El Tribunal en lo Criminal Nº2 de La Plata, integrado por los jueces Claudio Bernard, Ezequiel Medrano y Carmen Palacios Arias, absolvió al intendente de Ensenada, Mario Secco, en el expediente que se le abrió por resistencia a la autoridad, perturbación al ejercicio de las funciones públicas y coacción agravada, a partir de los hechos del 14 de diciembre de 2017.
Ese día, Secco ingresó al recinto cuando la Cámara de Diputados se encontraba en cuarto intermedio, avanzó hasta el estrado del presidente, que en ese momento era Manuel Mosca, y depositó allí los cartuchos de los gases con que la policía reprimía e intentaba dispersar a los manifestantes, que reclamaban contra el paquete de leyes que se trataba, impulsado por la gobernadora María Eugenia Vidal. Existe abundante material fílmico y fotográfico de lo ocurrido, ya que todo el episodio fue registrado por cámaras y teléfonos de los presentes.
El Tribunal consideró que los hechos están prescriptos en dos de los tres delitos por los que se lo acusaba, y, al concluir que no hubo coacción, la tercera imputación que se le hacía, dictó el sobreseimiento de Secco y el de los otros cinco acusados.
Diciembre caliente
Si diciembre suele ser un mes convulsionado para la política argentina, en el que cada tanto se recuerdan o reavivan los fantasmas de 2001, ese de 2017 lo fue especialmente para el macrismo. El oficialismo de entonces venía de imponerse ajustadamente en las elecciones de medio término, gracias a la decisión de Florencio Randazzo de partir el voto peronista. En provincia de Buenos Aires, la lista más votada para senadores nacionales fue la que encabezaba Esteban Bullrich, seguido por Gladys González, con 41 puntos. Unidad Ciudadana, el sello recién creado por la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, obtuvo 37 y Randazzo, 5.
Envalentonado por ese triunfo, el oficialismo decidió acelerar con un paquete de reformas estructurales que le permitirían acercarse a su obsesión, bajar el déficit fiscal. El 13 de ese mes, intentó tratar en el Congreso de la Nación la reforma previsional. El saldo fue una batahola en las inmediaciones del palacio, que se prolongó durante casi 24 horas, con policías de la ciudad motorizados cazando gente, palos y gases a mansalva. Ahí fue cuando la entonces ministra de Seguridad y hoy precandidata a presidenta acuñó una expresión famosa: las “catorce toneladas de piedras” del kirchnerismo contra la democracia.
Así lo describió, por entonces, Página/12: “El Gobierno contestó con palos, perros, carros hidrantes y gas pimienta la decisión de los movimientos sociales y los gremios opositores de mostrar en la calle la extensión del repudio a la reforma previsional. En un intento por ahorrarle a sus diputados el mal trago de votar en medio de manifestaciones de protestas, terminó por sacar a primer plano su cara más autoritaria: primero adelantó, para hoy, la sesión de la Cámara baja con la que busca aprobar el ajuste jubilatorio. Como los gremios y organizaciones sociales anunciaron que entonces moverían su cronograma de protestas –los desocupados querían permanecer toda la noche con una vigilia en la Plaza del Congreso, mientras que las dos CTA y la Corriente Federal convocaron a movilizarse al lugar este mediodía–, el Ministerio de Seguridad desplegó un inédito operativo represivo sobre la plaza. Cientos de gendarmes, pertrechados hasta los dientes, dispersaron a los manifestantes que ya habían llegado al Congreso para pasar la noche, y se quedaron en el lugar, haciendo ostentación de fuerzas, de manera “disuasiva”. Tras la represión, la manifestación de esta tarde fue confirmada y sumó además la adhesión de la CGT”.
Un día más tarde, la escena fue similar, sólo que el epicentro del caos se trasladó de la porteña Plaza De Los Dos Congresos a la Plaza San Martín, sobre avenida 7, en La Plata, vecina al legislativo bonaerense. Ese día, debía tratarse la reforma del sistema previsional para los empleados del Banco Provincia, que contaban con un régimen propio. Los empleados, que expresaban su descontento en la plaza, recibieron gases y balas de goma, que Secco recogió del piso y llevó al hemiciclo, con la esperanza de detener la represión.
Pero la represión continuó, Secco fue procesado y finalmente se sancionó la ley 15008. Luego, en conferencia de prensa, sostuvo que querían atropellarlo para dar un mensaje político al conjunto de los intendentes peronistas.
Los sucesos narrados son contemporáneos del autodenominado “combate a las mafias”, articulado desde la mesa judicial bonaerense, para investigar y perseguir a líderes y militantes sindicales y opositores, como Juan Pablo “Pata” Medina y Roberto Baradel, pero también empresarios cuyos negocios ambicionaban, como el accionista mayoritario de La Salada, Jorge Castillo. También de esta época es el video ilegalmente filmado, y casualmente encontrado por personal de la AFI cuando borraba discos duros, en el que el ministro de Trabajo de Vidal, Marcelo Villegas, reunido con Julio Garro y Juan Pablo Allan entre otros, afirma que “si yo tuviera una gestapo para avanzar contra los gremios, lo haría”.
La reforma de la caja previsional del Bapro generó una catarata de demandas de los damnificados, que hubieran puesto al estado provincial al borde de la quiebra, si no hubiera quedado sin efecto por una medida cautelar de la Suprema Corte bonaerense.
Ese mes de diciembre marcó un cambio de humor social y de expectativas en la población respecto del gobierno de la alianza Cambiemos. Apenas cuatro meses más tarde, el presidente Macri anunciaría el refreso del Fondo Monetario Internacional, en calidad de prestamista de última instancia y auditor de las cuentas del país. Argentina había agotado toda posibilidad de endeudamiento privado en tan solo dos años.
Mario Secco es uno de los dirigentes más reconocidos por la militancia peronista de la provincia de Buenos Aires. Se crió en Punta Lara, en la franja costera de su distrito. Comenzó a trabajar en el municipio desde muy joven y enseguida se integró al sindicato, del que fue secretario general entre 1994 y 2003. Ese año ganó por primera vez una elección municipal, cargo que aún hoy ocupa. Se integró al Frente para la Victoria desde las filas del Frente Grande y nunca dejó de reivindicarse kirchnerista.
Es el anfitrión de la "mesa de Ensenada", un espacio de articulación política que reúne a intendentes, legisladores, sindicalistas y funcionarios bonaerenses que se referencian en CFK. En diciembre, tras su alegato en la causa Vialidad, donde anunció que no sería candidata, fue a reunirse allí con ellos.
Ensenada es, entre otras cosas, la ciudad natal de Hebe Pastor de Bonafini. Junto con Berisso, es uno de los distritos vecinos de La Plata. Hoy integra la tercera sección, pero existen proyectos parlamentarios para integrarlo a una región capital ampliada, que incluiría, además de los tres distritos mencionados, Brandsen, Magdalena y Punta Indio. La modificación le permitiría mejorar su representación seccional, ya que es un distrito de 50 mil habitantes que debe disputar con La Matanza y Lomas de Zamora, entre otros.