Ni el más distraído de los diccionarios impediría suponer que el término “festival” tiene que ver con “fiesta”. Que, a su vez, por su raíz en los ciclos religiosos, podría relacionarse con “recurrencia”, palabra que tiene que ver con “re-correr”, una forma de regreso, una repetición que en el intervalo de su recreación pone un juego un compás de tiempo. Donde hay tiempo hay espera y si hay espera hay “esperanza”, palabra que en sus derivas conduce a “prosperar”. Así es como, en la dinámica celeste del año cabal, la espera agota su tiempo, el ciclo se renueva y el festival recomienza con sus augurios festivos. Más allá del palabrerío y sus laberintos, el sábado, en el Teatro Colón, comienza una nueva edición del Festival Argerich.
Martha Argerich regresa al Colón, para hacer la música amada con amigos queridos ante un público cariñoso hasta el fervor. Si poner al Festival Argerich en el lugar de las tradiciones podría resultar exagerado, que la gran pianista argentina, una de las artistas más relevantes del último siglo, toque en su país con cierta continuidad, como lo hizo en los últimos años, convierte al evento, por lo menos, en una sana –y sanadora– costumbre. Un hábito, digamos, que no es difícil suponer que también en esta oportunidad producirá una de las manifestaciones artísticas más importantes de la temporada.
Hasta el domingo 30, el Festival Argerich ofrecerá ocho conciertos, en los que participarán los directores Charles Dutoit, Vasily Petrenko y Sylvain Gasançon, los violinistas Gidon Kremer y Madara Pētersone, los pianistas Nelson Goerner, Sergio Tiempo y Javier Perianes Granero y el trompetista Sergei Nakariakov, entre otros músicos de gran prestigio internacional, junto al Grupo Vocal de Difusión que dirige Mariano Moruja, la Orquesta y el Coro Estable del Teatro Colón, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y la Camerata Bariloche.
El concierto inaugural, el sábado a las 20, propondrá un programa de cámara con el protagonismo de Argerich. La pianista interpretará una obra que por su espíritu convulsivo y su carácter intemperante resulta de las más representativas del primer Romanticismo: el Quinteto para piano en Mi bemol Mayor Op.44, de Robert Schumann. Con ella estará Freddy Varela Montero y Tatiana Glava (violines), Fernando Rojas Huespe (viola) y Stanimir Todorov (violoncello). En la primera parte del programa se podrá escuchar el Noneto Op. 139 de Josef Rheinberger, del que participarán Fabio Mazzitelli (flauta), Alejandro Lago (oboe), Guillermo Astudillo (clarinete), Abner Da Silva (fagot), Gustavo Ibacache (corno), Freddy Varela (violín), Adrián Felizia (viola), Chao Xu (violoncello) y Elian Ortiz Cárdenas (contrabajo). El miércoles 19, Argerich compartirá con Nelson Goerner un recital a dos pianos, con un programa que incluirá En blanc et noir de Claude Debussy, la Sonata para dos pianos en Re mayor K 448 de Wolfgang Amadeus Mozart y las Danzas sinfónicas para dos pianos, Op. 45b de Sergei Rachmaninov.
En muchos sentidos Martha es una artista única, seguramente, pero también resulta interesante colocarla como parte de las dinámicas culturales de su tiempo y escucharla como parte de una genealogía de artistas distinguidos: los que en la médula del siglo XX alcanzaron distintas formas de perfección afectiva sobre la música del pasado y a través del disco lograron presencia planetaria. Esa genealogía tiene su descendencia en pianistas de la talla de Sergio Tiempo, que el viernes 21 ofrecerá un programa íntegramente dedicado a Frederic Chopin, que entre otras cosas incluirá la Sonata n°2 en si b menor Op. 35 y la Sonata n°3 en si menor Op. 58 del genio polaco. Nacido en Venezuela en el seno de una familia argentina de larga tradición musical, Tiempo comenzó muy temprano sus estudios de piano con su madre, la pianista Lyl de Raco, hija de los pianistas Antonio de Raco y Elizabeth Westerkamp, a su vez discípulos del gran Vicente Scaramuzza, maestro de generaciones de pianistas en Argentina, entre los que está la misma Argerich. Más tarde completó su formación con maestros de la talla de Nelson Freire y Michel Beroff, entre otros, y en la actualidad es uno de los nombres sobresalientes del panorama pianístico internacional.
