Saxo, pandemia y después. Jorge Retamoza presenta dos de sus trabajos más recientes, con los que prolonga sus búsquedas en torno al lenguaje del tango en el siglo XXI. El viernes a las 21, en Je Suis Lacan (Balcarce 749, San Telmo), el saxofonista y compositor interpretará Encuentro en Buenos Aires - Suite en Tres Movimientos y Suite del Año de la Tanguedia, junto a Matías Rubino en bandoneón, Gastón Harisquiry en piano y Roberto Seitz en contrabajo. Ambas obras ya fueron grabadas y filmadas –la primera con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes y la segunda con el apoyo del plan de Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires y la Fundación Itaú– y se pueden ver y escuchar en el canal de YouTube de Retamoza.

“Son trabajos que compuse en épocas de pandemia”, advierte Retamoza cuando inicia la charla con Página/12. “Encuentro en Buenos Aires es la prolongación de un tema que había escrito en 2020, a propósito del centenario de Piazzolla que se acercaba. Pero después se cerró todo, tuvimos que quedarnos en casa y compuse una suite en base a esa primera idea. Es una música que inevitablemente refleja esa experiencia tan rara para todos”, explica el saxofonista. “Suite del Año de la Tanguedia es el después de lo que vivimos, el raconto, la reflexión, que nació a partir de una música que tenía escrita desde hacía varios años, compuesta pensando más en la tradición clásica, que desarrollé y adapté para el cuarteto”, agrega Retamoza.

El tango interpelado por la experiencia del jazz y la lógica de la música de cámara. Desde esa consigna, Retamoza traza las coordenadas de una búsqueda que sin dejar de mirar al frente sabe escuchar por los costados. El saxofonista asegura que después de numerosas experiencias, en gran parte plasmadas en ocho discos como líder, encuentra en la combinación de su instrumento con bandoneón, piano y contrabajo, un espacio ideal para su música. “Para mí este cuarteto representa una especie de síntesis. Sobre todo porque es el mejor entorno sonoro para combinar el saxo con el bandoneón y en particular el saxo barítono. Sentir que podemos tocar al unísono con el fueye, sin sacrificar la característica sonora de cada uno suma mucho”, asegura el músico.

Prueba y error, Retamoza experimentó su acercamiento al tango con el saxo soprano, el alto y el tenor, combinado en distintas formaciones en busca del sonido ideal. “De a poco me fui corriendo hacia los registros más bajos, que son los que más me gustan. En el saxo barítono encontré eso que te decía, la independencia tímbrica”, asegura. “Por otro lado, este no es un trío que acompaña a un saxofonista, sino que somos un cuarteto, tocamos juntos desde hace casi 10 años. Inevitablemente compongo pensando en eso, siempre dejando el espacio indispensable para que cada uno pueda desde su instrumento mejorar lo que yo hago”, continua Retamoza y agrega: “Naturalmente hay espacio para la improvisación. Pero ojo, siempre dentro del lenguaje tanguero, con el vocabulario del tango. Una de mis obsesiones en estos años fue la de llegar a plasmar un idioma tanguero para la improvisación. Lo que hago no es fusión, es tango”.

Como gran parte de los saxofonistas, Retamoza se formó orientado desde el jazz. “Hasta los treinta años me moví en ese mundo, buscando el sonido de Cannonball Adderley o de John Coltrane. Pero no me resultaba satisfactorio, no me sentía representado. Un día, en uno de esos seminarios de jazz que se hacían en Las leñas, mostré a unos colegas algunos temas míos y me dijeron ‘esto suena re-tanguero’. Era una música dentro de la lógica del jazz, pero con acentos tangueros”, recuerda el saxofonista, que a partir de ahí dio otra vuelta de tuerca a su búsqueda. “Como mis padres eran grandes bailarines de tango, en mi casa estaban los discos de las orquestas más representativas. Me puse a tocar el saxo arriba de los discos, como antes había hecho con Coltrane y tantos otros, para entender los fraseos y la dinámica de los arreglos de esas grandes orquestas. Paralelamente empecé a analizar la música del quinteto de Piazzolla y del Quinteto Real y lo que por entonces se conseguía de Rovira, que no era mucho, y empecé a transcribir”, relata Retamoza y recuerda que en algún cuaderno Istonio están transcriptos los solos de Gerry Mulligan del disco Reunión cumbre, con Astor Piazzolla. “Este es un proceso que todavía hago, sobre todo como docente, porque enseño desde ese lugar”, agrega.

-- ¿Cómo hace las cuentas con la tradición un compositor de tango en el siglo XXI?

-- Lo que me impulsó a componer fue la idea de colocar el saxo en el “planeta tango”. En general, yo hago un esfuerzo muy grande en evitar las soluciones propuestas por los grandes maestros y busco mis propias estrategias. Hay figuras, como la de Piazzolla o Salgán, que se proyectan muy fuerte sobre nosotros, pero más allá de los estilos y sus yeites, hay un mundo melódico y armónico que es muy generoso y que tiene sus puertas abiertas. Sobre eso trabajé en todos estos años, para encontrar una idea original de tango desde mi instrumento, convencido de que algo quedará de esto.