Desde Roma
En 2023 sufren hambre 122 millones más de personas que en 2019, antes de que comenzara la pandemia. Y esto es debido a múltiples crisis, políticas y económicas en muchos países, y a conflictos locales, pero también a la guerra en Ucrania. Al principio, en febrero de 2022, la guerra bloqueó la exportación de productos agrícolas de parte de Ucrania y la exportación del petróleo ruso. Y ambas medidas hicieron aumentar los precios en todo el mundo, especialmente de los alimentos.
En efecto en 2023 son 735 millones las personas que sufren hambre en el mundo, en comparación con los 613 millones de 2019. Y estos datos significan que el hecho de poner fin al hambre en 2030, que se habían planteado como objetivos varios países y organizaciones internacionales, será muy difícil de cumplir.
El hambre en Africa
El “Informe mundial sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, donde aparecen todos estos datos, fue elaborado por cinco organismos de Naciones Unidas, entre ellos la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), el FIDA (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola), Programa Mundial de Alimentos (las tres con base mundial en Roma), además de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y Unicef (Fondo de la ONU para la Infancia).
Según un comunicado del FIDA, en muchos lugares han habido mejoras pero en otros la situación se ha agravado muchísimo. En 2022, se observaron progresos en la reducción del hambre en algunas regiones de Asia y en América Latina. Pero en cambio siguió aumentando en Asia occidental y en muchas regiones de África. África sigue siendo la zona más afectada ya que “una de cada cinco personas enfrenta al hambre, más del doble de la media mundial”, precisó el comunicado. En África cerca del 20% de la población sufre el hambre mientras en Asia el 8,5%, el 6,5% en América Latina y Caribe y el 7% en Oceanía.
América Latina progresa
“La única región que ha mostrado progresos en cuanto la seguridad alimentaria es América Latina, especialmente Sudamérica”, dijo el Informe. Algunos de los datos publicados por el Informe y referidos a América Latina son significativos. En el Caribe, los desnutridos en relación a la población total fueron en 2004-2006 el 18,4% pero Haití superó ampliamente esa cifra llegando al 51,8% de la población. Entre 2020 y 2022, la desnutrición disminuyó en ambas casos: Caribe llegó al 15% y Haití al 45% de la población.
En América Central, los países que más sufrieron la desnutrición de su población en 2004-2006 fueron Guatemala (19,4%), Honduras( 22,6%) y Nicaragua (22,9%). En 2020-2022 Guatemala disminuyó al 13,3, Honduras al 18,7% y Nicaragua al 17,8%.
En América del Sur, los países con más desnutridos en 2004-2006 fueron Bolivia (27,1%), Ecuador (22,3%) y Venezuela (8,3). Pero en el período 2020-2022 Venezuela aumentó al 17,8% mientras los otros estados disminuyeron, Bolivia al 19,1 y Ecuador al 13,9%.
Los tres países con menos problemas en este sentido en Sudamérica son Chile (3,2 y 2,5% de desnutridos en 2004-2006 y 2020-2022 respectivamente), Uruguay (2,9 y 2,5%) y Argentina (3,8 y 3,2% )
“Hay rayos de esperanza, algunas regiones están en vías de cumplir ciertas metas nutricionales para 2030. No obstante, en general, necesitamos un intenso esfuerzo mundial inmediato para rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debemos fomentar la resiliencia frente a las crisis y perturbaciones que causan inseguridad alimentaria, desde los conflictos hasta el clima”, señaló Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, en un mensaje vídeo durante la presentación del informe en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Atención a la super urbanización
En el informe se analiza también el aumento de la urbanización como una “megatendencia” que incide en los alimentos que consumen las personas y el modo en que lo hacen. Dado que se prevé que en 2050 casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades, los gobiernos y otros agentes que trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición deben intentar comprender estas tendencias de la urbanización y tenerlas en cuenta al formular sus políticas. Para promover eficazmente la seguridad alimentaria y la nutrición, las intervenciones en materia de políticas, las medidas y las inversiones deben estar guiadas por una mayor comprensión de la compleja y cambiante relación que existe entre el rural-urbano y los sistemas agroalimentarios, precisó el Informe.
La inseguridad alimentaria, dijo por otro lado el Informe, afecta más a las personas que viven en las zonas rurales. La inseguridad alimentaria moderada o grave afecta al 33% de los adultos que viven en las zonas rurales y al 26% de los que viven en las zonas urbanas. “La malnutrición infantil también muestra particularidades urbanas y rurales: la prevalencia del retraso del crecimiento en niños es mayor en las zonas rurales (35,8%) que en las zonas urbanas (22,4%)”, concluyó el comunicado del Fida.
Otra cosa alarmante que dicen los datos del Informe es que también está aumentando en todo el mundo el consumo de alimentos super procesados, especialmente en las zonas rurales y periféricas, y esto ayuda al crecimiento de la obesidad, en niños y jóvenes especialmente.