Un ataque con explosivos contra un vehículo en el que se trasladaban funcionarios de seguridad dejó al menos seis personas muertas, de las cuales tres eran policías, y otras 12 heridas en el estado mexicano de Jalisco. "Se trata de un hecho sin precedentes que pone de manifiesto de lo que son capaces estos grupos de la delincuencia organizada. Este ataque representa también un desafío contra el Estado mexicano en su conjunto", dijo el gobernador Enrique Alfaro.
El ataque ocurrió a las 20 horas del martes, cerca de la ciudad de Guadalajara, y tuvo como blanco un auto en el que se trasladaban funcionarios de seguridad. El atentado se produjo cuando un grupo de oficiales acudió a atender el llamado de una mujer, integrante de un colectivo de familiares de personas desaparecidas, que reportó que había recibido una llamada anónima con pistas para encontrar fosas clandestinas, explicó Alfaro.
Para darle seguridad a los grupos de madres buscadoras y asociaciones, este tipo de búsquedas ya no se realizarán hasta que no se tenga un protocolo adecuado. El gobernador dijo que el gabinete de seguridad de Jalisco se encontraba en "sesión permanente para investigar el atentado", cuya autoría no fue atribuida a ninguna organización criminal en particular.
El estado es la base de operación del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones del narcotráfico más poderosas de México, con presencia en buena parte del territorio nacional. Los medios mexicanos dijeron que las autoridades indagaban si se trató de un ataque con granadas o de una mina de fabricación artesanal, un método que el CJNG usó en otros estados mexicanos como Michoacán.
El domingo pasado, autoridades reportaron también un ataque con un dron cargado con explosivos contra una vivienda en la localidad michoacana de Apatzingán, que dejó una persona lesionada. En junio pasado, otro inusual ataque con explosivos con un coche bomba provocó la muerte de un agente de la Guardia Nacional y dejó a otros tres heridos en el estado central de Guanajuato. Esa modalidad de ataques es poco frecuente en México, un país sacudido por la violencia ligada al narcotráfico.
Desde 2006, cuando fue puesta en marcha una ofensiva militar contra el crimen organizado, México acumula unos 350 mil asesinatos, la mayoría adjudicados a grupos de narcotraficantes, así como decenas de miles de desaparecidos.