La memoria de un beso
Como cualquier cosa que sea considerada un clásico, la canción que Lucas editó en el medio de la Deep Cuarentena habla de su propio tiempo pero lo trasciende por completo. La pandemia, el trap, los futuros obsoletos, el rock nacional. Un carromato tirado por humanos. Un solo de guitarra. Las pruebas de un amor pasado de rosca que se murió hace dos mil años. “¿Ves ese camión?”, pregunta el desesperado. “Tiene droga en su interior/ la incautamos para vos/ como muestra de valor/ porque sos buena en el perdón/ y difícil en el amor”. La respuesta está en el clímax y se repite catorce veces: “Es inútil”.
Basta de Berlín
No es la primera vez. Hace una década, Martí grabó Por 200 años más y puso una torta en la tapa de su disco para celebrar el Bicentenario. Ahora el bondi pasó de largo y nos dejó varados con el gorro, la bandera y la vincha. Aferrado a la punta del obelisco como si fuera un paravalanchas, el tipo se sincera: “No me muestres Pina Bausch/ que tengo limitada la atención/ tengo ilusión de morir/ amando donde estoy”. Los teclados híper-líricos de Daniel Cardone y la voz de Manuela Mantero hacen un contraste brutal con el compás de reggaetón que se mete en el final. Si somos esto, parece decirnos la canción. “Yo odio el futbol, pero soy mega recontra-argentino”, admite Lucas. “Y este tema habla de eso: de ser argentino”.
Todos con todos
Desde su propia portada, este simple trae una noticia bajo el brazo: es el reencuentro con Migue y su reaparición musical y más o menos pública. “A instagram nadie entra, cada tanto alguien sale”, apunta Lucas. “Siglos de insomnio, huyendo a estar solos”, responde Migue. La barba sobre el pecho. La voz intacta. “Migue está súper”, dice Lucas. “Es una persona muy sabia y tranquila. En un momento tuvo cierta exposición y entendió que tenía que alejarse. Yo lo entendí y pasó el tiempo. Hace tres o cuatro años, estábamos caminando cerca de su casa con Ezequiel Muñoz y le tocamos un timbre. Old school. Eran un miércoles a las once de la noche. Y bajó como si nada. Hicimos un tema y estamos acá, loco. Está todo bien”.
Alejado del arte, cerca de QR
Se tenía que decir y se dijo. En el comienzo del simple, es apenas la tónica de un sintetizador y los versos incorrectos: “Qué fiaca me da ir a conocer ese bebé/ saber que detesta mi presencia y mi hedonismo/ que abusa de que acaba de nacer/ ignorándome”. Es una entrada efectiva, pero también resulta un engaño. A lo largo de toda la canción, Martí pasa a una segunda persona del recién nacido para hacer el relevo de partes con un beat echado para atrás. “Todos estamos alejados del arte y cerca del QR”, dice Lucas. “Desde que nací, no percibo algo más deprimente que tener que escanear un QR. Que transferirnos plata entre los amigos. Es el acto definitivo de alejamiento del arte”.