El cuarto Concierto del Festival, el sábado 22, será una noche con grandes solistas y un director notable. La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, bajo la batuta del francés Sylvain Gasançon interpretará un programa particularmente interesante: Twilight, para dos violines y orquesta de cámara, del compositor georgiano Giya Kancheli, con Gidon Kremer y Madara Pētersone –integrante de la Kremerata Báltica–, en violines, y Concierto N°1 para piano y trompeta en Do menor Op.35 de Dimtri Shostakovich, con Martha al piano y el ruso Sergei Nakariakov en trompeta. El programa se completará con Metamorfosis, de Richard Strauss.
El lunes 24, Kremer regresará al escenario del Colón para hacer música de cámara con Argerich, con un programa que anuncia la Sonata para violín y piano en la mayor Op. 162 D. 574 de Franz Schubert y la Sonata para violín y piano n°5 Op. 53 de Mieczyslaw Weinberg. Del compositor polaco se escuchará además la Sonata para dos violines Op. 69, con la participación de Pētersone. El programa se completará con Requiem para violín solo (dedicado a los interminables sufrimientos de Ucrania), del compositor contemporáneo Igor Loboda.
La Camerata Bariloche, formación insignia de la música argentina, será protagonista de la sexta entrega festivalera. Para el jueves 27, bajo la dirección de César Bustamante, la Camerata anuncia un repertorio con el Concierto bradenburgués nº 5 en Re mayor BWV 1050 de Johann Sebastian Bach, con Freddy Varela en violín, Claudia Nascimento en flauta) y Fernando Cordella en clave; una transcripción para trompeta del Concierto para violoncello en Do de Franz de Joseph Haydn, con Sergei Nakariakov en trompeta, y el Concierto para piano nº21 en Do mayor K 467 de Wolfgang Amadeus Mozart, con Javier Perianes como solista.
Otra gran noche sinfónica se anuncia para la penúltima jornada del Festival Argerich, el sábado 29, que contará con la presencia, una vez más, de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, esta vez con dirección de Vasily Petrenko y Nelson Goerner como solista. El pianista sampedrino desde hace años radicado en Suiza, figura destacada de la música académica a nivel internacional, interpretará la Rapsodia sobre un tema de Paganini en la menor Op. 43; de Sergei Rachmaninov. El programa se completará con la Sinfonía Alpina Op. 64 de Richard Strauss.
El domingo 30 a las 17, el cierre del festival reunirá a la anfitriona con Charles Dutoit, que después de cuatro funciones de La carrera del libertino –18, 20, 23 y 25 de julio, dentro de la Temporada lírica–, prolongará su gesta stravisnkiana, con Les Noces. Cantata bailada o ballet cantado, según la definición de su creador, la obra de Igor Stravisnky contará con la participación de Martha Argerich, Iván Rutkauskas, Alan Kwiek y Marcelo Ayub en pianos, la soprano Jaquelina Livieri, la mezzosoprano Guadalupe Barrientos, el tenor Santiago Martínez y el bajo Hernán Iturralde, además del Grupo Vocal de Difusión con Dirección de Mariano Moruja. Al frente de la Orquesta Estable y el Coro Estable del Teatro Colón –que dirige Miguel Martínez– Dutoit completará el programa con la Sinfonía n° 7 en La mayor Op. 92 y la Fantasía Coral en Do menor Op. 80 de Ludwig Van Beethoven.
Con estas músicas y estos nombres Martha Argerich regresa a Buenos Aires, la ciudad donde nació hace 82 años, para animar su festival. La fiesta, próspera en recorridos y esperanzas, se convierte con su presencia en una especie de iluminación, destellos de talento extraordinario para desafiar las ligerezas de lo común. Fiel a su costumbre, también en esta edición el Festival Argerich reflejará algunas formas distinguidas del arte de tocar –de donde salen los mejores incentivos para el arte de escuchar– con ocho conciertos que serán ceremonias colectivas, acaso una manera de conjurar esos fantasmas de la soledad que suelen amenazar a los distintos, los verdaderamente grandes. Los que sin renunciar a la fragilidad de lo humano, como Martha, ya están a la altura de la leyenda.
* Las entradas para cada concierto se pueden comprar en www.teatrocolon.org.ar, o en la boletería del Teatro Colón (Tucumán 1171) de lunes a sábados de 9 a 20 y domingos de 9 a 17.