 72 por ciento y en El Salvador, de 91,1 por ciento.
Portación de armas en Argentina
En el país, la portación de armas está regulada por la Ley 20.429. La Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC) se encarga de aplicar y fiscalizar el cumplimiento de esta ley y es el organismo en el cual se tramita la credencial de Legítimo Usuario Individual de Armas de Fuego. Según las estadísticas realizadas por el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, en 2020, se estima que el 10 por ciento de la población estaría armado (solo el 30 por ciento de ese total está registrado).
En Argentina mueren aproximadamente ocho personas al día por el uso de armas de fuego, según datos del Ministerio de Salud. Está claro que las armas en vez de proteger expanden la violencia teniendo a mano como posibilidad la eliminación del otro como ser humano. La evidencia empírica muestra que a mayor tenencia de armas, mayores serán las muertes. No son un instrumento efectivo para la defensa, sino por el contrario, al contar con las mismas existe una mayor probabilidad de terminar con la vida del portador o con la de sus allegados. En 2021 (último año publicado por el Ministerio de Seguridad) hubo 2093 víctimas de homicidios dolosos, de las cuales el 52,3 por ciento fue debido al uso de armas de fuego.
Qué dicen Milei, Espert y Bullrich
La corriente liberal sigue promoviendo la violencia armada. José Luis Espert, candidato a senador nacional de Juntos por el Cambio, aseguró que a los delincuentes hay que “transformarlos en queso gruyere” y que “para que empiecen a tener miedo tienen que haber algunos que terminen bien agujereados, sino el mensaje no queda claro”.
Patricia Bullrich, precandidata presidencial de Juntos por el Cambio, declaró en 2018 que Argentina "es un país libre", por lo que "el que quiere estar armado que ande armado". Sin embargo, a principios de este año con la candidatura presidencial en mente, habló sobre la doctrina aplicada en Estados Unidos y manifestó que no está de acuerdo con que se aplique en el país.
“Estoy a favor de la libre portación de armas”, aseguró en varias oportunidades Javier Milei, diputado nacional y precandidato a Presidente. Además, sostuvo que “aquellos estados de Estados Unidos que tienen libre portación de armas tienen muchos menos delitos”, lo cual es una falacia, como al libertario le gusta decir.
En definitiva, los datos muestran que el uso de armas no genera ningún beneficio para la sociedad, sino todo lo contrario. Trazando un paralelismo con el discurso de Hayek, donde expone que el Estado tiene la “fatal arrogancia” de creer que puede coordinar toda la economía, en este caso el poseedor de armas puede sentirse con esa misma “fatal arrogancia” (aquí está mejor empleado el término “fatal”) de decidir quién vive y quién no. Por ende, incide en la libertad y el derecho a la vida del prójimo.
* Economista, miembro de Fundus.